8 diciembre, 2024

La historia de las explicaciones…

El comienzo de la Filosofía nace en Grecia a inicios del siglo VI A.C.

En esa época,  el mito ofrecía las respuestas acerca de la naturaleza y destino del ser humano.

Las inteligencias de ese entonces tuvieron la necesidad de sustituir las explicaciones míticas hacia otro tipo de definiciones.

Surge así la filosofía como el intento de racionalizar la interpretación del hombre y el Universo; de las relaciones de estos entre sí y de estos con la naturaleza.

La explicación racional comienza cuando la idea de lo casual es suplantada por la convicción de que las cosas suceden cuando y como tienen que suceder.

Este pensamiento constituye uno de los más importantes razonamientos de la raza humana.

También se establece la dualidad fundamental del conocimiento: La razón frente a los sentimientos.

Mientras la razón contempla la unidad, lo permanente y lo que son las cosas; los sentidos y las emociones son lo cambiante y lo que parece ser las cosas.

Estos dos enfoques tienen por objeto integrar el conocimiento con la realidad.

El conocimiento lleva a una convicción fundamental: que todo el Universo se reduce en últimos términos,  a uno o muy pocos elementos.

Esta sentencia es otro de los pilares inamovibles en la investigación racional del Universo.

De esta concepción surge otra importante, que es la de definir a la naturaleza como el conjunto de seres que pueblan el Universo, exceptuando de este a todas las cosas producidas por el hombre.

De estos criterios anteriores y desde esa época aparece la idea de que el Universo es dinámico y cambiante.

Se entiende al mismo como un continuo devenir, pero realizado de acuerdo con ciertas leyes y principios.

La ley del conocimiento del devenir universal, es el verdadero principio explicativo del origen del Universo.

El orden de lo existente, no puede ser resultado del desorden.

Este equilibrio perfecto de todo, sólo puede venir de la concepción creada por una inteligencia ordenadora.

Estos principios y pensamientos son la piedra fundamental de nuestra filosofía contemporánea.

Lo maravilloso de estas ideas y de la gente que las creó, es que sus deducciones surgen de la observación y de su propio cuestionamiento cuando no existía ninguna clase de información.

Si analizamos la forma rudimentaria de vida que tenían estos grandes pensadores, sólo así entenderemos la profundidad de su pensamiento y conclusiones.

Preguntas como ¿quién soy, de dónde vengo y a dónde voy? Han estado en la mente del hombre desde que puede pensar.

Algo tan complejo como el Universo y tan inexplicable como la vida, deben ser el resultado de alguien que los haya creado, ordenado y sepa su propósito.

A ese pensamiento infinito, los que pensamos en forma finita pero reconocemos su presencia en el orden universal, la denominamos como la inteligencia de nuestro Creador.

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