Recuerdo haber escuchado hace algunos años a un ex presidente de la República cuando se dirigía al pueblo en uno de sus motines de campaña, él dijo: “Ustedes los pobres…” Algunos lo criticaron por eso, yo no. ¿Por qué no? Porque él tenía razón. Él no era pobre, pobres eran los del pueblo que se había reunido para escucharlo y aplaudir cuando decía verdades como esa. Lo cierto es que la verdad no debe acomplejarnos.
¿Cuándo ocurre el malestar? Ocurre cuando empezamos a creernos lo que no somos o empezamos a convencernos de que por algún motivo somos más y mejores que el resto de las personas. Nadie es más ni mejor. Lamentablemente y aunque nos moleste aceptarlo, TODOS SOMOS IGUALES. Nacemos, crecemos, morimos. Cumplimos un ciclo vital no modificable. Unos le sacamos mayor provecho, otros menos, otros no tienen opciones. Pero al final, como dice la canción, “las calaveras todas blancas son”.