2 noviembre, 2024

La Armonia

“La música es el verdadero lenguaje universal”

Karl Maria Von Weber

Cuando los seres humanos nos comuniquemos con música, habrá armonía, paz y amor.

Para interpretar la música se necesitan instrumentos, ejecutores, que requieren de ciertas habilidades, preparación, estudios, disciplina, entrenamiento continuo, así como afición, pasión y algunas otras cualidades y características, pero sobretodo, entender y sentir la armonía que encierra la música.

Si reunimos diferentes instrumentos, con distintos interpretes, de diferentes edades, razas, religiones o creencias, nacionalidades y todas las diferencias y variedades que ustedes quieran reunir para formar con ellos la gran orquesta de la humanidad, dirigida por un, asimismo, gran director, podrán interpretar cualquier pieza musical si siguen una partitura y al director. Cómo y porqué logramos esto, porque armonizamos sus habilidades, conocimiento, seguimos en forma disciplinada los procedimientos y alcanzamos bajo la adecuada batuta y guía de un responsable, capaz y formado director interpretar la gran composición musical del planeta.

Esta interpretación y maravillosa ejecución, gracias a la armonía de todos los participantes, llenaran nuestros oídos, espíritus mentes y corazones de alegría, paz y satisfacción.

Partiendo de estos conceptos, podríamos entender, por qué nuestro mundo está en crisis. No hay armonía en las parejas, en las familias, en la educación, en las ciudades y naciones, entre religiones y dentro de ellas, entre el ser humano y la naturaleza en todas sus formas. Las pocas excepciones son las que aún nos mantienen funcionado como especie y como planeta

Cada cual quiere tocar sus instrumento, su vida, a su manera sin entender que hay una partitura y una armonía que seguir para lograr interpretar la melodía de la tierra , de la vida, de las parejas , familias y sociedades. Tenemos muchos directores mediocres en todos los campos, pero particularmente en la política, con las honrosas excepciones que nos permiten vivir con esperanza.

Estas faltas de armonía nos llevan a un mundo desafinado, desentonado lleno de voces de protestas contra la corrupción, la codicia, los egos y los egoísmos el desempleo la crisis en todos los aspectos y niveles, la incapacidad y los discursos y reuniones que no son más que otro show mediático para no encarar soluciones .Terminamos por ello sin escucharnos, porque solo hay ruido y no hay melodía y estos está creando una mayoría que de silenciosa terminará siendo activa , llevándonos a enfrentamientos que acabarán con la poca armonía reinante.

Quizás ante tanta incertidumbre sea lo mejor realizar, cada vez que escuchemos nuestra canción o melodía preferida, como un momento de meditación y oración, y en esos segundos o minutos de armonía conectarnos con el planeta tierra y todos los seres vivos en una gran melodía universal ,que nos permita orar por la paz, la justicia la equidad y el equilibrio de todos los músicos ,seres vivos del planeta, sus instrumentos y sus ejecuciones en una melodía universal que salve nuestro mundo.

“Lo que sabemos es una gota, lo que ignoramos un inmenso océano. La admirable disposición y armonía del universo, no ha podido sino salir del plan de un ser omnisciente y omnipotente”

Newton

Esperamos sus aportes y reflexiones.

Tomado de Pensar.ec

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Hace pocos días visitando la biblioteca de una entidad particular me fue mostrada una pintura del obispo José Vicente de Silva y Olave. Personaje guayaquileño que yo no conocía. Como llamó mi atención su importancia decidí que siendo nuestro coterráneo debía hacer un artículo para conocimiento de los lectores. Según el crítico de arte que lo analizó, se trata de una obra pictórica del quiteño Antonio Salas Avilés, realizada muy probablemente por un encargo de nuestro gran prócer José Joaquín de Olmedo, vinculado al obispo, no solo familiarmente sino porque en 1794 como Canónigo Magistral de la Catedral de Lima, dirigió sus estudios en la Universidad de San Marcos.

Se trata de las muy pocas obras que se salvaron de los numerosos incendios de Guayaquil, que ha sido conservado en su familia por generaciones. Rodolfo Pérez Pimentel escribe que: “Dicho cuadro estuvo por muchísimos años en la antigua Catedral de Guayaquil hasta que fue destruida en los años 20 para construir la moderna de cemento armado que existe hoy. Isabel María Yerovi de Matheus, presidente del Comité de Damas pro reconstrucción de la Catedral, lo envió a Clemente Pino Ycaza, quien lo lució en su Biblioteca.” Hasta que a su fallecimiento pasó a su hijo Clemente Pino Gómez.

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