28 abril, 2024

Podríamos ir a pie

El título de este comentario lo tomé de una frase escrita en una de las cartas del pintor Vincent van Gogh, en la cual le escribe a su hermano Teo, como sería morir, ya de viejos, luego de haber vivido plenamente.

La vida de van Gogh, sin duda, uno puede verla, leerla o recordarla muchas veces, es mi apreciación, con ella siempre se sigue aprendiendo. 

Una de las principales enseñanzas de este genio del arte, es su pasión por pintar sin esperar resultados.  Era pobre y eso no le preocupaba. Se sabe que solo vendió un cuadro y fue a su hermano que era también su protector, en palabras actuales sería su manager y auspiciador.  

Vincent van Gogh pintaba por amor al arte, pintar era la razón de su vida. Por eso las maravillas que creo. Una vida dura, difícil, incomprendida, solitaria, medio loca, pero una vida intensa y absolutamente productiva.

Solo trabajó diez años, desde los 27 hasta su fallecimiento a los 37 años, y en ese lapso produjo más de 900 pinturas y muchos más dibujos y bocetos, casi una nueva obra de arte cada 36 horas.

Las cartas escritas a su hermano Teo son, además, obras filosóficas-literarias a donde nos deja lecciones de vida.

Cuando estoy triste o siento que la vida no tiene sentido o que las cosas que hago no son valoradas me acuerdo de van Gogh, realmente, solo hay que vivir y lo que hagamos, hacerlo con pasión, poniendo todo nuestro ser en eso que hacemos. Amar lo que hacemos, lo que somos, lo que hay, esperando una buena vejez y una muerte tranquila, como salir a caminar con el perro, paseando alrededor del parque. 

“Yo confieso no saber por qué será, pero siempre la vista de las estrellas me hace soñar, tan simplemente como me impulsan a soñar los puntos negros que representan en el mapa las ciudades y los lugares. ¿Por qué, me pregunto, los puntos luminosos del firmamento nos serían menos accesibles que los puntos negros en el mapa de Francia?

Si tomamos el tren para irnos a Tarascón o a Ruán, tomamos la muerte para irnos a una estrella.

Lo que es realmente cierto en este razonamiento es que, estando en vida, no podemos irnos a una estrella; lo mismo que estando muertos no podemos tomar el tren.

En fin, no me parece imposible que el cólera, el mal de piedra, la tisis, el cáncer, sean medios de locomoción celeste, como los barcos a vapor, los ómnibus y el ferrocarril, lo son terrestres.

Morir tranquilamente de vejez sería ir a pie”. (Vincent van Gogh)

 

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