27 julio, 2024

Quince de Febrero de 1812

Hito histórico que pasa desapercibido en el recordatorio nacional.  Su importancia está en que fue el momento que se dictó la PRIMERA CONSTITUCIÓN de la futura República del Ecuador, cuya vigencia fue de apenas meses.

El coronel Carlos Montúfar y Larrea hijo del Marqués de Selva Alegre regresó de Madrid a Quito donde había cursado sus estudios militares destacándose en la defensa de la monarquía española al ser invadido el reino, destronar al rey y ocupar, prácticamente, toda la Península por Napoleón Bonaparte.

El haberse destacado en sus labores militares, fue tomado en cuenta por parte del Consejo de Regencia de la Corona Española y ser nombrado Comisionado Regio, cuya misión era aplacar los sucesos que estaban ocurriendo en Quito con la Declaración de Autonomía del Diez de agosto de 1809 realizada por patriotas quiteños.

Arribó a la capital el 12 de septiembre de 1810, cuando ya había ocurrido la matanza del Dos de agosto de 1810. Ante el martirio ocurrido a nuestros mártires, su reacción fue convocar a una nueva Junta Soberana reuniéndose el 19 de mismo mes eligiendo una nueva directiva a cuya cabeza fue ratificado Ruiz de Castilla, presidente de la Real Audiencia de Quito; y, como miembros permanentes el coronel Montúfar junto con el obispo José de Cuero y Caicedo.  

Sus demás miembros fueron escogidos de los barrios populares, miembros del clero y de la nobleza, en número de treinta y cuatro (34). Este nuevo organismo asumió las funciones que detectaban las autoridades virreinales, con lo cual adquirió independencia total, reconocida oficialmente al elevarse el estatuto a Capitanía General, precisamente, el Nueve de octubre de 1810.

Su vigencia fue de dos años al no lograr, nuevamente, la anexión de las demás ciudades de la Audiencia a excepción de Ibarra, Otavalo, Ambato, Riobamba, Guaranda y Alausí, lo cual no fue suficiente para evitar ser rodeada de tropas enemigas a cuya cabeza se hallaba en la ciudad de Cuenca el presidente remplazante del conde Ruiz de Castilla, general Joaquín de Molina, quien tuvo que hacer base en dicha ciudad al no poder ingresar a Quito frente la resistencia vital que opusieron las tropas al mando del coronel Montúfar.

Igualmente, hay que destacar que esta Junta Soberana de Quito, desconoció la autoridad del Consejo de Regencia de España, acto que confirmó su separación e independencia de la corona española a pesar del reconocimiento que se hacía de ser leales al Fernando VII, según los artículos 2 y 5 del Pacto Solemne de Quito o Constitución ratificando que en realidad fue, ahora sí, la independencia del Estado de Quito, cuya Junta Soberana redactó y aprobó la primera carta constitucional de la futura República del Ecuador con principios monárquicos constitucionales, el 15 de febrero de 1812. 

Los historiadores aún no han dado la debida importancia a este hecho histórico trascendental en la vida y evolución de nuestra Historia Nacional y nacimiento del Derecho Constitucional Ecuatoriano.

Debido al ingreso del ejército español a fines de dicho año, superior en número de tropas, armamento y, sobre todo, mejor preparación militar frente a soldados quiteños sin experiencia, todo el proceso constitucionalista quiteño fue derogado. 

Como consecuencia de lo descrito, comenzó la persecución a los nuevos patriotas que no pudieron contra las tropas españolas al punto que el mismo coronel Carlos Montúfar fue tomado prisionero logrando escapar para unirse a las tropas de Bolívar que se hallaban en pleno proceso independentista en el norte. Recapturado 1816, de inmediato, fue fusilado convirtiéndose en nuevo mártir de la causa libertaria de la futura República del Ecuador.

Esas ansias de ser dueños de su destino, finalizó con el martirio de estos héroes uniéndose a los quince movimientos indigenistas, tres de ellos ocurridos en la Costa, originados desde 1592 con las Alcabalas para luego de casi tres siglos mediante la batalla del Pichincha el Veinticuatro de

Mayo de 1822 lograr la claudicación del imperio español, en cuyo intermedio se produjo el Nueve de octubre de 1820, gesta gloriosa afianzadora de nuestra independencia.  Aplastada no por españoles sino el propio Bolívar mandu militari, el 13 de julio de 1822, tomó por la fuerza a Guayaquil que se había mantenido independiente por casi dos años declarándose dictador llevado por su “ideal” de la Gran Colombia, motivo para desconocer hasta el nombre histórico tradicional de «Estado de Quito” imponiendo la denominación geográfica de “Departamento del Sur”. 

Bolívar nunca pretendió conocer y respetar la idiosincrasia de los pueblos que decía “libertarlos” sino que imponía su criterio, desde luego, en muchas ocasiones equivocado y alejado de la realidad social de los mismos.

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Estoy Cabreado

La palabra cabreado hace relación al enojo, fastidio o disgusto, y creo que algunos consideran su uso como no educado, pero no es así. Estar enojado, fastidiado o disgustado es todo ello junto más una dosis de determinación a protestar y reaccionar al respecto. Resumiendo, estar cabreado es castizo, no es patán y se origina en la cabra un animal arremete contra que todo lo que fastidia. Felizmente no hay ningún editor que pueda retener mi entrega a causa de la semántica. Y eso suele suceder con quienes sustentan ese cargo de Director de Opinión, cargo que sugiero al diario el Universo lo haga desaparecer. Es un contrasentido, porque la opinión no está sujeta a nadie que pueda hacer cambiar una palabra, una frase y peor influir en el contenido de una entrega de opinión, porque entonces dejaría de serla.

Y estoy cabreado con Gamavisión porque esta semana ha seguido insistiendo en usarme para esta malévola intención de judicializar o desprestigiar a diario El Universo respecto a asuntos sucedidos hace dos décadas. Y como no son valientes sino al parecer serviles tratan de resucitar a los muertos en base del contenido de mi libro ”Al desnudo” que resume veinte años de mis escritos de opinión publicados en diario El Telégrafo, cuando éste existía de verdad. No debería estar tan cabreado si considero que ha resucitado la venta e interés de este libro del cual se editaron 3.000 ejemplares, quedando algunos cuantos en mi bodega del ayer.

Grato Ejemplo

“Hay tres grupos de personas: los que hacen que las cosas pasen; los que miran las cosas que pasan y los que se preguntan qué pasó.” – Nicholas Murray Butler –

Qué alegría cuando podemos ver a las personas trabajando juntas para un fin netamente noble. Es un ejemplo para las futuras generaciones el rescate de los 33 mineros en Chile. Es una muestra de que cuando la gente se propone algo, aunque parezca imposible, si esta misma gente trabaja y se mantiene unida, lo consigue e incluso de mejor manera que como se lo había pronosticado.

Se relaciona este acontecimiento en Chile con la llegada del hombre a la luna. Y sí que hay cierto paralelismo. Cuando John F. Kennedy comprometió a EEUU a llegar a la luna en la década de los sesenta, hizo más que hablar por hablar: consiguió que la gente se agrupe y trabaje en equipo hacia un objetivo positivo. Y no sólo esto, el compromiso no solamente abarcaba a los técnicos y científicos que trabajaron en el proyecto, sino que los billones de rezos y las buenas energías que todos los ciudadanos del planeta emitían contribuyeron para que la proeza se materialice. Lo mismo que pasó esta semana en nuestro país hermano.

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