3 mayo, 2024

La corrupción es global: ¿Cómo cortarla? 2/6

De manera sistemática, Latinoamérica y países del primer mundo han venido perdiendo su soberanía social, política y económica.  El virus de la corrupción está presente, permeando de manera más profunda en la sociedad. Cito unos ejemplos de este patrón que está generalizado a todo  nivel: nacional, regional y geopolítico. 

Luis Caputo. Ministro de economía nombrado por Javier Milei, tuvo causas penales durante su participación en previos gobiernos y aún existen acusaciones e investigaciones en curso, casi detenidas, que involucran también al Fondo Monetario Internacional

Pedro Sánchez. Jefe de gobierno español, está siendo investigado por la fiscalía española y cuerpos del parlamento europeo por  favorecer una ley de amnistía a grupos separatistas a cambio de votos para su reelección. Miembros de su entorno más cercano están siendo investigados por malversación de fondos en varias causas

‘Caso Mediador’, escándalo de corrupción, con drogas, prostitución y coimas, salpica al partido de gobierno de España

Ursula von der Leyen. Actual presidente de la comisión europea y espera relegirse este 2024. Junto con su esposo, protagonizaron investigaciones que aún no se esclarecen sobre las negociaciones de vacunas para el Covid fabricadas por Pfizer. 

Josehp Biden. Presidente de los Estados Unidos y personero público desde 1973. Su hermano, hijo y otros familiares están siendo investigados por varios casos de corrupción utilizando su posición de influencia y función en el gobierno, los cuales incluyen una serie de cuentas en paraísos fiscales.

Estos pocos ejemplos ilustran el espiral sin salida que existe, no es un mal solo de países subdesarrollados, los síntomas son los mismos, comisiones de congresos y agencias de gobierno inmersos en sesiones interminables acusándose y defendiéndose a costa de los sueldos pagados por sus ciudadanos, mientras cada día nos desayunamos un nuevo caso de corrupción. 

Fiscalías que no se dan abasto para las investigaciones, agreguen a ello el dinero para organizar procesos electorales y recursos robados que nunca se recuperan, el costo económico que terminamos pagando podría ser calculable, pero la desconfianza en el  sistema democrático se va destruyendo por quienes llamamos líderes, representantes de nuestra sociedad  y en cierta forma a quienes deberíamos de emular.

La sociedad civil, de manera gradual se ha convertido en parte del problema, su indiferencia y reducida participación activa en los aconteceres locales y globales ha permitido que se forme una grieta enorme que la corrupción utiliza para expandirse y permear en  espacios que están consagrados en favor de sus ciudadanos por sus constituciones.    

La casi nula participación ciudadana nos ha convertido en pueblos reaccionarios donde su única salida de escape es la protesta, entonces ya estamos tarde, pasamos a ser parte de una obra teatral planificada,  que nos enfrenta a nosotros mismos, entonces el gobierno toma más espacio y poder, aplicando nuevas restricciones a nuestras libertades, impuestos y medidas coercitivas. 

Y de gota en gota y sin darnos cuenta estamos pasando de estados de derecho a estados totalitarios. Estos patrones ya se vienen dando en países mucho más desarrollados que los de Latinoamérica, nosotros no somos la excepción, es parte de una agenda planificada.

Es hora de frenar esta tendencia, dejar de ser reaccionarios y plantear soluciones quizás revolucionarias.



Artículos relacionados

Inmolando a Nebot

Me llegó un correo electrónico de un caballero que fue candidato Socialista por convicción; para mí un verdadero amigo que admiro, humanista, a quien le sobra el sentido común y liderazgo.

Me ha permitido usar partes de su carta, pidiendo, acorde con su normal modestia, que no lo cite.

“No sé si coincidas conmigo, pero pienso que NO es la gente de Guayaquil lo que ha cambiado, es la Economía del país. Otrora esta ciudad fue, de largo, el motor económico nacional. Las recaudaciones en aduana eran el sustento del gobierno central, la banca nacional era guayaca, las principales firmas importadoras estaban asentadas aquí, igual que las más importantes empresas de construcción, así como la entonces limitada industria nacional, etc.

Todo aquello sumado a que, sin excepción, lo exportable procedía del agro costeño.

La Anomia

Un amable lector, el Sr. Patricio Ortega, tuvo la gentileza de colaborar con mi columna incluyendo hace pocos días un comentario sobre mi artículo “La degradación de la política: ¿cómo, porqué y hasta cuándo?”(2), publicado en Octubre pasado, discrepando parcialmente con la solución que yo planteo para revertir el proceso de degradación política, por parecerle insuficiente el que haya un mayor compromiso por parte de “las personas íntegras, preparadas y experimentadas”. Con mucha honestidad, el lector declara al final de su mensaje que “sigue mirando esta sociedad descompuesta y preguntándose como cambiar el curso de la historia”. Cita como argumento la escasa, por no decir nula reacción de la opinión pública ante un mensaje a la nación lanzado días antes por un grupo de prestantes ciudadanos encabezados, si no me equivoco, por el Presidente Oswaldo Hurtado Larrea y el Emb. José Ayala Lasso. Y finalmente utiliza un término que abre un campo muy amplio e interesante de discusión y análisis: se refiere a la anomia que impide, según él y yo coincido, hacer conciencia de la situación

Me pareció que su inquietud, indiscutiblemente válida ameritaba no una breve respuesta sino un análisis más profundo y por esta vía. Cumplo pues con mi promesa.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×