26 abril, 2024

Las confesiones

Todos los sábados, nos reunimos con mi hermano. Vitamino, en algún “Sweet & Coffee”, Mi hermano se toma un capuchino y yo unn cafecito, con un cigarrillito. Mi hermano se graduó de Ingeniero en los Estados Unidos. Un hombre de mucho trabajo, honesto y generoso. Muy querido por sus amigos y por todos mis familiares. Acostumbrado a trabajar con gente ruda, sana y muy trabajadora. A la hora del descanso, jugaba fútbol con ellos. Buen delantero izquierdo, solo es zurdo para patear la pelota, y jugaba muy bien, fuerte como era, como ex alumno de la Academia Militar Juan Gómez Rendón, de Payas, años atrás desaparecida, pero fue un excelente plantel educativo, donde aprendieron a madrugar, a ser disciplinados y estudiosos. Si faltaba, se quedaban castigados el fin de semana. Eso era un castigo triste, se perdían las fiestas en casa de sus amigos, como se estilaba en aquellas épocas.

Mis confesores, se murieron: el P. Barriga y el P. Villalba, del Colegio Javier de Guayaquil. El P. Alfonso, de Santa Teresita, lo cambiaron de Parroquia. Actualmente, mi confesor, es el P. Richard, de la UEES. Los horarios de su misa nos van mejor, para nuestros apretados fines de semana.

Entonces… Nos confesamos el uno al otro. Nos contábamos todas las novedades familiares, tanto de su familia como de la mía. Lo que hemos hecho en el interior y lo que proyectamos hacer. El sigue activo, yo en cambio, estoy jubilado, aunque también activos, pero no profesionalmente hablando, sino académicamente, preocupados, con un chat de colegas, que lidera el Dr. J.O.T, que nos orienta con sus oras de Derecho, con sus reuniones, para “alcanzar”, “Justicia Independiente”. Que en el país, salvando las actuaciones de la F.G.E. (La Dr. y de la Juez(a) Camacho, no mejora. La corrupción continúa en el Ecuador.

Segun terminos de Eco. Walter R. Spurrier, extraordinario en sus comentarios, en entrevistas y en sus escritos en el Diario El Universo y en el Diario El Comercio donde escribe, como columnista de esa planta.

Siempre, con mi hermano, antes de nuestros tertulianos, visitamos la tumba de mi madre, en el campamento Parque de la Paz. Junto a su tumba fría, reflexionamos unos minutos, le dejamos un ramito de flores y nos retiramos.

Este año ya cumple 10, de su partida. Donde se reunió con mi abuela Ana Muñoz, con mi hermana Ana Rosa, con mi tía Amanda de García y con mi Consuegra Marianita, quienes están junto a todos mis familiares, porque están todos en el cielo.

Cerca de las 8pm nos retiramos. El se va al cine o a su casa y yo, a la casa de mi cuñada Marilu, a tomar cafecito dominguero. Sigue la tertulia, hasta las 9 ½ pm, que regresamos a casa a ver los noticieros televisivos. Esa es mi vida por ahora, muy familiar y conservada, sobre todo los días de los fines de semana y ocasionalmente,, en reuniones familiares con mis más cercanos y querido parientes -o con mis amigos de siempre- cuando nos invitan o nos reunimos.

Tratamos de no perdernos estos momentos tan gratos, y tan llenos de las “últimas”, que nunca faltan en esta ciudad, en este país y en el mundo entero.

En misa, yo rezo por todos, por mi esposa, por mis hijos, por mis nietos, por mis primos, por mis sobrinos, por mis amigos personales o del FB, por el Papa Francisco, por la Iglesia Católica, con tantos problemas de por medio, por nuestras autoridades locales. Provinciales, Regionales y Nacionales. Ahora incluiré al Presidente D. Trump, para que Dios lo ilumine en sus decisiones. Ruego por la Paz y para la seguridad de todos, ruego por los pobres y por los ricos, para que ellos -los pobres- obtengan lo necesario para su existencia y por los ricos para que con su esfuerzo, creatividad y dinero, continúen dando trabajo y riquezas al país.

A mi hermano, solo le doy un consejo: Cuidate de los envidiosos.

Los envidiosos, son la peor especie, de la especie humana. Quieren todo solo para ellos. Son los únicos que se consideran con derecho a gustarte lo que tienes y tenerlo para si, lo que a otros les costó, tanto esfuerzo lograrlo a lo largo de sus vidas.

Los envidiosos, nunca llegaran al cielo.

Están excluidos, hasta el juicio final. Al fin de los tiempos.

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EL PODER DE LAS PALABRAS: “En cierta ocasión un famoso poeta se encontraba en un bar. Fue reconocido por un humilde obrero, quien se le acercó y le pidió un gran favor. ¿Podría Ud, famoso poeta, ayudarme? –Dígame- respondió el poeta. Mire, yo no sé escribir y deseo enviar una carta de amor a mi novia. ¿La podría Ud, escribir por mí? El escritor se sonrió desconcertado, levantó los hombros con un gesto de imposibilidad, trató de explicarle que eso no podría ser. Pero el obrero insistía en su demanda. ¿Qué quieres que yo diga en tu carta? Preguntó el escritor. –No sé- contestó el obrero, si lo supiera, no se lo estaría pidiendo Al escritor le impresionó la respuesta, se quedó un rato pensativo y le dijo: Vuelve mañana a esta misma hora y tendrás tu carta.

El escritor estuvo por la noche luchando con las palabras, tratando de expresar un amor profundo. Al día siguiente fue al bar con su carta, y cuando llegó el obrero, se la leyó. Al obrero se le iluminaron los ojos y dijo con agradecimiento y admiración: Sí, es perfecto. Eso era precisamente lo que yo quería decirle a mi novia, pero no sabía que era eso”.

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