3 mayo, 2024

El asilo político

El asilo político, no es otra cosa que una institución de derecho humanitario, bajo solicitud expresa a fin de ser acogido y protegido por determinado país, a través de los cuales y entre los términos establecidos, existan básicamente 2 condiciones:

1.Que el país de origen del ciudadano solicitante, sea subscriptor de determinado convenio entre dichos países (Ej. Convenio de Viena)

2. Que las razones o circunstancias a través de las cuales, determinado sujeto solicita el asilo, sean de manera expresa consecuencia de persecución y revistan claramente carácter político; y, que “…el solicitante NO se encuentre inculpado o procesado ante tribunales ordinarios competentes y por delitos comunes, o esté condenado por tales delitos y por dichos tribunales, sin haber cumplido las penas respectivas, o si es desertor de fuerzas de tierra, mar y aire” (Art.- 3 del Convenio de Caracas de 1954).

No es precisamente de desconocimiento mundial el infamante y execrable tráfico de sustancias estupefacientes o narcóticos que destruyen irreversiblemente la vida de quienes las consumen. Tampoco es de desconocimiento mundial que están plenamente identificados aquellos que producen y comercializan dichas sustancias; entre los cuales obviamente se cuenta a México.

No es precisamente de desconocimiento mundial el amplísimo e incalculable poder económico que dicho “negocio” genera, así como su poder de penetración en diferentes espacios estructurales de cada país a través del crimen organizado, esto es, en el poder judicial y la política.

Hace muchísimo rato se viene hablando de los compromisos adquiridos por diferentes políticos con el narcotráfico internacional; entre cuyas circunstancias se etiqueta al actual presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a quien se lo acusa de ser “constante beneficiario” de fuertes inversiones económicas a sus campañas políticas por parte de dichos segmentos

No es precisamente de desconocimiento, al menos en la región, de la existencia en México de cárteles de la droga tales como; entre otros, cito: Cártel Jalisco Nueva Generación, Cártel de Sinaloa, Cártel del Pacífico. Cártel del Golfo. Cártel de San Luis Potosí Nueva Generación, Cártel de Tláhuac, Cártel de los Beltrán Leyva, etcétera.

Con estos breves antecedentes, y entrando en materia, y por efectos de una resolución de la Corte Nacional de Justicia, el 6 de abril del presente año se produjo un grave incidente, obviamente de considerable repercusión mundial, al haber ingresado a la embajada de México en Quito, personal policial y militar a someter bajo arresto y buen recaudo al ex vicepresidente Jorge Glas Espinel, considerado prófugo de la justicia ecuatoriana, en circunstancias que dicho ciudadano se encontraba, a la fecha, en calidad de huésped de dicha embajada, así como la concesión de su asilo político aun no estaba oficialmente aceptada.

Debo destacar, por elemental respeto a cada uno de mis conciudadanos, que esta trama estuvo previamente matizada de diferentes eventos de evidente irresponsabilidad diplomática por parte del referido presidente López Obrador quien, conociendo a través de su embajadora, el estatus legal del ex vicepresidente Glas y su deuda con nuestra justicia, siempre mantuvo una posición negativa, prepotente e iracunda con las no pocas solicitudes de nuestra cancillería a fin de dar una solución viable al problema. Claro está, conducta propia de su estilo político, atreviéndose públicamente e irrespetuosamente a emitir determinados juicios de valor, que no solo ofendieron al gobierno de turno, sino a cada uno de los ecuatorianos.

En relación a este delicado caso, y muchísimo más allá de la deuda con la justicia por parte del ex vicepresidente Glas, cuya libertad le fue concedida bajo dolosas y vergonzosas actuaciones de jueces que ahora unos están prófugos y otros en prisión, así como por la repercusión que dicho operativo esté “inquietando” a la comunidad internacional, también debemos considerar el artero hecho de haber sido arremetidos grotescamente en nuestra soberanía por parte de López Obrador.

Respecto a este punto, alerto y rechazo enérgicamente las recientes viles y torpes decisiones de presidentes como Ortega, de Nicaragua, en el sentido de “romper las relaciones diplomáticas con nuestro país”, mientras que en la praxis diplomática, jamás existieron dichas relaciones, así como alerto y rechazo enérgicamente el pronunciamiento del inculto tirano, abanderado del terror y la opresión, master en corrupción, Nicolás Maduro Moros.

Por supuesto que no es conveniente litigar absolutamente con ningún país, delicados problemas como el de la referencia, mucho menos en circunstancias a través de las cuales estamos observando cómo, reiterativamente, ha venido destruyéndose al país a causa de la corrupción, el crimen organizado y el narcotráfico, pero considero que es el momento de unir nuestras fuerzas e intelecto a fin de apoyar circunstancias que no necesariamente van a abonar en beneficio de un gobierno, sino que serán positivas por el bien, el progreso, la paz y la economía de nuestro país.

Por parte de determinadas organizaciones internacionales, ya se están emitiendo “pronunciamientos” nada beneficiosos para con nuestro país, de lo cual apelo y me anticipo a sugerir un sesudo y estratégico accionar diplomático por parte de nuestra cancillería. Como experiencia y alerta, solamente recordemos aquellos eventos de los cuales fuimos per se desposeídos de gran parte de nuestro territorio, con el apoyo de quienes fungieron como “invasores y garantes” de dicho mal llamado “protocolo de Rio de Janeiro”, respectivamente.

 Nuestro país nació digno, soberano, aguerrido, de gente buena y trabajadora y profundamente sensible con otros países. Entonces….Ahora es cuando… 

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