2 mayo, 2024

Convirtamos en águila al elefante

“No es debido al tamaño que uno gana o uno pierde, hay que ser el mejor en cualquier cosa que se haga”. – Douglas Malloch –

De acuerdo a Guillermo Arosemena: “Un Estado grande y costoso no significa mayor eficiencia en el manejo de los recursos públicos, ni mayor bienestar para el pueblo”. Esto para algunos les puede sonar disparatado, ya que un pensamiento aparentemente lógico diría que a mayor tamaño del perro guardián, mejor cuidada está la casa. Esto es cierto… cuando hablamos del perro…, pero el Ecuador no es un perro.

Es raro que se use la figura de Eloy Alfaro idealizándolo pero cambiándolo totalmente. El era un empresario de mucho dinero. No muy religioso. Decía que el Estado no es un buen administrador. Con lo que estaba evidentemente diciendo que debería ser pequeño y no administrar sino regular y fiscalizar. Pero para un gobernante es más interesante tener un Estado grande aunque esto cueste directamente pobreza, desempleo y crimen. Solo para su propia vanidad, para sentir más poder e incluso por presiones de poca gente que se beneficia económicamente de esto. ¡Hipócritas! Pero bueno, así es el ser humano. Igual, los pájaros vuelan muy alto pero tienen que bajar a tomar agua.

Un Estado no debe ser grande y complejo: un enorme y lento elefante blanco; debe más bien ser como un águila, que alcanza a divisar a sus presas a 3200 metros de distancia, o como un halcón, que puede ver a una liebre situada a 10 kilómetros. Debe tener una visión privilegiada. Porque su función debe ser simplemente regular y fiscalizar. Entendamos de una vez por todas que el modelo del elefante, no sirve para nada. ¡Tenemos que ser un águila, efectiva e infalible!

Poniendo como ejemplo la educación, no es bueno ni sano que el Estado sea el propietario – administrador de miles de centros de enseñanza. Es evidente que no las puede manejar bien. No es una función que le corresponde a lo estatal, sino más bien a lo privado. Al Estado lo que le interesa, en el ejemplo de la educación, es que sus habitantes se instruyan. Nada más. No debe ser ni comerciante ni administrador de bienes.

Para que la gente se ya propuse que se le un bono para la educación a las familias por cada niño y que solo puede ser gastado en una escuela o colegio. Pero que la empresa privada se encargue de hacer colegios buenos y eficientes para poder recibir y cobrar esos bonos. Y esa competencia por los estudiantes es sana. Si una persona quiere escoger un centro de enseñanza que cueste más, solo tendría que pagar la diferencia. Este bono debe ser universal, para todos, pobres y ricos. Solo así llegaremos a tener educación de excelencia, siendo como las águilas, no como un grandísimo elefante blanco que lo único que hace es estorbar y empobrecer. Que el estado regule los centros educativos y fiscalice.

Eso es simplemente un ejemplo, pero ya no perdamos mas el tiempo y dejemos de tener un Ecuador elefante para tener un Ecuador águila.

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