27 abril, 2024

El carnaval

Pasamos el Carnaval, en un lugar de la Ruta del Sol, del cual difícilmente me voy a olvidar. 

La invitación se prolongó hasta el Domingo, que después del desayuno, regresamos a Guayaquil, sin ningún inconveniente. Hubo varias celebraciones y el encuentro de viejos amigos.

El sábado, Nacho y Margarita nos habían invitado a Salinas, también a Enrique y a Rosita. Estuvimos a la una de la tarde en su departamento y nos dirigimos en el carro de ellos al S.Y.C. El clima maravilloso, buen sol y buena brisa, el mar tranquilo y de un color verde muy especial. Regresamos al muelle del Club y de ahí a casa de los Vidal, donde habíamos dejando nuestro vehículo y partimos nuevamente hasta el lugar donde estábamos alojados.

Fue mas grande nuestra sorpresa, al llegar a dicho lugar, encontrar a mis cuñadas y sobrinos, que me esperaban para felicitarme por mi cumpleaños. Con un juego de Telefunken, terminamos la celebración.

De los días de Carnaval, sólo el primero fue lluvioso, los demás días, de mucho sol. Gracias a Dios los turistas, muy tranquilos y educados, caminando de un lugar a otro por la playa extensa, pero el mar estaba algo agitado, había aguaje y el mar estaba un poco revolcón. Pensando que podía pasar de lado una ola que reventó, antes de poder zambullirme, me revolcó, fueron segundos de angustia, hasta que logré pararme. Los vigías de la playa, hicieron salir a los bañistas, para evitar cualquier inconveniente. Me indicaron mis amigos, que el aguaje de Marzo es el más fuerte de todo el año. Habrá que tomar mayores precauciones.

Así la pasamos esa semana de carnaval. En familia, con mi yerno y mi hija y Johny y Estefanía y otros  buenos y viejos amigos. Sin duda alguna, los amigos son el mejor tesoro que puedes acumular a lo largo de la vida. Nunca los defraudes. 


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Pasó también con muchas civilizaciones, perdidas en los anales de la historia, que buscaron nuevos recursos, nuevos refugios, nuevos asentamientos. Hasta donde llega mi alcance, me resulta imposible ponerme en la mente de esos predecesores nuestros y descifrar uno a uno los motivos que les indujeron a dejarlo todo y que desde luego no eran partidarios de ese dicho que dice “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”.

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