8 diciembre, 2024

Nocturno

Manuel Acuña es uno de los más conocidos poetas del romanticismo. Nacido en Saltillo, Estado de Coahuila, México en 1849. Estudiante de Medicina tiene entre otros un poema filosófico “Ante un cadáver” que demuestra en tercetos su facilidad para la magia poética.

Se dice que su gran amor platónico fue Rosario de la Peña a quien le dedicó, poco antes de su muerte su más conocido poema, el “Nocturno”, por lo que se dijo que es desdén de Rosario había sido la causa de la decisión de cortar su vida. . Se suicidó con cianuro en su cuarto de la Escuela de Medicina en 1873, a los 24 años de edad.

Vale la pena recordar este hermosísimo Nocturno que ha servido de inspiración a miles de enamorados.

Nocturno

A Rosario
Manuel Acuña

I
Pues bien… Yo necesito
decirte que te adoro,
decirte que te quiero
con todo el corazón,
que es mucho que sufro,
que es mucho lo que lloro,
que ya no puedo tanto
y al grito en que te imploro,
te imploro y te hablo en nombre
de mi última ilusión.

II
Yo quiero que tú sepas
que ya hace muchos días
estoy enfermo y pálido
de tanto no dormir,
que ya se han muerto todas
las esperanzas mías,
que están mis noches negras,
tan negras y sombrías
que ya no sé ni donde
se alzaba el porvenir.

III
De noche, cuando pongo
mis sienes en la almohada
y hacia otro mundo quiero
mi espíritu volver,
camino mucho, mucho
y al fin de la jornada,
las sombras de mi madre,
se pierden en la nada
y tú de nuevo vuelves
en mi alma a parecer.

IV
Comprendo que tus besos
jamás han de ser míos,
comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás,
y te amo y en mis locos
y ardientes desvaríos,
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvíos
y en vez de amarte menos,
te quiero mucho más.

V
A veces pienso en darte
mi eterna despedida,
borrarte en mis recuerdos
y hundirte en mi pasión,
mas si es en vano todo
y el alma no te olvida,
¿Qué quieres tú que yo haga,
pedazo de mi vida?,
¿Qué quieres tú que yo haga
con este corazón?

VI
Y luego que ya estaba
concluido tu santuario,
tu lámpara encendida,
tu velo en el altar,
el sol de la mañana
detrás del campanario,
chispeando las antorchas,
humeando el incensario
y abierta allá a lo lejos
la puerta del hogar.

VII
¡Qué hermoso hubiera sido
vivir bajo aquel techo!,
los dos unidos siempre
y amándonos los dos;
tu siempre enamorada,
yo siempre satisfecho,
los dos, una sola alma,
los dos un solo pecho
y en medio de nosotros
mi madre, como un Dios.

VIII
¡Figúrate que hermosas
las horas de esa vida!,
¡Qué dulce y bello viaje
por una tierra así!,
y yo soñaba en eso
mi santa prometida
y al delirar en eso
con la alma estremecida,
pensaba yo en ser bueno
por ti no más… por ti.

IX
Bien sabe Dios que ese era
mi más hermoso sueño,
mi afán y mi esperanza,
mi dicha y mi placer.
Bien sabe Dios que en nada
cifraba yo mi empeño
sino en amarte mucho
bajo el hogar risueño
que me envolvió en sus brazos
cuando me vio nacer.

X
Esa era mi esperanza…
Mas ya que a sus fulgores
se opone el hondo abismo
que existe entre los dos,
¡Adiós por la vez última,
amor de mis amores!,
la luz de mis tinieblas,
la esencia de mis flores,
mi lira de poeta,
mi juventud… ¡Adiós!

Artículos relacionados

No hay comentarios

  1. Preciosos versos, los conozco desde chiquilla, pero no sabía que su autor se habías suicidado.
    Como Medardo Angel Silva, nuetro poeta, que que suicidó por Amada Villegas, parece que era común suicidarse y morir de romanticismo

  2. «y en medio de nosotros mi madre, como un Dios». con razón Charito lo mandó a freir espárragos….., mejores son los poemas de Micky Palacios o de la Margarita Lasso.

  3. Ojalá vemos más a menudo poemas tan bellos y románticos como el presente. Un gran aporte a la cultura y a relajar el climax político que nos asfixia. Por ej. La amada inmóvil de Amado Nervo; quejas, de dolores ventimilla de galindo, poetisa ecuatoriana.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×