26 abril, 2024

84 años sin Mariátegui

Para quienes aun están convencidos en una Latinoamérica solidaria, próspera y sin miseria… Gracias Perú, por entregarnos con Mariátegui, una semilla de germinación permanente!

Al parecer ya es mucho tiempo después de su deceso en abril 16 de 1930. Aunque muy corta su residencia de vida, desde su pueblo Moquegua donde nació hasta su último suspiro exhalado en Lima, a los casi 36 años, José Carlos Mariátegui dejó abierto y desbrozado un camino muy amplio. Amplio por su generosidad y frescura por donde avanzar hacia la unidad solidaria de Latinoamérica… Hoy, con tantas y tantas amenazas de autocracias, dictaduras, tiranías, aliñadas con seudo socialismos, que pretenden establecerse como dueños de heredad familiar en esta América mestiza, recordar a Mariátegui es valedero. ¿Por qué? Para redefinir las posiciones ideológicas y las practicidades sociales en bien de la diversidad de los pueblos que la habitan.

Es que, además, recordar a Mariátegui no responde a un eufemismo sensiblero. Significa, antes que nada, repensarlo. O sea, aceptar sus propuestas de lucha social y liberación en las confrontaciones actuales de la realidades económica, política, cultural, científica. Todo, por cierto, hacia un bienestar que liquide, de una vez, sin esperas ni traiciones, las necesidades básicas vivenciales, en un contexto seriamente democrático de justicia y libertad! Por eso, tal cual expresamos en nuestro obra “5 Razones para aceptar a Mariátegui”, publicada en Perú por editorial Amauta, hace algo más de 4 décadas, Mariátegui, quizás el pensador latinoamericano de mayor nivel, “es actualidad. Actualidad ideológica, actualidad política, actualidad social”.

En Mariátegui, por primera ocasión, está la iniciativa de encontrar soluciones para el atraso y la pobreza y generar posibilidades del desarrollo, mediante el estudio, el análisis y la comprensión de la realidad de cada sociedad. Sólo esta aprehensión de la vivencia en que el hombre actúa, de acuerdo a sus circunstancias, hace viable soluciones estables para la cuestión indígena, el problema de la educación, la organización popular, la identidad nacional, la unidad latinoamericana… Aspectos claves, desde nuestra óptica y en la enseñanza de Mariátegui, que aseguran el cumplimiento del destino de “nuestra América”, para decirlo con las palabras de Martí.
>> Mariátegui recupera, a favor del indio, el reconocimiento socio económico de su existencia en torno a la tierra, como base del desarrollo agrario, toda vez que la sociedad agraria es la vida misma del indio… No más, entonces, simplemente el indio como personaje literario, en alguna vitrina del paisaje andino… En sus palabras “No nos contentamos con reivindicar el derecho del indio a la educación, a la cultura, al amor y al cielo, comenzamos por reivindicar, categóricamente, su derecho a la tierra”.

>> El asunto de la educación resalta como verdadero problema y obstáculo del desarrollo, al continuar como una enseñanza de clase, netamente personal sin vinculación a su hábitat social. Más aún cuando las tantas reformas aplicadas solo han sido imposiciones foráneas, de latitudes sociales y culturales ajenas a sus usuarios… ¿Cómo hablar de libertad de enseñanza si la gran mayoría no dispone de la libertad económica para acceder a ella? “La libertad de enseñanza, planteó Mariátegui, así, es pues una ficción. Es una utopía que la historia desahucia”.

>> La preocupación por el pueblo, en tanto pueda determinar su existencia según su necesidades y proyectos, tenía en Mariátegui mucho más que una esperanza. Sin organización no es posible confrontar algo en busca de beneficio positivo. Pero organizarse no es simplemente tener capacidad de convocatoria y enfrentamiento. Se trata, sobre todo, de crear una conciencia del trabajador respecto a su ocupación y su relación social de la función que desempeña en el rol productivo. La asociación de los trabajadores en sindicatos y en un partido político de masas fue una luz guía en Mariátegui que, en su mirar socializante de “un marxista convicto y confeso”, tal cual lo confesara, supo complementar con la creación de dos órganos de prensa, la revista Amauta de amplio espectro cultural y el periódico Labor, restringido a ser vocero clasista de los trabajadores.

>> El nacionalismo, una concepción política tan usada por fascistas y populistas, con Mariátegui cobra una nueva dimensión, relacionado al descubrimiento de la identidad del pueblo que lo promueve. “Hay que peruanizar Perú” fue la clave de la lucha por el nacionalismo de Mariátegui. O sea, hacerlo propio. Por y para las grandes mayorías. Rescatar la nación en sus valoraciones socio culturales que históricamente le pertenecen y proyectarlas en el contexto de la realidad actuante. Esta peruanización resalta la obligatoriedad de emancipar el país, o lo que es lo mismo, descolonizar el país de toda dependencia y establecer, entonces, su desarrollo, a buen recaudo de toda política aventurera externa…

>>América latina en Mariátegui significa no una abstracción filosófica al estilo Vasconcelos ni un canto lírico al estilo Rodó. Significa una realidad histórica en continuo y tangible procesamiento. Pero, ciertamente, comprendía Mariátegui “El espíritu americano está en elaboración… La síntesis no existe todavía. Los elementos de la nacionalidad en elaboración no han podido fundirse o soldarse”. Y muy consciente de tal existir, sin embargo insistió, con mucha determinación, que “los brindis pacatos de la diplomacia no unirán a estos pueblos. Los unirán, en el porvenir, los votos históricos de las muchedumbres…”. Es que, en verdad, Latinoamérica debe ser descubierta, por fin, por sus propios hijos. Es hora que obtenga, con sus propias valoraciones, su contenido propio de nacionalidad continental!

¿Es que alguna de las puntualizaciones precedentes ya no está más y es posible decir que cada uno de estos países latinoamericanos ha sobrepasado estas limitaciones? ¿No es que casi 100 años después de la publicación de sus “7 ensayos de interpretación de la realidad peruana”, en que se ventilan uno a uno estos problemas, para Perú pero aplicables ciento por ciento para el resto de esta América, siguen en espera de soluciones concretas? ¿No es que, incluso, siguen siendo la desnutrición, la ausencia de vivienda, la falta de trabajo estable, el abandono de las tierras cultivables, el aumento de la criminalidad y la delincuencia, la migración obligada, la marginación del indio y las minorías étnicas las cartas del juego con que los políticos buscan el poder, para tratar de perpetuarse en sus gobiernos de oportunismo y piratería? Insistimos: Mariátegui es actualidad… “Maestro, hermano –decimos con Neruda—te seguiremos cantando, seguiremos llamándote. Así no estarán solos nuestros pueblos en su dura ascensión a la libertad y a la dignidad”

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