Los medios de información del Ecuador cubrieron detalladamente la noticia de que el Presidente Rafael Correa Delgado recibió el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Estatal de Buenos Aires en la visita que realizó a ese país, al respecto considero necesario realizar las siguientes reflexiones:
El Doctorado Honoris Causa se lo concede a una persona que se ha destacado en sus ámbitos profesionales. Asimismo se lo otorga por las acciones de servicio de una persona las cuales trascienden a la sociedad, generalmente son los científicos, pensadores, profesores, artistas e intelectuales lo que son elegidos.
Por otra parte, varias Universidades conceden este título a Presidentes de la República de otros Estados, para promocionar su Institución cuando visitan su país y por medio de gestiones diplomáticas que se han realizado previamente por parte del Embajador que representa al Presidente a quien se le otorgará la distinción. Un ejemplo de lo que afirmo son la entrega de la Universidad de Trípoli del Doctorado Honoris Causa al controvertido Presidente Chávez o la entrega de este reconocimiento al Evo Morales Presidente de Bolivia por la Universidad Nacional de la Plata, ambos gobernantes amigos de Rafael Correa.
Asimismo, considero importante para entender mejor este tema mencionar lo que le ocurrió al ex Presidente Rodrigo Borja, a quien le encantaban los reconocimiento internacionales y encontraba un gran apoyo en su Canciller Diego Cordovez, quien se había desempeñado anteriormente como funcionario de las Naciones Unidas. A todo esto se suma que gracias a sus conexiones internacionales, Cordovez le consiguió al Doctor Borja que se le otorguen varios títulos de Doctor Honoris Causas emitidos por Universidades extranjeras.
Una prueba de lo que menciono lo encontramos en el libro “Recovecos de la Historia” escrito por el ex Presidente Borja donde se hace relación a un Doctorado Honoris Causa que le entregó la Sorbona de París. En este tipo de actos se mantienen las fórmulas más antiguas del protocolo universitario. La indumentaria para esta clase de actos consiste en el traje académico y el chaqué para las autoridades civiles.
Borja menciona que “Fue en la tarde del 19 de febrero de 1991. El rector y el cuerpo docente, vestidos a la usanza medieval, junto con el ministro de educación de Francia Lyonel Jospin, me recibieron en la puerta principal del antiguo edificio de La Edad Media situado en la Rué des Escoles. Pasamos a su maravilloso salón de Actos donde se inicio la impresionante ceremonia”.
Asimismo señala que dentro de Las solemnidades del acto paso por un momento embarazoso ya que “se me acerco El rector para imponerme los emblemas de la investidura y obligado por una Antigua tradición francesa que yo hasta ese momento desconocía intento darme un beso en la mejilla. Reaccioné instintivamente y lo detuve con brusquedad. Fue Terrible. Era el choque de dos culturas”.
Breve, es lo que ya todos sospechábamos, que Rafael Correa en su sed de reconocimiento, encarga a sus diplomáticos alcahuetes que /le den viendo/ quien podría darle una manito, con un diploma aunque sea fulero, con tal de impresionar a los atarantados y analfabetas que él está convencido que gobierna. Igual que su paseo organizado con bombos y platillos a la universidad americana que lo vio pasar como un rayo.
Como no hallaban por qué y cómo premiarlo en esa Universidad Estatal de Bs. As. se inventaron lo de su pésimo libro, como si fuera una gran obra de arte, o un compendio de economía.
Los límites entre Rafael Correa y Nerón son tan delgados como un hilo. Ambos eran pirómanos (Correa nos incendia la economía) y se creían imprescindibles. Nerón tocaba la lira con sus pies, y a Correa la barba le estorba.
La historia cuenta que Nerón en agonía, lo único que atinaba a decir era: ?qué gran artista va a perder el mundo?
Nuestro Nerón criollo debe andar frustrado porque Vargas Llosa le arranchó el Nóbel.
Aunque a veces hay casos en que los decanos de las universidades, o sus Consejos de Estudiantes, se dejan llevar por la ideología, al punto de darles un titulo a un desfachatado y deschavetado como el impresentable, Hugo Chávez.
Nosotros le concedimos uno de esos premios fútiles, o títulos honoríficos a Salvador Allende. Fue tanta la euforia de los estudiantes y profesores rojitos, que hasta el nombre de la pobre institución le fue cambiado; menos mal que solo fue con el del incapaz de Allende y no con del asesino Joseph Stalin. Cosas de los tiempos.
Muy oportuna su aclaración y su tema. Gracias
Concuerdo con su intención de que este tema del «doctorado» HC debe entenderse bien. Para ello hago un aporte recordando que, hace algunos años, la Universidad Cooperativa de Colombia del Ecuador contribuyó a robustecer las filas de esta nomenclatura, otorgando el preciado HC a un conocido comerciante e importador. Lamento recordar que, poco después, esa alta casa de estudios cesó de operar por más de alguna peregrina acusación de venta de títulos académicos y el Doctor HC, al que hago mención, está impedido de pasear su doctorado HC por las calles y caminos de nuestra Patria, también por varias acusaciones peregrinas que aún no puede desvanecer.
El dr Borja se caracterizo x su gran labor ,pero que pena con lo que le ocurrió ,espero no le pase a las nuevas generaciones en el Ecuador
diría sr Estarellas un articulo de ilustración .