30 abril, 2024

La impuntualidad

La puntualidad es cortesía de reyes, deber de caballeros, hábito de gente de buenas costumbres y personas educadas.

Usted invita a su casa a un grupo de amigos a cenar, les indica de modo inequívoco que los espera a las ocho de la noche. A esa hora, esto es, a las ocho de la noche, usted aún no ha llegado a su casa o está en otros menesteres, su esposa estará recién pelando los camarones que va a brindar esa noche, mientras los cangrejos esperan su turno de ser demolidos. ¿Por qué no estaban listos?  La razón es sencilla, nadie en su sano juicio  espera que un amigo tenga  el mal gusto e indelicadeza de presentarse a tiempo, se confía en la impuntualidad de los comensales porque estamos en el Ecuador. Llegar a la hora de la invitación  constituye una conducta inapropiada y de mal gusto.

Saca cita donde un médico, la secretaria del consultorio con post grado de doméstica, le dice que el doctor lo espera a las 11 de la mañana, usted se presenta 10:45 porque para chequearse las hemorroides si es puntual, a su llegada al consultorio, se entera que aún no atienden a los pacientes cuya cita fue programada a las 9 am. Le toca esperar tres horas al malcriado del galeno y usted soporta esta falta de respeto.

Una novia puntual a su boda, a duras penas tendrá de asistentes al cura, el sacristán y cuatro viejas curiosas que siempre hay afuera de una iglesia.

Existen sin embargo encuentros programados  de índole sexual, donde llegar muy temprano o precozmente, viene a ser una especie de  impuntualidad pero al reves, que se castiga con el chisme de la mujer plantada.

Miembros de la asamblea nacional han sido extremadamente impuntuales a la hora de la repartición de inteligencia y sentido común, aprecian mucho la impuntualidad y se pelean por llegar tarde. Esta actitud es reconocida como meritoria y se premia,  pues a la entrada de la legislatura podemos observar  la foto de un asambleísta con el texto:  “El impuntual del mes”.

Es muy popular la falta de puntualidad del Rey Felipe y su esposa Letizia, mientras que en el Reino Unido, todavía  recuerdan los cinco minutos tarde que llegó la reina Isabel  el 15 de noviembre de 1977, al bautizo de su primer nieto.

La puntualidad no es sólo llegar a tiempo, sino marcharse a horario.

Hay personas antipáticas que nos caen tan mal, que su impuntualidad nos alegra y otras que a pesar ser puntuales se les nota su retraso.

El problema de ser puntual es que nadie está allí para apreciarlo. El ingenioso Oscar Wilde decía que la puntualidad es una pérdida de tiempo.

En lo personal, creo no adolecer de lo que crítico, sin embargo, me gustaría llegar con bastante retraso a la hora de mi muerte.

-¿Aquí es la reunión de los impuntuales? …

-Fue ayer señor.



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