28 abril, 2024

El magnicidio liberal

Los ideales liberales podrían haberse originado en 1859 mediante proclama del coronel Manuel Santos emitida desde Charapotó y, posteriormente, convertirse en plataforma de lucha del Partido Liberal conforme consta en la obra “Soberanía e Insurrección en Manabí” de la historiadora Carmen Dueñas de Anhalzer:  

voto directo, gobierno democrático, electivo, representativo, alternativo y responsable, todos los ciudadanos sean parte de la Cosa Pública, participen de su prosperidad o decadencia, empleos temporales no perpetuos, sin restricción el pensamiento ni se pongan trabas a la industria, eliminación para siempre del agiotaje y monopolios, reformas a la complicada legislación política, diplomática, civil y penal. Fomento de vías de comunicación como pasaporte civilizatorio. Finalmente, fomento y auxilio el tráfico de extranjeros, bases para la organización social en Justicia, Razón, Inteligencia y Libertades Públicas”.

Releyendo la Constitución de 1906 sus disposiciones  significaron verdaderas transformaciones sociales, económicas, políticas, especialmente, para la mujer ecuatoriana en educación, divorcio, defensa de los valores democráticos, igualdad ante la ley, derogatoria de la pena de muerte, forjó la unidad nacional y defensa de la integridad territorial, modernización de nuestra sociedad, sistemas de transporte y comunicación, caso de los ferrocarriles Guayaquil-Quito y el truncado Bahía de Caráquez-Quito, separación de la Iglesia con el Estado, libertad de cultos, entre tantas leyes que, verdaderamente, revolucionaron las raíces mismas del Estado convirtiéndole en Laico desde 1906.

Sin justificación alguna, tal vez, para hallar algo de entendimiento jurídico-constitucional del inhumano y horripilante magnicidio, evoco los siguientes artículos de dicha carta magna.

El 75 disponía quién se encargará de la sucesión presidencial era, en primer lugar, el presidente del Senado, no Congreso, desempeñándose como tal don Carlos Friere Zaldumbide fijando períodos para la temporalidad hasta concretar nuevas elecciones.

 El 76, ordenaba la prohibición de no reelección sino pasando dos períodos (8 años) para aquel que desempeñó el cargo. El general Alfaro finalizó 1911 su cuarto ejercicio. Estuvo desde 1896.

Don Emilio Estrada, ganador de las elecciones de 1911, debía ejercer hasta 1915 pero, fallece a los casi tres meses de su posesión asumiendo el ejercicio temporal del Poder, Carlos Freire Zaldumbide.

El 77 disponía que, ningún pariente presidencial dentro del segundo grado de consanguinidad o primero de afinidad, no podía ser candidato. Caso de don Flavio Alfaro sobrino.

El fallecimiento de Estrada produce el desbarajuste político. Flavio Alfaro hallábase en Panamá y la provincia de Esmeraldas lo proclamó candidato. En Guayaquil, el general Montero se proclamó jefe supremo y llamó al general que también estaba en Panamá.

Con el retorno de Alfaro atendiendo el llamado de Montero, Flavio Alfaro sobrino del general, no se acataron los artículos 75, 76 y 77 del orden constitucional, agregando el compromiso firmado con presencia del Cuerpo Diplomático, originó el vergonzoso magnicidio del célebre manabita que aún perduran sus principios liberales. 

A continuación, anoto lo siguiente: “Pese a su amplio triunfo en las elecciones presidenciales de 1911 (Estrada), Eloy Alfaro quiso prorrogar su presidencia y buscó excusas para pedir a Estrada que renuncie antes de posesionarse de la presidencia. Una de esas excusas fue que tenía problemas cardíacos. Estrada no aceptó las intimaciones de Alfaro, convocó a un congreso extraordinario para descalificarlo, pero no lo consiguió”.

Alfaro salió con rumbo a Panamá gracias a la mediación del presidente electo Emilio Estrada ante el encargado del poder ejecutivo, Carlos Freile Zaldumbide, y bajo la promesa de que no intervendría en política por un lapso de dos años”. (Wikipedia)

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Me llamó la atención el resultado del plantón por la seguridad ciudadana. Por emergencias de mis pacientes no pude llegar al inicio, pero llegué 40 minutos más tarde y me llamó la atención encontrar tan sólo unas doscientas personas en el plantón, cifra extremadamente pequeña para la magnitud del problema. Conversé con algunos amigos y conocidos que encontré allí y luego lo he hecho con otros para tratar de comprender el porqué de la indiferencia ciudadana en un tema de tanta importancia.

El denominador común de respuestas de la gente que no asistió, es el cansancio de ver los resultados negativos de este tipo de manifestaciones. Simplemente se reúnen, gritan, reclaman y nadie toma ninguna acción correctiva sobre el problema. Solamente algunas personas del Gobierno que se encargan de tomar fotos a los que gritan y anotan nombres de los revoltosos que conocen y nada más.

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