5 octubre, 2024

Fuga de cerebros

Los bajos sueldos que perciben los ecuatorianos, agravados por una delincuencia imparable y la falta de trabajo son unas de las principales causas para que muchos ecuatorianos quieran viajar al exterior, entre estas personas se encuentran incluidos una gran cantidad de profesionales jóvenes que buscan mejores posibilidades de empleo.

Llama poderosamente la atención que entre las personas que quieren salir del país aparecen médicos, odontólogos, periodistas, maestros, artistas, abogados, economistas entre otros. Es decir, que se trata de elementos calificados que han estudiado en nuestras universidades y que se quieren marchar del Ecuador por la inseguridad que existe y la falta de oportunidades de empleo. Por lo tanto, se trata de personas calificadas con estudios que abandonan el país.

Esta migración le cuesta muy caro al Ecuador, que ha invertido fuertes sumas de dinero en su formación.

¿Qué puede hacer el nuevo gobierno para detener este verdadero desangre que nos azota? Simplemente, darles a los ecuatorianos oportunidades honestas de trabajo y garantizar su seguridad. Lamentablemente, los últimos gobiernos no se han preocupado en solucionar, o por lo menos atenuar este grave problema, haciendo proclamas adornadas con palabras grandilocuentes y poco efectivas.

Por supuesto, si peleamos menos y trabajamos más la situación económica del país se mejorará, así como la necesidad de darle seguridad a la población, deteniéndose la “Fuga de cerebros” que cada día crece más.



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(c) por elmanabita - Flickr

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de las colonias africanas británicas que habían iniciado siembras masivas del grano. La
entrada de estas últimas al mercado mundial empezó a afectar el precio del cacao. La
competencia representaba menos ingresos de divisas para Ecuador. En 1899, frente a
este panorama sombrío, Vicente González Bazo, prestigioso empresario y propietario
de la Revista Comercial que se publicaba en Guayaquil, presentó a Eloy Alfaro un
proyecto relacionado con la creación de la Compañía Nacional de Cacao del Ecuador,
cuyos propietarios serían todos los productores y exportadores de cacao. Alfaro acogió
el proyecto y lo envió al Congreso. En su mensaje a los legisladores expuso:

“Los autores del proyecto indicado se proponen, mediante combinaciones mercantiles
que llevaría a cabo la Compañía, obtener mejores precios para el cacao en los
mercados extranjeros; lo que indudablemente produciría alza de precio del artículo
en el país y aumento de rentas para el Erario[…] No sería, pues, un monopolio, en
el sentido económico de la palabra, la concentración del cacao en manos de una
Sociedad; sino mas bien una liga comercial entre productores y exportadores del
referido grano para darle mayor valor y aumentar, por consiguiente, el desarrollo de
su producción, las utilidades privadas y entradas al Fisco[…] El carácter popular que
entraña la Compañía Nacional de Cacao del Ecuador, la pone al alcance de todas
las clases sociales; de suerte que sólo quien no quisiera tomar parte de esta nueva
empresa comercial quedaría sin acciones de ella. Dada la inteligente laboriosidad y
honradez tradicional de los comerciantes del Guayas que serían los directores de este
negocio el país pudiera prometerse magníficos resultados para la riqueza pública y la
riqueza privada”

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