26 abril, 2024

Poema de la culpa

Una de las poesías más pedidas es el poema de la culpa, la historia de un amor prohibido. Es en verdad uno de los poemas más hermosos de José Ángel Buesa. Narra un amor prohibido, a una mujer ajena, que intenta justificar en todas las formas aún reconociendo lo maravilloso de ese amor. Pero mejor leamos este poema que es de un romanticismo maravilloso.

EL POEMA DE LA CULPA
José Ángel Buesa

Yo la amé, y era de otro, que también la quería.
Perdónala, Señor, porque la culpa es mía.

Después de haber besado sus cabellos de trigo,
nada importa la culpa, pues no importa el castigo.

Fue un pecado quererla, Señor, y, sin embargo
mis labios están dulces por ese amor amargo.

Ella fue como un agua callada que corría…
Si es culpa tener sed, toda la culpa es mía.

Perdónala Señor, tú que le diste a ella
su frescura de lluvia y esplendor de estrella.

Su alma era transparente como un vaso vacío:
Yo lo llené de amor. Todo el pecado es mío.

Pero, ¿cómo no amarla, si tú hiciste que fuera
turbadora y fragante como la primavera?

¿Cómo no haberla amado, si era como el rocío
sobre la yerba seca y ávida del estío?

Traté de rechazarla, Señor, inútilmente,
como un surco que intenta rechazar la simiente.

Era de otro. Era de otro que no la merecía,
y por eso, en sus brazos, seguía siendo mía.

Era de otro, Señor, pero hay cosas sin dueño:
las rosas y los ríos, y el amor y el ensueño.

Y ella me dio su amor como se da una rosa,
como quien lo da todo, dando tan poca cosa…

Una embriaguez extraña nos venció poco a poco:
Ella no fue culpable, Señor… ¡ni yo tampoco!

La culpa es toda tuya, porque la hiciste bella
y me diste los ojos para mirarla a ella.

Sí. Nuestra culpa es tuya, si es una culpa amar
y si es culpable un río cuando corre hacia el mar.

Es tan bella, Señor, y tan suave, y tan clara,
que sería un pecado mayor si no la amara.

Y por eso, perdóname, Señor, porque es tan bella,
que Tú, que hiciste el agua, y la flor, y la estrella,

Tú, que oyes el lamento de este dolor sin nombre,
Tú también la amarías, ¡si pudieras ser hombre!

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Soleá del amor desprendío

Ya hemos hablado de Manuel Benítez Carrasco, español que vivió en Guayaquil allá
por 1950.

Disfrutemos ahoa de una de sua hermosas soledades: La soledad del amor
desprendido:

SOLEÁ DEL AMOR DESPRENDÍO
Manuel Benítez Carrasco

Mira si soy desprendío
que ayer, al pasar el puente,
tiré tu cariño al río.
Y tú bien sabes porque
tiré tu cariño al río.
Porque era hebilla de esparto
de un cinturón de cuchillos.
Porque era anillo de barro
mal tasáo y mal vendío
y porque era flor sin alma
de un Abril en compromiso,
que puso en zarzas y espinas
un fingimiento de lirios.

No hay comentarios

  1. La poesia es divina1!1 ya la conocía ese pieta cubano es un genio,
    Yo tengo su libro de de poemas.
    Los felicito por esta publicación

  2. Gracias por recordarme ese poema tan hermoso. Hace años tengo copia del libro de poesias de este autor, un amigo muy querido me la regalo y la guardo hasta hoy.

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