7 diciembre, 2024

Ojitos claros

Es curioso: tengo la piel clarita, ojos verdes y nací, vivo y moriré en Guayaquil. Cuando camino por las calles del centro, nadie me mira con cara de bicho raro o de extranjera por los ojitos claros.

Yo me consideraba una auténtica guayaquileña con mi tipo. Es más, me sigo considerando una auténtica guayaquileña, a pesar del “tipo”.

Particularmente voté por la vicealcaldesa; por lo tanto, a mí sí me representa; y no solo a mí, sino a la gran mayoría de guayaquileñas que también votaron por ella, pues por alguna ‘no extraña’ razón el Consejo Nacional Electoral la ubicó como la concejala más votada de las últimas elecciones.

El artículo 11 numeral 2 de la Constitución dice que todas las personas son iguales y gozarán de los mismos derechos, deberes y oportunidades, y que nadie podrá ser discriminado por razones de etnia, lugar de nacimiento, edad, sexo, condición socioeconómica, condición migratoria, diferencia física, ni por cualquier otra distinción, puntualizando que la “ley sancionará toda forma de discriminación”.

La etnia, según el diccionario, es la comunidad humana definida por afinidades raciales, lingüísticas, culturales, etc.; y muchas veces comprende factores biológicos de un grupo humano, o morfológicos como el color de piel, contextura corporal, estatura, rasgos faciales, etc.

Ecuador ha sido bendecido con un grupo humano muy variado, y si bien ciertamente no todos nos parecemos, es justo que nadie sea discriminado, al menos no por el color de ‘sus ojitos’.

Personalmente, no me parece que se ven mal los ojitos claros. Es más, hay a quienes les gusta mucho cómo se ven, tanto es así que hasta se casan con personas de ojitos claros. Como dice el refrán, “en gustos y colores no discuten los doctores”. Soy mujer guayaquileña y a mucha honra con ojitos claros.

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Uno de los defectos de la naturaleza humana es la aceptación de aquello que nos dicen que hagamos si lo que nos dicen que hagamos proviene de alguien a quien le tenemos miedo.

Cuando el ser humano se torna sumiso pierde su dignidad. Lo peor de no protestar por lo que no nos gusta es que quién lo prohíbe o el que lo prohíbe a nombre de quién lo prohíbe, sea un sobrevalorado que se crea el único que sabe lo que se debe hacer.

Desde cualquier lugar y a cualquier hora gracias a nuestra permisividad, se nos impone todo tipo de reglas.
Estas son de tal naturaleza y sobre tantas cosas, que las aceptamos sin preguntar; peor protestar. No hagas tal cosa porque te puede pesar o ahora no lo puedes hacer porque te friegas etc. Son actitudes sumisas que adoptamos sin saber si lo que se nos prohíbe es verdad o no.

1 comentario

  1. Para tus ojos verdes amor de caña verde, para tu piel dorada mi ser? Son versos de ?A ATAJITOS DE CAñA? canción usada en sabatinas de Correa cuando la cámara enfoca a chicas de ojos verdes. Entonces, por qué reducir los discursos de Correa y Tabacchi a lo no esencial, LOS OJOS VERDES? Si ellos son políticos, qué esperar de sus discursos? En los discursos de políticos, las posiciones ideológicas priman y el posicionamiento ?de clase? asociada (la socio-económica y política) aflora. Correa dice que Tabacchi no representa a las guayaquileñas en cuanto a su posición DE CLASE por lo tanto; lo de los ojos verdes es sólo un artilugio que pudo haber sido otro, ANIñaDA por ejemplo, como solía llamarse en tiempos del ?rey de la galleta? a aquella minor?ía en Gquil, exitosa en entornos de oportunidades restringidas e injustas.
    ASI LAS COSAS, una Oposición preocupada en OJOS VERDES y pujadora por LA BAJA DEL PETROLEO SOLO garantizan larga vida al ?keynesiano? o a uno de sus PANAS.
    Saludos

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