27 julio, 2024

La demanda de la ciudadanía es seguridad

De las encuestas, dos son las principales demandas de la ciudadanía: trabajo y seguridad. La inseguridad cada vez va creciendo en el país y no falta razón para sentirnos aterrorizados; los asaltos, robos, secuestros, asesinatos, femicidios, etc. Los actos criminales, ocurren en todo momento y en cualquier lugar, no importa si es de día o de noche y lo que más preocupa, es que cada vez son más violentos; la crónica roja, de veras, nos asusta.

Este grave problema tiene varias aristas que vale la pena analizarlas, la crisis económica-social que soporta nuestro país, sin duda es una de ellas, la falta de oportunidad de empleo, los bajos salarios, se tornan proclives a delinquir; la internacionalización del delito, la migración indiscriminada, el micro y el narcotráfico. Otros ingredientes son, la disposición del correato de no exigir documento alguno, peor visas a los extranjeros que ingresan al país (esa novelería llamada ciudadanía universal), además, la facilidad de conseguir documentos de identificación en forma fraudulenta (lavado de identidad).

La corrupción de algunos jueces y la desconfianza y lenidad de nuestro sistema de justicia han permitido la proliferación de casos de “justicia por mano propia”.

El temor por ser víctimas de los criminales, la desconfianza que existe en la protección policial (el temor a ser enjuiciados y la falta de entrenamiento de los policías), han proliferado las compañías de seguridad, con su personal mal remunerado, sin armamento, sin equipo adecuado y sin el debido entrenamiento. En algunos casos se ha comprobado que los guardias han participado en atracos. Se construyen urbanizaciones convertidas en verdaderas fortalezas amuralladas, con cercos eléctricos, cámaras y alarmas; los locales comerciales con todo tipo de seguridades, los vehículos equipados con alarmas y sofisticados sistemas satelitales de rastreo, etc. existe una verdadera psicosis por la inseguridad. La ciudadanía exige que se autorice portar armas, esto, lejos de resolver el problema, agudiza la violencia, porque una sociedad no es más segura si sus ciudadanos se arman, todo lo contrario, se vuelve más insegura, está comprobado: los hechos de violencia se multiplican. Para el colmo de los colmos, en una reyerta entre reclusos, al interior de una cárcel, matan a bala a uno de ellos, insólito.

La Constitución establece en su Art. 163: “La Policía Nacional es una institución estatal (…), cuya misión es atender la seguridad ciudadana y el orden público, y proteger el libre ejercicio de los derechos y la seguridad de las personas dentro del territorio nacional”.

Si bien es cierto, la Policía ha ido creciendo y su profesionalización ha sido importante, pero no es menos cierto, que le falta mucho para que sea el escudo protector de la sociedad y que los ciudadanos confiemos plenamente. Trabajan bajo alto riesgo y existe escasa valoración a su importante tarea.

Un Estado requiere de la existencia de una policía profesionalmente bien entrenada, armada y equipada adecuadamente; además, valorada, remunerada acorde a su responsabilidad y riesgos, de esa manera podemos exigir que cumplan su misión a cabalidad.

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Ollanta Humala

Sin duda alguna, los gobernantes del siglo XXI de Brasil, Chile, Colombia y Perú se han propuesto ejecutar planes de acción para ir saliendo de a poco, del círculo de los países “subdesarrollados” y pasar a formar parte de los países que verdaderamente están en vías de desarrollo, es así como las cifras estadísticas en materia de economía, nos muestran el gran progreso obtenido en sectores estratégicos, e incluso se han vuelto destinos atractivos para estudiar, trabajar o vivir para quienes estamos en otros países de la región.

Quiero referirme puntualmente al Perú, país que desde el pasado 28 de julio eligió como nuevo mandatario al ex militar Ollanta Humala, quien llega bajo una ideología política de nacionalismo y socialismo, pero que ha declarado no tener ningún vínculo con el modelo socialista del siglo XXI adoptado por otros gobernantes de países vecinos, y es que, sería un gravísimo error que su gobierno entre a participar de este modelo político, el cual ya hemos visto que aplicado extremamente, no da buenos resultados.

1 comentario

  1. Sr. Molina, de donde saca Ud . Que la gente armada es la más pronta a la violencia? Acaso la gente de Israel , por ejemplo,se mata en las calles todos los días o la de algunos países europeos ? Un pueblo desarmado es una víctima constante de los delincuentes que si portan armas de toda clase y , claro está , sin permiso o como en Venezuela , con permiso. El monopolio sobre las armas por parte del estado , solo beneficia al propio estado ( sobre todo cuando no democrático) y a la delincuencia. El estado es un cuerpo reactivo y no puede actuar hasta que se cometa el delito. El ciudadano armado y con la gama de leyes que robustezca la defensa personal, es la primera ( y la más interesada también) línea de defensa en contra del delito. El problema , es que la izquierda siempre quiere un pueblo desarmado, inerme frente al doble poder ,el del estado y el de la delincuencia , que por desgracia ,en ciertas ocasiones ,es difícil ver la diferencia entre ellos.

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