26 abril, 2024

¿Entre la droga, el miedo y la corrupción?

Sí! Trípode del aventurerismo político organizado para sostener la “estabilidad democrática”, simulada en beneficio del autoritarismo del poder. ¿Dónde? Aquí en Latinoamérica… La droga, al parecer, es el único factor nuevo de la trilogía. Al menos en las cantidades industriales que hoy viajan, sin mayores tropiezos de las mil formas, por sistemas viales aéreos, terrestres y hasta submarinos. Porque en la corrupción fue acunado uno a uno de los países que hoy integran nuestra América… Los casi 200 años de independencia de un colonialismo pervertido y corrupto son, significativamente, también, casi 200 años de corrupción de la formalidad democrática, hoy defendida o atacada. O manipulada. De cualquier manera, entre la corrupción y la droga el miedo es la tapadera de protección de ambas fuentes, que generan el estatus de las nuevas clases emergentes para el control social. Las leyes, las armas, la imposición del silencio, puestas en circulación en calidad de justicia y seguridad, son claves como prácticas de disuasión para los oponentes a la verdad de estado… Y entonces, el crimen, la persecución, el chantaje, la delación entran en circulación con carácter de necesarios para defender la “paz colectiva”.

Cuando, hace poco, el presidente uruguayo José Mujica calificó a México de “Estado fallido” equivocó la puntería al disparar hacia un solo país. Es Latinoamérica, en su totalidad, que está integrada por estados fallidos. Estados entrampados en enunciados de proyectos sin cristalización. Sólo discursos llenos de palabras altisonantes. Sin camino. Peor destino. Pero con las fotografías de sus presidentes, para las primeras planas de los periódicos que informan, así, sobre eventos sin trascendencia. ¿Sería bueno conocer, y comprobarlo en la realidad, cuántos de tantos Convenios, Acuerdos, Alianzas han sido aceptados y puestos en marcha, con éxito evaluado, en Latinoamérica? ¿O es que, más que seguro, están muy cuidados en archivos especiales, sitios alimentarios de ratones, cucarachas y comejenes? Mientras esto ocurre ya por tantas y tantas décadas Latinoamérica sigue con hambre. En la miseria. Sin justicia…

Pero, eso sí, casi todos los gobiernos de Latinoamérica no duermen, preocupados por comprar armas y seguir alimentando ideológicamente el estúpido objetivo de la guerra, so pretexto de la defensa de la soberanía nacional. Latinoamérica necesita más inversión en salud, higiene, educación, tecnología, que están muy venidas a menos. ¿Qué sentido social tiene el desperdiciar, como hasta hace un par de años, más de 60.000 millones de dólares en armamento y hasta pretender construir bombas atómicas. Todo esto huele, y fuertemente, a corrupción mediando los corredores de armas con su típica distribución de coimas en las cúpulas de las burocracias gubernamentales. Pero también significa sinvergüencería, deshonestidad y aberración inhumanitaria sabiendo que más de 200 millones de personas, tratan de sobrevivir, deteriorados, corporal y mentalmente, bajo la línea de la pobreza. Situación que aunque haya quienes no la aceptan corresponde a crimen de estado. Una forma soterrada de genocidio… Claro, luego de dilapidar de manera tan onerosa el dinero público los gobiernos deciden, entonces, reunirse entre mandatarios y cancilleres y resolver, por unanimidad, tal cual acaba de suceder en Costa Rica, salvar a Latinoamérica. ¿Liquidando de una vez por todas la miseria? No! Sobre todo, como explicó uno de los más fantaseadores del circo de alto nivel, sólo “la extrema pobreza”.

Pero, para poseer más espacio administrativo y darle más amplitud al tráfico de los estupefacientes y al reparto de licitaciones y contratos millonarios, el secuestro de la justicia, con fiscales, jueces, contralores a favor resulta una necesidad gubernamental de primera instancia. Cualquier oposición al régimen, por eso, individual o colectiva, es una muestra clara, fehaciente, determinante de desestabilización provocada que, en términos del autoritarismo en vigencia, significa “traición a la patria”. ¿Queda claro, por lo tanto, porqué de la prohibición a que los ciudadanos puedan opinar, con criterios diferentes, sobre la verdad de las verdades plateada por el poder, representado en el presidente?. Que los parientes estafan al erario público, los amigos hacen de brokers para el contrabando “científico”, los ministros reciben por debajo de la mesa la cuota del amarre para el contrato, los miembros del partido oficialista están, prácticamente, exonerados de la ley… Silencio… Hay que guardar silencio sepulcral… Tener presente que en “boca cerrada no entran moscas”, como explica el proverbio y, además, tal cual demuestra el andar cotidiano, tampoco entran hormigas…

En buena parte de Latinoamérica la persecución, a quienes toman una posición diferente a la que promueve el gobierno, es el eje principal del autoritarismo impuesto, por la “defensa de la democracia”. Un escrito, una reunión, una conferencia, una caricatura, hasta un gesto en desacuerdo o indiferente a los valores fascistoides en que está abanderado el poder político, resume una canallada contra la voluntad popular que, felizmente, el ejecutivo gubernamental está listo a liquidarla. Y nada mejor para esto que quedarse en el poder para siempre. Indefinidamente. Eternizarse, tal cual, más que seguro, le grita su patología sicótica al creerse imprescindible. ¿Pisoteando la Constitución? ¿Importa algo acaso? Qué infantilismo!

Pero es hora de decir basta! a estos autoritarismos, que pretenden, con el miedo como norma de estado, paralizar toda libertad con pensamiento propio… HAY QUE DEFENDER LA LIBERTAD, FUNDAMENTO DE LA VERDADERA JUSTICIA. VIVIR ES, ESENCIALMENTE, SER LIBRESY NADA NI NADIE PUEDE CONCULCAR NUESTRO DERECHO A LA VIDA!

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3 comentarios

  1. Felicito a don Marco Arteaga por su articulo valiente, claro y preciso. Autoritarismo, propaganda, burocracia, represalia, producen miedo. De acuerdo, hay que defender la libertad, fundamento de la verdadera justicia.

  2. La Biblia dice en uno de sus libros, lo siguiuente: LA VERDAD OS HARÁ LIBRES. Y, ser libre es gozar de libertad, libertad de pensamiento, de culto y religión. Nadie, ni nada puede impedirnos decir lo que sentimos, somos libres con derecho a decirlo y ser respetados en nuestra opinión.

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