23 abril, 2024

Hay un conejo adentro de la luna

Si miran a la luna, en luna llena, verán la forma de un conejo adentro de ella. Al menos eso es lo que miro yo, y no es el reflejo de un conejo sino el conejo mismo que está metido en la luna. ¿Cómo hizo para entrar y quedarse ahí metido, pareciendo estar estampado en la faz de la luna llena? No lo sé y si alguien lo ha averiguado me encantaría que comparta ese conocimiento.

¿A qué viene hablar de un conejo sin sentido metido en la luna llena, cuándo el mundo se conmueve ante el terrorismo, la guerra, la hambruna, la pobreza, la escases, las catástrofes naturales, las armas químicas, los accidentes aéreos, los accidentes marítimos, los accidentes terrestres, los robos, los secuestros, los asesinatos, las violaciones físicas y morales, los escándalos sexuales, las enfermedades incurables y tantos otros males? Es simple, ver ese conejo metido en la luna llena que vuelve cada mes, una y otra vez, me recuerda que existe otro lado del mundo hacia el que podemos mirar.

Si empezamos a ver aquello que es simplemente un sinsentido, lo sencillo y cíclico de la naturaleza, nuestros ojos enfocarán un mundo distinto.

Los medios de comunicación deben dar la pauta presentando el acontecer desde esa óptica diferente. Marcar lo positivo, señalar lo bueno, orientar lo coherente, diferenciar lo conveniente, motivar lo natural. No es un juego de palabras, es una necesidad. Cambiar el enfoque negativo de las cosas y de los hechos; de las personas, es una necesidad.

El conejo es una especie muy antigua, y en la antigüedad, España tenía fama como país de conejos. Una de las características básicas del conejo es su extraordinaria fecundidad y capacidad para reproducirse; tal es así, que una pareja de conejos normales puede llegar a tener mil ochocientos cuarenta y ocho conejitos. ¡Numerosa familia! En libertad un conejo vive de 3 a 4 años y en cautiverio, de 6 a ocho años de vida. Celan durante todo el año, pero es la disponibilidad de comida la que va a condicionar su reproducción.

La gestación dura de 28 a 33 días.

En un año, una coneja puede parir de cinco a siete veces, ¡hasta once! Siendo lo habitual dos a cuatro camadas al año. De cada camada nacen de tres a nueve crías que serán amamantadas por su madre, en la madriguera, durante un mes, aproximadamente.

El conejo es herbívoro y sus huellas dejan una marca en forma de “Y”. Sus excrementos son esféricos y sus enemigos naturales son básicamente los carnívoros. Los conejos, al igual que todas las especies del reino animal, incluido el hombre, forman parte de la cadena de la vida, a donde unos se comen a otros para lograr sobrevivir. Lo que diferencia al hombre de los demás elementos de la cadena de la vida, más concretamente de los otros animales, es que el hombre mata y, salvo algunos que pertenecen a tribus más salvajes, no se come a su adversario.

Al hombre le basta cometer el crimen, (de pensamiento, palabra, obra u omisión). Sacia su hambruna en el odio. Se alimenta en la venganza.

De ahí que el conejo que vive en la luna, que está dentro de la luna, y que aparece cíclicamente, obvio, con la luna llena, tiene una suerte extraordinaria, no será alimento de ningún animal terrestre. Más bien, figura divertida, constituye una inspiración para quienes disfrutamos contemplando la luna llena, y con buen ánimo divisamos al conejo que nos invita a pensar, que en el mundo hay cosas, muchas cosas, personas y hechos, que son buenos y que dan el verdadero valor a la vida.

Artículos relacionados

Nuestra cobarde realidad…

Nos hemos convertido en indolentes espectadores de la imposición dictatorial más atroz de la historia.

Por dondequiera que voy oigo opiniones que hablan a raja tabla en contra de Correa, pero sin embargo a renglón seguido concluyen que el mismo se quedará como mandatario por el fraude que cometerá.

En esta sentencia está encerrada la grave situación de la indolencia social del ecuatoriano.

El ciudadano común ha perdido ese espíritu libre y altivo que lo hacía soberano e indomable, para no permitir que nadie se le imponga y peor que lo ponga de rodillas.

No hay comentarios

  1. Inspirador artículo. Esta es una prueba de ello:

    Conejo, conejo que estás en la luna;
    metido, metido, en la luna llena;
    murmura al oído de la dama bella,
    cómo ves de allá la humana faena.

    Si hay esperanza de futuro limpio;
    o si los polos cederán robustez,
    a la inclemencia del señor smoke,
    su ceguera y sinfin tozudez.

    Conejo, conejo que estás en la luna;
    metido, metido, en la luna llena;
    salta a las calles en las noches frías,
    y acolita a la niñez buena.

    A aquella niñez de las calles frías,
    víctima de aventuras disfrazadas de pan;
    y de labores que no son promoción,
    sino esclavitud e infeliz tobogán.

    Conejo, conejo que estás en la luna;
    metido, metido, en la luna llena;
    salta con los angeles a la mía Tierra,
    tornando la vida más justa, más amena.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×