Hace un par de semanas, sentado a la mesa con mi familia, mi suegro me ofrecía la oportunidad de llenar el espacio que mi padre había dejado en este medio. Para quienes no lo sepan, mi padre, el Capt. Eduardo J. Insua Márquez de la Plata falleció hace ya 3 años de leucemia.
Siendo muy franco, cada vez que mi viejo escribía, una gota de sudor rodaba por mi frente. El siempre fue una persona muy frontal, al punto de preocuparme lo que podía salir de su boca cuando se refería a temas que lo apasionaban.
El siempre quiso escribir una novela, es más, cuando se retiró de la aviación, su plan fue regresar al Ecuador para así concentrarse en cumplir su sueño; desgraciadamente, el día a día lo apasionaba aún más y no lo podía sacar de entre ceja y ceja y entonces todo lo que decía y escribía hacía alusión directa a lo que tenía en mente.
Como es solo normal y parte de la genética humana, ese nivel de pasión forma parte de mi sistema, y aunque compartimos gustos y preocupaciones distintas, cada vez que algo ronda mi cabeza, tengo que decirlo y expresarlo como una forma de filtrar mi interno.
DEPENDE DE TODOS LOS ECUATORIANOS, PORQUE LOS BUENOS, INTELIGENTES, HONRADOS, NO CORRUPTOS, SOMOS MAS,