18 septiembre, 2024

Dividir para Gobernar

El viejo sistema de dividir para gobernar atribuido a la Partidocracia, como sistema del mal, tan criticada y combatida por el Gobierno Central, hoy es la principal arma esgrimida en forma permanente por el Sr. Presidente, al usar despectivos epítetos para referirse a determinados grupos sociales, buscando alterar la paciencia de unos para alegrar la irresponsable actitud de otros, buscando así cimentar en ese corrupto sistema su popularidad dentro de un marco de confusiones y zozobras que confunden y desequilibran el razonamiento de los ingenuos, para en su confusión, gobernar sin ningún control y análisis que genere la fiscalización de los actos de su Gobierno, sin evaluar tampoco los profundos resentimientos que se generan, dejando huellas que pueden ocasionar conflictos con difíciles perspectivas sin beneficio para ninguna de las partes involucradas impositivamente por el Econ. Rafael Correa.

La división genera el irrespeto y rompe la tolerancia que debe existir en busca de un camino limpio y ágil de fácil circulación, para lograr el razonado entendimiento y comprensión entre seres humanos capaces de establecer acuerdos y reglas que no se cimenten en la obligatoriedad de una imposición establecida tan solo por una de las partes, sin evaluar razonadamente el beneficio o perjuicio que esas imposiciones generan como resultado de sus arbitrariedades.

El dividir para gobernar, sin duda alguna, obedece a un corto periodo de arbitrariedad, hasta que las partes conocen y se dan cuenta del mal que se le ha causado a una inmensa sociedad unida por raza y por sus vínculos ancestrales, por eso la división de clases crea gobernabilidad, pero de corto plazo, no puede perennizarse porque todo ser humano que crece y se desarrolla, anhela prosperidad y progreso en el marco de una libertad estable, lo que solo es factible lograrlo con la participación de todos, sin engaños ni mentiras que pronto quedaran al descubierto, como ya ocurre con el gobierno actual, su corrupción y prepotencia ya están al descubierto y sus propios aliados de ayer, son hoy los detractores de sus errores.

Así como la pobreza no se debe y no `se puede repartir, el odio y el rencor no se debe permitir ser olvidados, cuando estos atentan la integridad familiar, por eso el plazo y la vigencia de este maligno y corrupto sistema será cada vez menor, hasta que ese vinculo de corrupción se deteriore y se rompa en función del análisis y comprensión de todos los involucrados en el verdadero desarrollo del país, pues la imposición termina para generar la alianza hacia el bien común que invita al análisis y comprensión de los problemas de todos.

Lo lógico y razonable en un proceso de desarrollo, mas aun cuando el proceso se ve afectado por una crisis financiera, es impulsar la inversión bajo reglas claras y procesos estables, en los cuales se prevea y determine el incremento del aporte o contribución de los sectores productivos, con el propósito de lograr subir progresivamente el incremento salarial hasta lograr un mejor estándar de vida para todos, acorde con el mejoramiento y desarrollo de la producción y productividad nacional. Lo absurdo es lo que se propone, un desbocado crecimiento salarial, sin ningún programa de inversión y desarrollo, lo que generara el desequilibrio económico y hasta el cierre de empresas y por lo tanto la pérdida de puestos de trabajo.

El mejor combate para terminar con la pobreza es generar trabajo fomentando la inversión, produciendo mas que lo que se consume, combatiendo la corrupción en cualquier nivel que se presente, publico o privado, para lograr una mejor productividad que genere estabilidad y desarrollo con lo cual se fortalecerá la economía de todos dentro de un marco de equilibrio y justicia, sin fanatismos ni contemplaciones políticas, que siempre terminan en corrupción.

“Guayaquil, por la Patria, con autonomía”

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Ley para escritores

Después de ser aprobada la “Ley para Escritores”, el 4 de octubre de 1933, Hitler se sentía contento con “su prensa”, como solía decir.

“La confección del contenido intelectual de los periódicos y revistas políticas, publicadas en el territorio del Reich, ejercida como profesión principal o en plan de colaboración aisladas, es un deber público cuyas obligaciones y derechos profesionales determinará el Estado con esta ley. Los portadores de este deber público se llaman redactores. Quien no reúna las exigencias establecidas en la presente ley, no puede ser admitido como redactor”. Esto decía el párrafo 1º de la “Ley de Escritores”, mediante la cual los redactores, que a partir de ese entonces eran los responsables del contenido de los diferentes periódicos, por un lado se libraron de la influencia de los editores, pero por otro quedaron expuestos a la influencia mucho más rigurosa del partido. El redactor, que ocupaba una posición parecida a la de un funcionario, ya no se debía sentir, como hasta ese momento, un colaborador del periódico y un empleado del editor, sino un portavoz del Gobierno de Hitler, que estaba llamado a conducir al pueblo hacia los fines deseados por el partido y por el Führer. “En la persona del redactor así lo formuló Goebbels, o sea, en el trabajador intelectual, empieza la nueva organización…Su idea base es la transformación de la prensa en un instrumento público y su incorporación legal e intelectual al Estado. El trabajo del redactor es una función pública, ya por su naturaleza es uno de los factores más importantes de enseñanza y educación”.

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