26 abril, 2024

No con el poder

Despertarse, al igual que, convivir es una práctica consuetudinaria ejercida voluntaria e inherente a nuestro accionar humano, ésta nos mantiene en sociedad, la cual llamamos de diversas formas: país, Estado, familia, amistades, organización, “grupo”, entre otros. 

Ecuador en su controvertido devenir histórico y coyuntura política actual, la cual desde una ciudadanía responsable, observo con desencanto y preocupación, debe con frontalidad enfrentarse a reconocer los desafíos y escollos de fondo, entiéndase a: la crisis ética institucional de los poderes políticos constituidos y de la muy denostada participación ciudadana-electoral, que no ha demostrado nada más que meros fines electorales/partidistas

Entonces, ¿qué más nos queda ecuatorianos? ¿Cuál es la solución o programas de modificaciones estructurales a demandar de quién dice gobernar? ¿Estamos realmente dispuestos a asumir con honor y seriedad la debacle económica heredada por el Estado “gran hermano y corruptor”? Pueden ser muchas y diversas las respuestas a encontrar, pero solo una con acertada validez: responsabilidad compartida. 

Dejando el discurso populista y los improperios para los “caciques partidistas” y sus custodios dogmáticos, como ecuatorianos encarguémonos de revertir el carácter de “reservado” que el país enfrenta, referente a su ineficiente competitividad, debilidad institucional y sobre todo a su democracia de papel. 

Que despertados de la maquiavélica y larga noche revolucionaria, causante del retroceso en materia de libertad económica y desarrollo sea la introducción a un Ecuador de ciudadanos comprometidos, no con el poder, sino con su gente.

 

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“Yo fui deportista, jugué fútbol como todos los muchachos guayaquileños, fui jugador de pelota de trapo en las calles, junto a mi hermano Nicolás que fue mejor jugador que yo, y a mi hermano Agustín que fue el mejor de todos al punto de haber sido titular en el Patria con cuya divisa alcanzó el campeonato de Guayaquil, cuando se jugaba el torneo de la Federación Deportiva del Guayas y no había llegado el profesionalismo. Yo era estudiante excelente, muy indisciplinado, pero me gustaba la cultura física. Hacía pelota de trapo en las calles de mi barrio, boxeaba, levantaba pesas, estuve en el equipo de gimnasia olímpica de la universidad en la que estudie en Estados Unidos, pero no tuve la voluntad de ser estrella. Será porque me di cuenta que no tenía los dones especiales que se requieren para llegar a serlo”.

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