26 julio, 2024

La oposición como manifestación cultural: descomposición estructural de las buenas ideas en Ecuador?

El debate noble, respetuoso, altivo e inteligente de ideas, parece haber sido desechado de
la estructura cultural de nuestro espíritu nacional, de nuestra esencia como ecuatorianos.

El esfuerzo por matar el consenso, demonizar todo lo bueno, sobredimensionar los
errores e irrespetar los más elementales principios de humanidad y compasión, se han
apoderado de las manifestaciones escritas y mediáticas de vastos sectores de opinión,
políticos, religiosos y grupos sociales, que definitivamente desaprovechan el espíritu de
libertad de expresión del que gozamos, para convertirlo literalmente en un libertinaje de
exposición de demonios internos.

La oposición crítica no debe renunciar a ser profesional, directa, metódica, certera, pero
si tiene que abstenerse de ser soberbia, arrogante e insolente, actitudes que además de
ser sinónimas, son el perfecto caldo de cultivo de la descomposición analítica, y puente
estructural entre la ingobernabilidad, el tercermundismo y el subdesarrollo.

Es que la posición de la prensa y de quienes tenemos la oportunidad de que se publiquen
nuestros artículos de opinión, o simplemente nuestras ideas o posiciones personales
sobre determinados temas, jamás debe tener una base destructiva, con expresiones de
odio o intolerancia hacia ideas diferentes, descalificaciones étnicas o desprecio hacia
razas minoritarias, intolerancia religiosa, descalificación a estilos de vida o realidades
personales, que en términos propios pueden molestar, pero que como conglomerado
social es imprescindible respetar y hacer respetar.

Este es un ejercicio difícil, pero posible. Se acerca más a la realidad de nuestras nuevas
generaciones y nos aparta del anacronismo de ideas impuestas por instituciones en crisis
o por tradiciones culturales que descomponen la posibilidad de apertura a revoluciones
transformadoras de pensamiento y obra.

La crítica debe nacer en nuestra propia estructura y reflejar con claridad y respeto ese
anhelo a mejores días para nuestra patria, que no dudo en sostener, es lo que deseamos la
inmensa mayoría o la casi totalidad de ecuatorianos.

Seguimos apuntando el dedo índice y culpando de nuestras reacciones a terceros. El papel
de la prensa no solamente es el de desnudar las injusticias, los abusos e incorrecciones
tanto del sector público como del privado, también es, el de informar con la mayor
precisión posible, a pesar de que a los dueños del medio les disguste los aciertos del
grupo político a quienes desprecian o que a los directores de la prensa cuyo único
accionista es el estado, les haga temer perder su posición de poder momentáneo. La
prensa debe ser abierta a opiniones diferentes, a ideas que con matices distintos apuntan
al mismo fin. No se trata de tener ganadores y vencidos en cada decisión, en cada
logro…se trata solamente de alcanzar el éxito como sociedad.

El calendario nos advierte la proximidad de épocas electorales, la historia nos sugiere a
gritos mucha prensa negativa, cargada de mensajes descalificadores y hasta injuriosos. El
presidente candidato tiene muchas obras, logros, proyectos y aceptación general que lo
enaltecen como gobernante, no necesita descalificar a sus contrincantes. Esperemos que
los políticos desafiantes tengan la inteligencia de exponer ideas y usar vocabulario que
pueda opacar a su casi ahora invencible adversario. Estoy seguro de que si el señor Lasso
finalmente acepta entrar en la contienda, realzará la campaña con su tradicionalmente
correcto discurso y estilo de proponer sus causas. Aunque no creo poder decir lo mismo
de los otros posibles candidatos, esperemos que la tentación del negativismo no los
seduzca desvergonzadamente.

Crucemos los dedos para que esa descomposición estructural que le hemos dado a la
aceptación de ideas diferentes, no siga siendo una manifestación cultural de esta nueva
etapa que estamos a punto de inaugurar.

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Con esta dura frase, pronunciada pocas semanas antes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales peruanas, el escritor peruano Mario Vargas Llosa definió lo que a su juicio significaría una eventual final entre Ollanta Humala y Keiko Fujimori. Aunque la frase es ciertamente desatinada por el irrespeto que implica para aquellos que sufren de estos penosos males, refleja con claridad el sentir de muchos peruanos, para ser más preciso, del 53% de los votantes que no respaldaron en la primera vuelta a los dos finalistas.

El entorno dentro del cual se están desarrollando estas elecciones, es bastante parecido al de otros países de la región. En lo político, crisis casi terminal de los partidos tradicionales, (todos prácticamente “difuntos” con excepción quizás del APRA cuya supervivencia está por verse y dependerá del futuro trabajo de Alan García), con una prensa muy crítica del sistema especialmente contra el Congreso que es prácticamente la institución más desprestigiada del Estado; finalmente, un poder judicial casi tan desprestigiado que el legislativo, en el que nadie puede confiarse y del que dicen muchos, que produce cualquier cosa menos Derecho y Jurisprudencia. Se puede aseverar que la antipolítica llegó también al Perú, quizás antes que a otros países en la que aparentemente este fenómeno ha hecho más “bulla” como Argentina, Venezuela, Ecuador, etc. Acá llegó casi en silencio, allá por 1990 cuando el pueblo escogió en las urnas a un “outsider” total, un desconocido rector universitario de nombre Alberto Fujimori que en pocas semanas arrasó con el candidato favorito, (Vargas Llosa), y se llevó la Presidencia. 11 años después, en el 2001, nuevamente el voto “antisistema” se impuso, y ésa vez el beneficiario fue un casi desconocido Alejandro Toledo.

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  1. Creo no estar equivocado cuando digo que la violencia se dio desde el principio cuando se pedia a gritos «darle correa» a los demas politicos.Hera acaso tan solo un eslogan de trinchera? .Con el tiempo y las aguas, la «cultura politica «revolucionaria se fue reduciendo al bocablo pedestre que en realidad nunca abandono.La creatividad del insulto revolucionario toma prestado una larga lista de las mas procases de la imaginaria vernacula del pais y reduce el discurso al blanco y negro como forma de liderar y educar al pueblo que aun lo sigue.Cuanto de ese pueblo se siente que ha adquirido el derecho a esperar las prebendas como una forma natural de vivir?.Podra algun otro mandatario,en el futuro, gobernar sin tener que repartir los dineros del estado (prestados o no)para que se vote por el o ella?.Los presedentes que se hacen comportamientos naturales durante este periodo,seran dificiles de cambiar para cualquier futuro mandatario que no crea que el papel del estado es el de subsidiar para ganar.

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