25 abril, 2024

Poema de la culpa (Respuesta de ella)

No la tengo en un libro, como tengo el poema de la culpa, pero encontré en Internet como de la autoría de José Ángel Buesa, la respuesta de ella, al “poema de la culpa”

A continuación, la respuesta de ella, al “Poema de la culpa”

Respuesta al poema de la culpa (de ella)
José Ángel Buesa

Señor, yo no soy digna siquiera de rogarte:
mi corazón ignora de la palabra el arte.

Sólo vengo a decirte que no me han comprendido,
porque los hombres hablan con el orgullo herido.

Cubren con bellas frases su más vulgar deseo,
… y a veces me turbaron, pero que ya no les creo.

Sin embargo, a los dos me di con alegría.
Lo comprendo, Señor: ¡toda la culpa es mía!

En los brazos del uno me entregué plenamente,
y en los brazos del otro… ¿Sabes lo que se siente?

Pregúntale a la Virgen, cuando ella era mujer,
todo lo que nosotras llegamos a querer.

Perdóname la audacia, pero aquella María,
no supo del abrazo viril que me rendía.

No miró aquellos ojos fijos en mi hermosura,
como dedos ardientes sobre mi carne impura.

Y no escuchó aquel canto de amor en sus oídos
que pudo abrir en música la flor de mis sentidos.

Tú bien sabes que el hombre se acerca a la mujer,
ebrio por la promesa de su propio placer.

Pero la mujer llora, se resiste, Señor,
y cuando al fin se ofrece, sueña con el amor.

Pues, mientras en el hombre la vida se hace fuerte,
la mujer se desmaya con un poco de muerte.

Quizás tuve un amante que me sedujo un día,
¡tan malo que, por eso, lo quiero todavía!

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Definitivamente los tiempos cambian. Para poder entender esta poesía de Federico Barreto, hay que ubicarse en su tiempo, o cuando menos en la época en que los de mi edad o mayores, estábamos en los 15 abriles.

En esa lejana época, se creía que la mujer debía llegar virgen al matrimonio. Ahora los tiempos han cambiado. Hasta las ballenas usan bikini. Prácticamente el único traje de baño que se puede comprar de una pieza es un monokini, es decir, un bikini sin la parte superior. Al hombre le gustan las “grillas” que bailan el “perreo”, que gustan de jugar a la “ruleta sexual”, y las madres se ponen felices cuando sus hijas bailan imitando a Madonna, a Lady Gaga, a Shakira o a cualquier otra artista que baile con movimientos sensuales, o mejor dicho, sexuales.

La costumbre social ha ido calando fuerte en el alma del ser humano. Ahora es común que los enamorados vivan juntos y consideran una aberración el casarse sin haber probado si son o no compatibles sexualmente. Le damos demasiada importancia a lo material, a lo físico, al hedonismo, a la diversión. Como alguna vez me dijo una madre: “la que no exhibe no vende”. Sigo creyendo, capaz ingenuamente, que la mujer no es un objeto sexual que se compra y se vende. Para mí, la riqueza espiritual de la mujer es lo más hermoso que ella tiene. La moral debe ser respetada, así como debe ser respetada la mujer. A mi modo de ver es ella misma la que se degrada, al aceptar mostrarse desvestida en público y al permitir que se la mancille con las letras de las canciones y los insinuantes bailes actuales.

Por los Padres (II)

Theo

Veamos algunos versos a los padres que vale la pena ser rememorados:

Comencemos (ya que tenemos la alegría de tener un Papa argentino), con un verso de Héctor Gagliardi: “El Padre”

El padre
Héctor Gagliardi (argentino)

¿Y negra? ¿Te puedo hablar?,
ya los pibes se han dormido,
así que dejá el tejido,
que después te equivocás.
Que hoy te quiero preguntar
porqué motivo las madres
de la mañana a la tarde
amenazan a sus hijos
con ese estribillo fijo:
¡Ah, Cuándo venga tu padre…!
y con tu padre de aquí
y con tu padre de allá,
resulta de que al final
al verme llegar a mí,
lo ven entrar a Caín
y escapan todos lados.
Y yo, que vengo cansado
de trabajar todo el día,
recibo, por bienvenida
una lista de acusados…

2 comentarios

  1. No la tengo en un libro, como tengo el poema de la culpa, pero encontré en Internet como de la autoría de José Ángel Buesa, la respuesta de ella, al “poema de la culpa”

    A continuación, la respuesta de ella, al “Poema de la culpa”

    Respuesta al poema de la culpa (de ella)
    José Ángel Buesa

    Señor, yo no soy digna siquiera de rogarte:
    mi corazón ignora de la palabra el arte.

    Sólo vengo a decirte que no me han comprendido,
    porque los hombres hablan con el orgullo herido.

    Cubren con bellas frases su más vulgar deseo,
    … y a veces me turbaron, pero que ya no les creo.

    Sin embargo, a los dos me di con alegría.
    Lo comprendo, Señor: ¡toda la culpa es mía!

    En los brazos del uno me entregué plenamente,
    y en los brazos del otro… ¿Sabes lo que se siente?

    Pregúntale a la Virgen, cuando ella era mujer,
    todo lo que nosotras llegamos a querer.

    Perdóname la audacia, pero aquella María,
    no supo del abrazo viril que me rendía.

    No miró aquellos ojos fijos en mi hermosura,
    como dedos ardientes sobre mi carne impura.

    Y no escuchó aquel canto de amor en sus oídos
    que pudo abrir en música la flor de mis sentidos.

    Tú bien sabes que el hombre se acerca a la mujer,
    ebrio por la promesa de su propio placer.

    Pero la mujer llora, se resiste, Señor,
    y cuando al fin se ofrece, sueña con el amor.

    Pues, mientras en el hombre la vida se hace fuerte,
    la mujer se desmaya con un poco de muerte.

    Quizás tuve un amante que me sedujo un día,
    ¡tan malo que, por eso, lo quiero todavía!

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