2 mayo, 2024

Son mis dudas, mis preguntas, quienes una y otra vez me regresan a casa

A veces pienso que no fue en vano haber dudado. No fue en vano haber tropezado, haberme hecho preguntas. 

A veces pienso que no fue en vano haber transcurrido períodos inciertos. Pero no hablo del “afuera”. No me refiero a situaciones de enfermedad o necesidad económica. No, no, nada de eso. Me refiero a momentos internos muy míos. A esos tiempos donde la vida te presenta diferentes desafíos. Momentos para decidir si seguís o te desviás. Donde tenés, incluso, sentimientos opuestos a lo que dice tu mente (o tu consciencia, no sé). 

A veces pienso que no fue en vano haber sufrido, haberme vuelto a hacer preguntas una y otra vez. 

La vida es una constante decisión. ES elegir todo el tiempo. De hecho, es eso lo que me trae devuelta. Son mis dudas, mis preguntas quienes una y otra vez me regresan a casa. Fue todo eso lo que hoy agrandó mi fe. Fue todo eso, cada momento, cada encrucijada, cada tentación en mi camino, lo que hoy me permite “ser”. 

A veces pienso que no fue en vano haber sentido que las estructuras que tenía se cayeran a tal punto de no quedar nada de nada. Al punto de quedar expuesta, desnuda ante Dios. Para volver a decidir, esta vez o, mejor dicho, otra vez, el camino que me lleva a mi verdadero hogar. Sin ninguna atadura. Más libre. Más segura, más feliz. 


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Había una vez un pastor que caminaba junto a una cabra que tenía atada a una cuerda.Lo hacía por el único sendero que existía. Por él debía llegar rápidamente a la casa de su madre. La misma se encontraba gravemente enferma y tenía que tomar leche de la cabra para no morir.

En su presuroso caminar; el pastor llegó a un pequeño puente. Al final del mismo se encontraba un enorme y furibundo tigre que se movía desesperadamente como esperando a alguien para atacarlo.

En vista de no poder pasar por otro lado para seguir el camino, el pastor trató de convencer al tigre para que no los matara y los dejara continuar. Le habló sobre la urgencia que tenía por la enfermedad de su madre y le dijo que si no llegaba con la leche de la cabra, la misma moriría. Argumentó lo mejor que pudo para que el tigre no los descuartizara y los dejara pasar.

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