26 julio, 2024

Como testigo de ese día…

Antes de que llegues ya has llegado
Te aguardaba encadenado a mi lascivia
Eres el fuego que enciende mis lubricidades,
Te he deseado desde antes de desearte.

Acariciándome mi cuerpo me excitabas
Rompiendo la timidez de mis inhibiciones
Dando rienda suelta a mí desaforado impulso
Para irrumpir con mi dureza tus profundidades.

Prisionero de tus brazos me entregaba,
Arando surcos en tu cuello con mis labios,
Mientras tu piel se desquiciaba a borbotones
Cuando sentías que mi voracidad colmaba tus pasiones.

Exprimido entre tu fuerza vi la gloria
Mientras subías y bajabas demandando más satisfacciones
No sé si te mordiste o me mordías,
Cuando enterraba la última gota mi amor en tus entrañas.

Sofocado tu ardor con mí fluido…
Tus silencios daban paso a la ternura
Y gozoso en el regazo te quedabas,
Con tu satisfecha pasión como testigo de ese día.

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Medardo Ángel Silva

He dejado pasar más de un año de haber comenzado a publicar la poesía de la semana, para hablar de un poeta ecuatoriano, aparte de lo que publiqué de nuestro Prócer y verdadero genio de la libertad del Ecuador, nuestro Patriota, Don José Joaquín de Olmedo y Maruri.

Vamos ahora a hablar del poeta romántico, guayaquileño, que perteneció a la generación decapitada, que nació en Guayaquil el 8 de junio de 1898 y falleció prematura y trágicamente, el 10 de junio de 1919, dos días después de haber cumplido 21 años. Escritor, músico, poeta y compositor, es considerado el mayor representante del modernismo en la poesía ecuatoriana.

Quedó huérfano a muy temprana edad y su madre, con la pequeña pensión que recibía, construyó una casita en la Avenida del Cementerio. Entró a estudiar en la Escuela de la Filantrópica, cercana a su casa. Es factible que su fijación por la muerte pueda venir de su niñez viendo pasar los cortejos fúnebres frente a su casa. Le gustaba la música y solía practicar el piano en el Convento de San Agustín.

Ojos Verdes

Ojos verdes

Esta poesía de Rafael de León ha sido cantada muchas veces y por diversas artistas. Tiene romance y es una de las poesías más españolas que se han cantado en el baile flamenco.
Creo que vale la pena disfrutarla de nuevo:

Ojos verdes
RAFAEL DE LEÓN

Apoyá en er quisio de la mancebía
miraba encenderse la noche de mayo;
pasaban los hombres y yo sonreía
hasta que a mi puerta paraste el caballo.
“Serrana, ¿me das candela?”
Y yo te dije: “Gaché,
ven y tómala en mis labios
que yo fuego te daré”.
Dejaste el caballo
y lumbre te di,
y fueron dos verdes luceros de mayo
tus ojos pa mí.

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