25 abril, 2024

A Henry Raad

Tenía unos 27 o 28 años cuando conocí al doctor Henry Raad Antón. Recuerdo que solicité una cita a su secretaria y fui a la hora acordada a su oficina, quedaba entonces arriba del edificio “PYCCA”, en el centro de Guayaquil.

Era yo una joven esposa, mamá de dos niños, recién graduada de la facultad de medicina de la Universidad de Guayaquil, que no quería dedicarse a atender pacientes en un consultorio. Quería tener un programa en la radio. Ya estaba colaborando como columnista en diario El Telégrafo, cuando era su director el Dr. Roberto Hanze Salem. 

Le comenté a mi papá, Marco Arteaga Calderón, sobre mi idea del programa radial, y él me sugirió conversar con Henry Raad, a quien mi papá conocía y apreciaba mucho. ¡Llámalo! – me dijo mi papi- pídele una cita y habla con él. 

El doctor Raad, era gerente de radio La Prensa y de radio El Telégrafo, cuyo dial era 770 en AM.  

Cuando llegué a la cita, algo nerviosa, esperé poco, fui recibida con puntualidad. Entré a una espaciosa y clásica oficina de un gerente empresarial; atrás del escritorio, la figura de un apuesto señor de pelo castaño y ojos celestes, apareció frente a mi. Con una encantadora sonrisa y toda la caballerosidad que le caracterizaba, me invitó a tomar asiento y escuchó lo que dije de mi proyecto, el mismo que había llevado escrito e impreso, dentro de una carpeta. 

Mientras conversábamos tenia la idea de que estaba hablando con Al Pacino, definitivamente, el Dr. Raad, parecía un actor de cine. 

Al hablar del proyecto, dije: “nosotros quisiéramos…”, el doctor Raad, me miró fijamente y me preguntó: ¿por qué dice nosotros?, ¿está hablando de usted y de quien más? 

-Soy yo sola-, respondí. 

Entonces diga: Yo quiero…, etc. 

Tiene razón, le contesté. Y ahí comenzó el aprendizaje, también mi experiencia en la radio ecuatoriana y una amistad que no creo que haya terminado con la muerte. 

Comencé con un programa de salud y medicina, de media hora sábados y domingos, que ganó gran sintonía, extendiéndose luego a toda la semana, de lunes a domingo, de 7 de la mañana hasta las 11 a.m. El programa se llamó: Salud Tropical.

Contar todo lo que hicimos, la gente de la radio y yo, para hacer del programa un éxito, es cuestión de otra crónica, o quien sabe, hasta de un libro. Entre alguna de las innovaciones fue llevar la radio portátil a Vinces, para realizar una transmisión en vivo desde allá. 

Esa idea, obviamente tuvo que ser aprobada por Henry, como gerente, previo el visto bueno del señor Hugo Miranda Mestanza, director de la radio. 

La empresa PYCCA nos prestó una camioneta y ahí nos fuimos a transmitir Salud Tropical desde Vinces, a donde nos recibieron autoridades y ciudadanos, recuerdo entre otras personalidades, al Dr. Parménides Montecé.

Y como esa experiencia, mil más, creo yo. 

Una en particular viene a mis recuerdos, cuando se me ocurrió hablar de sexo en el programa. Luego de todo el proceso, de pedir la cita a la secretaria, previa la conversación con don Hugo y haber visualizado los posibles auspiciantes, le conté la idea al Doctor Raad. ¡Magnifico! – dijo-, ¡ese tema debe dejar de ser tabú!, ¡adelante!

Así abrimos el espacio para temas de orientación sexual, sobre todo se insistía en la prevención de enfermedades de transmisión sexual, que en esa época alcanzaron un boom con el VIH/SIDA. Al programa iban invitados de todo tipo, desde los que enviaba la Iglesia Católica para hablar de la abstinencia y los métodos naturales de control de natalidad, hasta los del movimiento gay, que en ese entonces no tenían los derechos de los que gozan ahora. Fue así como llegó al programa el primer contagiado de VIH, en el Ecuador, que daba su testimonio públicamente. Fue un corre, corre. Luego de que el hombre salió de la cabina, entró Miller, a desinfectar y limpiar todo. Y como siguieron los testimonios, tuve una llamada desde PYCA para una reunión extraordinaria. El Doctor Raad quería saber en que riesgo ponía yo a la gente de la radio, invitando a estas personas contagiadas del VIH. Le dije: en ninguno, y el espacio para ellos continuo. 

Así, se fue solidificando una amistad, basada en el respeto y la confianza.

Pasaron los años, y en realidad, todo lo que empieza, acaba. 

La familia Antón vendió la radio y el periódico a Fernando Aspiazu. La programación cambió, el personal también y Salud Tropical se terminó. Yo me fui a radio Onda Cero, a hacer un programa nocturno, junto a Geovanny Benavides, “el chico BOOM”, gracias a la acogida de Maura Guamán, todos ex compañeros de trabajo de la radio EL Telégrafo. Además, continué con mi programa de televisión “Gente Sana”, que lo inicié en la misma época, en Cable Deportes y Cable Noticias. Pero ya nada era igual. La época de la radio, (El Telégrafo), fue inmejorable.

Volví a encontrarme con Henry Raad en “Desde Mi Trinchera”, como articulistas del diario digital, en principio, reunió a todos los que habíamos sido parte de diario El Telégrafo, antes de que este pasara a ser del gobierno.

En el 2009 publiqué mi primera novela “La Librería”. Durante el proceso de edición, pensé a quién pedirle que la lea, me de su opinión imparcial y además escriba un comentario. Un nombre llegó a mi mente, se lo pedí a Henry Raad, quien escribió entre otras cosas: “Es una historia llena de un absoluto atrevimiento y valentía para ir al encuentro de cada cruda realidad. Es amor a la búsqueda por la búsqueda, aplastando los temores y sin medir lo complicado que resulta el vivir y buscar con tanta intensidad y audacia interior.

La autora se entrega limpiamente en lo literario, y en lo humano saliéndose de sus “casillas”, porque está dispuesta vitalmente a no dejarse encasillar.” 

Entendí que el Doctor Raad había comprendido la novela y que realmente me conocía.

La noche de la presentación de la obra, en el Palacio de Cristal de Guayaquil y ante más de cuatrocientos asistentes, tuve el gusto y el honor de tenerlo ahí, dando un bello discurso sobre la novela. Él, fue más allá, porque también resaltó cualidades sobre mi, que yo ni sabia que tenía, pero que el doctor Raad había apreciado desde siempre. Esa noche, por el pretexto de la novela, nos volvimos juntar cuatro grandes amigos, Henry Raad, Stefania Massa, Elizabeth López y yo, y desde ese 24 de septiembre del 2009, no volvimos a separarnos. 

Cada año, al menos una vez cada tres meses, el Doctor Raad nos convocaba a una junta de amistad en La Riviera, a donde mientras almorzábamos, nos poníamos al tanto de todo, de la familia, de los viajes, de las penas, de las alegrías, de los proyectos…y en menor proporción, de los chismes.

La ultima reunión fue para la Navidad del 2019. 

Un Henry Raad, distinto, golpeado por la enfermedad, entre cirugías, medicamentos y diálisis, nos decía que deseaba con todas sus ansias poder ver crecer a sus nietos; quería tener menos perros en la casa, ya que su esposa, Patrizia, es amante de los animales, pero para él, tenía demasiados. 

Hablaba de su juventud, de sus hijos, de Patrizia, otra vez, ya que siempre ella era el eje de todas sus palabras. 

También nos decía que temía el día de la partida, de ese momento de ya no estar aquí, pensaba en su amada Patrizia, ¿quién cuidaría de ella? Un amor tan grande, que no podía dejar de escribirlo en estas líneas. 

Sus amados hijos, sus nietos, y la diálisis que lo tenia fregado. Todo esto en medio de los temas políticos y las novedades del día a día que no podían faltar. Nosotras, Stefania, Liz y yo, aprovechábamos cada ocasión para pedirle consejos. 

Esa mesa de cuatro no volverá a estar completa, y no se, si Liz, Stefania y yo, volvamos a ir ahí para recordar…quizá nos falte valor.

Nos queda el recuerdo de la última foto, que publiqué en blanco y negro en alguna de las redes sociales. Lo hice como un reclamo, porque ahora falta el color; esa luz que Henry Raad se ha llevado para siempre.

¡Debí escribir esto hace mucho tiempo!, pensaba la noche anterior al envío del artículo. No pude dormir. Miraba el cielo, a través del vidrio de la puerta de mi balcón, la luna rosada de abril lo hacía ver de un azul intenso, mientras yo pensaba, no, no eran azules, los ojos de Henry Raad eran celestes. 

Descansa en paz querido y admirado amigo, con tu partida todos perdimos algo, y el Ecuador le ha dicho adiós a uno de sus mejores hijos. 

 

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5 comentarios

  1. Totalmente de acuerdo karina, el parecia un actor de cine en esa oficina, era el hombre mas bello del mundo y para los q crecimos con el, el vacío es enorme… yo tengo mi libro pendiente » La pocilga de la princesa», quedó en revisarle, aun no empiezo, pero se q lo haré, el hombre mas brillante, mas carismatico se nos fue….

  2. Inolvidable Dr. Henry Raad! Aún no puedo aceptar su partida, tal vez porque está tan dentro de mi corazón que nunca saldrá!. Hermoso artículo querida Karyna, creo que debemos continuar con esas reuniones para honrar su memoria! Sólo tengo palabras de reconocimiento a un ser humano excepcional que no se porqué tuvo la gentileza de brindarme su amistad sincera, su tiempo, sus consejos y su cariño. Creo firmemente que cuando un ser de luz como tú lo llamas -y que definitivamente así era Henry Raad- nos brinda todo eso de forma tan abierta, honesta y desinteresada, sólo podemos considerarnos ciertamente muy afortunados. Para mi fue y siempre será un privilegio que Henry Raad Antón me haya considerado su amiga. Un abrazo al cielo mi querido Doctor! Lo querré siempre!

  3. Descanse en paz Dr.Raad. La Perla del Pacífico. Y el Rio Guayas. Extrañarán su mirada y su convicion de pensamiento. Lucharemos por nuestra tierra y nos quedaremos en ella.O Bajo ella.Para los grandes emprendedores no existe jubilaciones NI inactividad. Siga el camino DONDE NO HAY REGRESO .Y al cruzar el puente y llegue al paraiso grite. VIVA GUAYAQUIL INDEPENDIENTE.Buen viaje dr.Henry.

  4. hola KARYNA me gustos tus istoria que bien lo que dice ere buena persona y lo hace bien bueno es un triste istoria que pena con Dr Henry Rannd que descance paz cuanto lo siento el era una buena persona que Dios los porteja siempre recuedademos a el Dr Henry Rannd pero bueno eres Doctara no verda que bien te felicito KARYNA ere bueno haciendo la cosa bien y espero que la cosa salga bien y que lo pase bien con tu familia a por cierto eres Radio tambien que escuche que bien tu istoria me sopredio a por cierto te ve guapa en la foto de Perfil mencanto tu istoria fue mucho gusto de conocerte KARYNA se quiere mucho KARYNA temado un saludo por mi parte es bueno conocerte KARYNA y vi la foto cuando estas con Dr Henry Rannd cuando estaba mas joven y feliz dia de Padre a la persona que le quiere mucho le ama de verda aqui te voy a poner mi Nombre Jimmy Valrezo bueno aqui todo mi familia me dice Jimmy pero me perfiere llamame Jimmito tengo una prima de Españal que se llama Jessica asco que siempre me dice Jimmito

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