16 abril, 2024

Todo era para siempre

Los recuerdos de mi niñez y adolescencia vuelven una y otra vez mientras intento no colapsar. 

Fue una época feliz, pese a los problemas. Y la felicidad consistía en jugar con los primos, andar en bicicleta, escuchar música, ver un programa divertido por televisión. Visitar a los abuelos o esperar el pan de dulce recién salido del horno, a las seis de la tarde, para comerlo con la leche caliente a la que acostumbraba a ponerle mucha azúcar y un poco de café. 

Los estudios publicados en la página de la OMS, pero sobre todo avalados por la realidad, indican que una de las secuelas de la infección por Covid es la afección mental. Depresión, ansiedad, pánico, una tríada desesperante. 

Inclusive puede haber trastornos del sueño, irritabilidad, delirio, confusión y hasta convulsiones. 

A pesar de que queremos creer que ya pasó lo peor, en el 2020, ese año que dejó un hueco en el calendario de la vida en el planeta, parece que no es así. Ahora las muertes se multiplican, por “causas normales” que según mi punto de vista y el de algunos reconocidos especialistas, no son tan normales. Hay quienes las llaman muertes por “repentinitis”. 

Sin pretender profundizar en las “vacunas Covid”, si son o no eficaces, hay médicos serios, unos dicen que sí y otros dicen que no, comparto mi experiencia en cuanto a lo que he observado. 

He mirado la realidad que es en sí una evidencia médica, sin dejarme llevar por teorías de conspiración. Comparto mi opinión para generar, de alguna manera, un pensamiento crítico en quienes leen lo que escribo, no es mi afán polemizar. 

Es importante insistir en que la infección por Covid no es mortal en alto porcentaje, tal vez de esta manera se ayuda a evitar el pánico y a informar con más responsabilidad dejando a un lado el sensacionalismo que solo infunde miedo y angustia. 

“La COVID-19 es la enfermedad causada por el nuevo coronavirus conocido como SARS-CoV-2. El coronavirus es un grupo de virus que causan enfermedades que van desde el resfriado común hasta enfermedades más graves como neumonía, síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS) y síndrome respiratorio agudo grave (SARS). Entre las personas que desarrollan síntomas, la mayoría (alrededor del 80%) se recuperan de la enfermedad sin necesidad de recibir tratamiento hospitalario. Alrededor del 15% desarrollan una enfermedad grave y requieren oxígeno y el 5% llegan a un estado crítico y precisan cuidados intensivos.” Fuente: OMS, (Organización Mundial de la Salud). 

Según reportan mis exámenes, tres veces he tenido infección por Covid. Una respiratoria (sin síntomas, solamente con un mínimo porcentaje de afección en los pulmones diagnosticada a tiempo, por una tomografía). Otra gastrointestinal, (una infección casi mortal) que supe que fue Covid, por exámenes de control posteriores y una tercera vez, de la cual me enteré por exámenes de sangre de rutina. Lo qué sí experimenté en esa tercera ocasión con Covid, fue la ansiedad, la depresión y el pánico. Añorando un pasado que como se suele decir, fue mejor, y que obviamente no volverá. 

El virus que causa la infección muta y genera diversas reacciones de acuerdo a cada organismo, no hay manera de saber con toda seguridad cómo te contagiaste, ni cómo va a reaccionar tu cuerpo con el virus adentro. Lo único cierto es que, si te da la infección, ya hay maneras más eficaces de tratarla, por eso no se muere la gente como en el año 2020. Como ya lo mencioné, aunque sea muy contagioso no tiene una elevada tasa de mortalidad, si el diagnóstico es oportuno y el tratamiento adecuado. 

El Covid o la Covid, pues me refiero a la infección, ya estaba dando vueltas por el mundo desde el 2019, en el 2020 se volvió universal y ya todos conocemos la historia. Una pandemia de lo más rara, en la que se puso en cuarentena a la gente sana, ya que antes eran los enfermos quienes entraban en cuarentena. 

Aunque ahora la OMS habla de “aislamiento” para unos y cuarentena para otros. Al fin y al cabo, resulta casi lo mismo. 

En toda esta historia, hemos visto y vivido como, de una manera rapidísima salió al mercado una vacuna “gratuita” que todos sabemos que no es tal, puesto que es cobrada mediante impuestos a los ciudadanos. Aunque se apela a los que tienen más recursos o ganan un poco más de dinero, a la larga es como una rueda de hámster, a donde todo da vueltas y las repercusiones económicas y sociales del alza de impuestos y disminución de sueldos, también. 

Volviendo al inicio de la vacunación masiva, en primera instancia, se sugería un control de presión arterial, un chequeo médico previo, para evitar situaciones adversas post vacunación. De la noche a la mañana toda medida preventiva fue olvidada y se “exhortó” a la población a ir a vacunarse a los “vacunatorios”, poniendo el brazo en manos de cualquiera (no en todas partes eran médicos o paramédicos los que vacunaban) para que esa persona sin experiencia en medicina, le inocule una substancia, de la que no se ha publicado su composición completa y que además se sabe, fue propuesta como una medida de ayuda “por emergencia sanitaria” sin haber cumplido las fases de las vacunas ya conocidas y probadas, como las que casi todo el mundo tiene desde años atrás, sea contra la polio, sarampión, etc. 

Según he observado, y muchas personas más al igual que yo, sean o no médicos, luego de la segunda dosis de inoculación empezaron a darse muertes repentinas, sobre todo de personas mayores, entre 70, 80 y 90 años, o en personas con afecciones crónicas previas. 

Muchos de los familiares de estos difuntos atribuyen estas muertes a lo normal que es morir según la edad, a que el difunto tenía una enfermedad antes de la vacuna, etc. Otros si lo dicen: antes de la vacuna no tenía nada, estaba bien. 

Después de la tercera dosis, el asunto de las muertes repentinas ha ido en aumento, inclusive infartos o daños cardiovasculares diversos entre gente joven y deportistas. 

Pero algo sucede, no todos se dan cuenta y simplemente hay casos insólitos cuando la familia dice: al menos murió vacunado-a, tenía todas sus dosis. No lo entiendo. Es fácil darse cuenta, que la pandemia fue creada para la vacuna. Y que esto se debe a propósitos políticos y no de salud. 

Nunca antes en la historia, los gobiernos insistieron tanto en una medida de salud preventiva con tanto fervor. Tanto así, que parecería que no existe otro problema en el mundo, solo el Covid y que te vacunes. Prácticamente, han obligado a la ciudadanía a inyectarse, hablando del caso Ecuador, en vista del carnet obligatorio para poder realizar actividades básicas, como subir al bus, entrar al supermercado y trabajar. Lo contradictorio es que el carnet dice: vacunación voluntaria. Pero, la realidad y las resoluciones COE Nacional (10 de enero de 2022) dicen: el carnet obligatorio. Al hacer esto existe una discordancia, si hay que presentar el carnet de manera obligatoria para las distintas actividades debería constar de esta forma en el carnet. Por lo que esta dicotomía entre lo que dice el documento y lo que se exige en la vida real es una manera infame de lavarse las manos ante la responsabilidad de esta vacunación irresponsablemente masiva e ineficaz. Está verificado por los casos de contagios diarios y pese al control que ha existido con los portadores del carnet y las personas no inoculadas, que todo inoculado contagia y se contagia. El no vacunado también, por eso no existe una diferencia científica que pueda obligar a usar la vacuna Covid, sea la marca que sea. Lo único real es que esto ha generado una segregación entre los ciudadanos, volviendo a unos de primera y a otros de segunda clase, como en los viejos tiempos:  salvajes y cristianos, negros y blancos o arios y judíos. Da pena asimilar que las clases de historia no han servido para nada, y que seguimos repitiendo los mismos errores. Además de que el gobierno del Ecuador no se da por enterado de lo que ya está sucediendo en otras partes del planeta, países como Reino Unido, Dinamarca, etc., que han suspendido el pasaporte sanitario. Brasil, cuyo gobierno no ha presionado ni obligado a sus ciudadanos a inocularse, respetando así los derechos individuales sobre el propio cuerpo. Canadá cuyos ciudadanos se han rebelado ante las acciones dictatoriales del gobierno. Y las recomendaciones de la misma OMS en cuanto a no inocular de manera obligatoria a los niños. El gobierno y el COE nacional están ciegos y sordos: “Los controles para el control de certificado a carnet de vacunación corresponden a los rangos etarios desde 12 años de edad a partir del miércoles 12 de enero del 2022 y desde los 5 a 11 años 11 meses, a partir del lunes 17 de enero del 2022.” Fuente: COE Nacional. 

Son múltiples los efectos secundarios post vacuna, Trombo embolia, accidente cerebro-vascular, dermatitis, neuritis, herpes zoster, afecciones del ciclo menstrual, etc., el peor de todos, la muerte. Similares además a los efectos que deja la infección natural por el virus, en algunos casos no tratados a tiempo o de manera inadecuada: insuficiencia respiratoria, septicemia, trombo embolia y/o la insuficiencia multiorgánica, incluidas las lesiones cardíacas, hepáticas y renales y la muerte. 

Todo esto se suma a los efectos de afecciones mentales que cada vez son más comunes. La afectación del sistema nervioso no es un chiste y debe ser considerada un problema de salud pública grave, aunque ya existía, ahora se ha agudizado. Es imprescindible tomar conciencia sobre esto, tener más empatía y compasión con quienes se encuentran pasando estas circunstancias. 

Afecta mucho el hecho de haber perdido, a veces de golpe, familiares cercanos, amigos, vecinos y colaboradores, hasta personajes admirados del mundo del espectáculo y afines. 

Se suma también la pérdida del trabajo y los ingresos para poder sobrevivir. 

Noches sin dormir, despertarse con la sensación de asfixia, de muerte inminente, pensar que estás enloqueciendo y seguir leyendo los obituarios… uno tras otro, leer solo malas noticias, delincuencia, tragedia, corrupción, más muertes. 

El 23 de diciembre del 2021 murió la hermana mayor de mi papá, mi tía Myriam, el 24 luego de una sencilla misa a donde mi primo, el cura, de manera muy acertada dejó que la Palabra de Dios hable por sí misma, ya que omitió el sermón, le dijimos adiós para siempre. Mientras yo me decía que suponía que ella era para siempre, como todo lo que viví en mi niñez. Cuando nos reuníamos en casa de mis abuelos, y mis tíos Fernando y Eduardo tocaban la guitarra y cantaban, o mi tío Renato sacaba su bandoneón traído de Italia, cuando su familia llegó al país huyendo del fascismo de Mussolini. 

Noches de familia en medio de cantos y un poco de trago que bebían los mayores, mientras los chicos mirábamos desde el lugar asignado para los niños. De la filosofía de la vida esotérica de mi abuelo y los ataques de histeria de mi abuela si las cosas no salían a su manera. Pero era todo tan apreciado y tan eterno, que es increíble que ya no sea así. 

Mientras la depresión, ansiedad y el pánico, esa tríada desesperante se apodera de mi garganta y me hace despertar sintiendo que me asfixio y otras veces sintiendo sobre mi cara la tapa de cemento que ponen en mi cara los del cementerio. 

Estamos pasando una época difícil, y los gobiernos no facilitan as cosas, el nuestro, por ejemplo, lo empeora todo con su falta de solidaridad e indolencia con el sufrimiento humano, anteponiendo mezquinos intereses que solo sirven a una élite. 

Mueren con Covid, por Covid, por vacuna o sin vacuna. Todos los seres humanos mueren y eso, de alguna manera es desesperante porque me hace sentir que un día también yo moriré. 

La muerte de uno, nos afecta a todos. 

Pero mientras voy en busca de la calma, en medio de la meditación, la oración y los recuerdos, se incrementa la fe y se suplica la esperanza. 

Pensábamos que todo era para siempre, ahora vemos que no. 

Si estás pasando por esta etapa de insomnio, ansiedad, depresión, angustia o crisis de pánico, busca ayuda, por favor. El sistema de medicina natural del Doctor Bach, es muy bueno. Esencias como Rescue Remedy, Sweet Chestnut, Gorse, White Chestnut, son sugeridas. 

Conversar con tus amigos sobre lo que estás pasando,  no ocultarlo a tu familia; meditar, hacer yoga, caminar, si puedes descalzo, mejor. Leer temas de espiritualidad. Orar. Escuchar algo de música hasta que los ojos se cierran del cansancio… cuatro de la mañana y al fin dormir. La música que sea la de su preferencia, siempre que levante el ánimo y traiga recuerdos felices a tu memoria.  Abre las ventanas, respira.

También en caso de ser necesario hay que acudir al sicólogo o buscar ayuda con medicinas que solo podrá recetarte el siquiatra, hasta salir del hueco de la desesperación. 

No estamos solos en esto y vamos a superarlo, un día moriremos, cada uno tendrá su momento, pero será un gran día, sin miedo y luego de haber vivido a plenitud. 

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7 comentarios

  1. Excelente artículo estimada doctora, se apega totalmente a la realidad de lo que está sucediendo yo lo había manifestado que a éstos cretinos de turno que nos están gobernando no le importa nuestro bienestar solo les importa sus intereses mezquinos con fines políticos y vociferar al final que lograron la inmunidad de rebaño pero a qué costo? Pero al final serán Cómplices directos de todas las consecuencias desastrosas en la aplicación de esa mal llamada vacuna como ya se comienzan a ver.

  2. Una opinión acertada y sensata sobre este CIRCOVID que estamos viviendo desde marzo de 2020.

    Sorprende que ya mayoría de la humanidad no se dan ni por enterado.

    La generación «más preparada» carece de algo elemental, el pensamiento crítico.

  3. Refrescante, usted es una persona normal, criada con buenos principios y valores familiares. La vida no es solo el hoy que experimentamos, la vida es eso que usted bien ha descrito, el pasado que nos formó, el presente que nos inquieta y la esperanza de un buen futuro, creado con las buenas acciones del hoy. Siempre habrán personas afines y eso debe reconfortarnos, saber que nadie está solo en el camino. No extrañe el pasado tanto que duela, pues este está sucediendo simultanea y paralelamente, solo dele cariño a ese recuerdo, reconfortese sonriendo a su yo más inocente, alegrese mucho que esa inocencia y pureza aun es parte de usted, que la vida no cambie jamás su esencia ni su perseverancia pro bien. De arriba nos vigilan. Somos la rama que sana el árbol, aquella que da los buenos frutos. Saludos cordiales y bendiciones

  4. El ejercicio fisico y mental cura todo y andar en bicicleta también.
    A mi me dio covid en Marzo de 2021, el único síntoma…..perdí el olfato por 2 dias, pero me sentía bien, no sali por 3 semanas para no contagiar.
    Pero estaba desesperada por salir a pedalear, lo hice y no tuve problemas con mis pulmones, respiraba muy bien.
    Siempre tuve normal mis defensas y buena energía.
    El médico supo decirme que me encontraba muy bien debido a que hago ejercicio físico.
    Nunca sentí miedo de contagiarme, cuando supe que tenia covid, lo tomé como algo normal sin asustarme, fui al medico y tomé los medicamentos que me recetó.
    Mi vida sigue normal..
    En el asunto de la mascarilla, mi criterio es que todos debemos usarla para no seguir contagiándonos, no hay que confiarse de los supuestamente sanos, pueden ser asintomáticos.
    Además creo que contagiarse mas de una vez afectaría a la estructura del tejido pulmonar, al estar inflamados no permite que puedan expandise.
    Por eso mi criterio es que todos debemos usar mascarilla. Aunque tambien afecta en parte.

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