16 junio, 2024

Relatos que despertaron interés en la época de mi niñez

La llorona, El duende y El judío errante

Voy a escribir sobre estos personajes considerados reales para unos o fantasmas para otros y para la mayoría,   nunca existieron.

Estás historias, cuentos o relatos, se remontan a muchos años atrás, algunos de ellos eran contados en otros países.  Estos relatos se contaban en las familias donde la credibilidad e ingenuidad aún existían.

Los hermanos mayores nos llamaban y nos decían que nos teníamos que portar bien, y sacar provecho de lo que íbamos a escuchar. Y continuaban diciendo, la bisabuela se va a referir a lo que sucedía antes, mucho antes de que nosotros naciéramos.

Nos sentábamos alrededor de la mamá Carmen entonces ella empezaba hablar.

Muchas veces nos parecía una irrealidad lo que estábamos escuchando, pero eran narrados con tanta veracidad que nos quedábamos atónitos.

Empezaba a conversar:   “existió hace muchísimos años una mujer muy linda que decían se había ahogado en el rio…”. Nosotros mudos esperábamos que continúe.

Y seguía hablando: “así como existió esa mujer también existieron el Duende, el Judío Errante, el Ribiel y muchos más. Que, cuentan los entendidos, se llevaban a los niños y también a las mujeres hermosas…”.

Así seguía conversado, a nosotros a veces nos parecían solo cuentos, pero a veces parecía realidad. Mencionaba los sucesos con nombres y apellidos.

Para mí jamás dejó de impresionarme lo que hablaba la bisabuela, sobre estos seres que surgían en el hábitat del humano, la bisabuela dejó marcado que era realidad.

Y nosotros, mis hermanos y yo,  en nuestra ingenuidad estábamos convencidos que estas historias que escuché, en vivo y directo, de la boca de mi bisabuela doña Carmen Vernaza Urriola, hace muchos años atrás, digamos en los años 1945 ,46 etc,. eran realidad.

Vivía mi bisabuela con nosotros en casa de mis padres, esta señora alta y delgada y muy guapa, era muy conocida en la ciudad de Esmeraldas como doña Carmen, casada con un señor manabita llamado Ramón Saavedra, corría en ese entonces el año 1948.

Cuando se acercaban ciertas festividades en especial Semana Santa, se notaba mucho recogimiento en los hogares y los hermanos mayores nos solían decir ya se acercan las fiestas religiosas hay que portarse bien y siempre escuchar a los mayores.

 Doña Carmen era la abuela de nuestra madre, pero mi madre la quería como mamá   y nos enseñó a nosotros a respetarla y quererla.

La mamá Carmen nos solía llamar y nos hacía sentar en el suelo en una alfombra hecha de totora (paja toquilla). Ella sentada en una mecedora y nosotros alrededor de ella. Por la regular estos relatos los narraba cuando se iban acercándose las fiestas de SEMANA SANTA. 

Una vez instalados, mamá Carmen nos miraba con sus ojos grises y nos decía: una vez que ustedes se sientan ya no se levantan.

En efecto tal era nuestro deseo de escuchar lo que nos iba a narrar que nos quedábamos mudos.  Y así empieza el relato: LA LLORONA.

“Era una noche borrascosa con tormenta eléctrica, un aguacero que ya era un diluvio, los perros ladraban, los caballos relinchaban, la abuela decía esto paso hace muchos años en la hacienda donde vivíamos con mis padres y mi hermana Margarita”.

Y continuaba: “cerca de la hacienda había un río muy correntoso donde arrastraba palos y piedras y lo que encontraba en el camino y decía hasta árboles derrumbados por los rayos”.

Nosotros no nos movíamos estábamos absortos escuchándola y más aun cuándo, justo en medio del relato, empezaba a llover torrencialmente en la bella ciudad de Esmeraldas, en esa época no había luz eléctrica, existía los candiles o lámparas Aladino.

Escuchábamos el viento fuerte y los rayos que caían en algún lugar y nos daba mucho miedo 

La abuela seguía narrando y nos decía: “de repente hijos se empezaba a escuchar un llanto, que no era un llanto normal, eran gritos de terror esos gritos o aullidos se escuchaban en el río…”. Y nosotros angustiados le preguntábamos: Mama Carmen díganos, ¿què era esos gritos, ese llanto?

“Hijos, esos gritos de angustia eran de una madre que su hijito se había ahogado hace muchísimos años atrás, pero en las noches de tormenta ella sale a buscar a su hijo perdido y si encuentra algún niño cerca de la orilla se lo lleva y el niño no regresa nunca más.

A esta mujer, que gritaba y lloraba por su hijo perdido, se la conoce con el nombre de la LLORONA” 

Cuentan que la Llorona existe. Tengo algo que acotar al respecto.

Cuando vivía en Costa Rica por los años 1969, mii casa quedaba cerca de un río llamado Río Frío, donde poco tiempo atrás había desaparecido el hijito del yardero en el río mientras la mamá lavaba una ropa, coincidencia o no era una mañana tormentosa.

El Duende y el Judío Errante quedan pendientes para los próximos artículos.


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Se dice que quién no tiene celos, es porque no ama. Generalmente se afirma que solo se siente celos de aquello que se quiere y mientras más se cele, más se quiere.

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3 comentarios

  1. Querida amiga de siempre, hoy mi imaginación también n voló contigo y me senté en el petate con la bisabuela a recordar las maravillosas e ingenuas historias que nos relataban y lograban acaparar toda nuestra atención .Ahora somos nosotros las abuelas de quien nuestros nietos quieren escuchar como fue la vida de antaño.
    Fiel seguidora de tus artículos , espero sigas así de creativa y logres mantener siempre la atención de tus lectores.

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