¡En verdad preocupa la ingenuidad del pueblo ecuatoriano! Creemos cualquier cuento que nos quieran contar.
Cuando yo quiero saber qué puedo esperar de un individuo, lo primero que hago, es pensar quien es esa persona, que hace, de que vive, que costumbres tiene. Pongamos un ejemplo: Pensemos en alguien del famoso grupo: “Alfaro vive, carajo”. ¿Qué hacían? robar, secuestrar, matar, asaltaban carros blindados, robaban Bancos, secuestraban empresarios. ¿En que eran útiles a la sociedad? Lo que provocaban era pánico en la población. Ni siquiera eran como Robin Hood, que robaba a los ricos para regalar a los pobres, a los que el desalmado Gobierno, les robaba hasta el pan de la boca. Ellos robaban para enriquecerse y poder tener para ellos. Lo más importante del Gobierno de Febres Cordero, fue eliminar esa banda de mafiosos criminales, que desgraciadamente, no logró erradicar del país, completamente. Vemos a las FARC y el ELN en Colombia, organizaciones súper millonarias dedicadas al narcotráfico, secuestros, asesinatos, violaciones y miles de delincuencias más. ¿En que son útiles a la sociedad? ¡En nada!
¿Por qué entonces botamos por ellos? ¿Simplemente por simpatía? ¿porque hablan bonito? ¿porque prometen lo que ellos ya saben que no se puede cumplir? Nuestra ingenuidad es tan grande, que nos dejamos engañar y volvemos a caer en el mismo error una y otra vez.
Desgraciadamente, ya se rompió el saco y ahora ha aparecido un grupo grande de seres que han visto como el gran grupo de facinerosos y ladrones se han enriquecido, y creen que la política es el camino para hacerse millonarios de la noche a la mañana.
Es necesario dar vuelta a la torta. Comenzando por eliminar a toda la sarta de jueces corruptos que la mafia tiene enquistada en el Gobierno. Un abogado honesto sabe que, si defiende a un corrupto, está enlodando su nombre. Si acepta, está demostrando que él es de su misma calaña, tiene sus mismos obscuros intereses, y las personas decentes debemos buscar defendernos con gente decente.
Si nosotros no queremos enlodarnos, debemos diferenciarnos de las personas que delinquen y de los que ayudan a delinquir. Es lógico, si yo soy un delincuente y he robado, pago por tener al mejor abogado posible, y éste se forrará de dinero, defendiéndome, aunque para hacerlo, tendrá que echarse el alma atrás. Por eso, necesitamos Doctores en leyes y Abogados honestos y decentes, que a Dios gracias hay y muchos, que quieran defender nuestra Patria, defendiendo causas justas y no a los delincuentes de cuello blanco y garras que por la politiquería están asolando el país. En el momento en que el grupo de gente honesta y decente, empiece a tratar solamente con gente honesta y decente, los que no son imbéciles se irán poco a poco uniendo a este grupo, el que, poco a poco, pasará a ser mayoría, gran mayoría y habremos salvado el país.
Ojalá esos buenos augurios se cumplan, que los idiotas se unan a los racionales, porque como un buen amigo decía: «los imbéciles siempre están en mayoría»