Pasar por el corazón
La vida está llena de contrastes, pensaba ella mientras se dirigía a la misa de duelo. Era una tarde especial. Había estado en la casa de su amigo querido, celebrando su cumpleaños, y ahora estaba camino a la Iglesia para celebrar la muerte. Pasó de un ambiente colmado de arcoiris, de buenos libros y risas tímidas a un ambiente silencioso, solemne, reflexivo…
El sacerdote salió con paso sereno y el público entonó el canto de entrada: “Dios está aquí”. La ceremonia había comenzado. De vez en cuando se oía la sutil música de las lágrimas cuando caían, los rostros abstraídos, como volviendo a digerir una realidad que se les escapaba. El silencio traía consigo un baúl de recuerdos y el tiempo oscilaba entre un lejano presente y un cercano pasado…
Al momento de la homilía, el sacerdote bajó del altar y se paró frente a las almas dolientes, como buscando la cercanía, procurando un encuentro familiar. “Hoy vamos a recordar, dijo. La etimología de la palabra ‘recordar’ significa ‘Volver a pasar por el corazón’.” A la escucha de aquellas palabras sentimentalmente mágicas, los participantes volvieron a pasar por el corazón las memorias más alegres y las cualidades más nobles de quien en espíritu los acompañaba. Al finalizar la ceremonia, alguien recitó unos versos escritos entre lágrimas y pausas añorantes; una mezcla de dolor humano y heroica fe.
Dar al César lo que es del César
El 28 de Mayo 2013, diario El Universo publicó el artículo Líder de la Oposición del señor Iván Sandoval Carrión, cuyo enlace está a continuación:
http://www.eluniverso.com/opinion/2013/05/27/nota/960356/lider-oposicion
Este artículo llamó mi atención y me condujo a escribir una carta para el señor Sandoval, con copia para el Director de El Universo y Cartas al Director de este diario.
Luego de una espera prudencial y en vista de que diario El Universo no ha publicado mi carta, la transcribo para conocimiento de los lectores:
Mi carta a la virgen María
Me llegó una propuesta de un querido amigo por Facebook, en la cual ponía a nuestra consideración recuperar una “tradición salesiana”, que consistía en escribir una carta cariñosa y con nuestras necesidades a la Virgen, y posteriormente “quemarla” el 31 de mayo.
Me pareció muy válida y justa la recuperación de esta tradición, porque personalmente tengo mucho que contarle y más que todo agradecerle a la creadora de nuestro creador y a través de esta pequeña entrega, trataré de resumir todas las bendiciones y más que todo, las peticiones que debo hacerle y de seguro, como siempre lo ha hecho, interceder por este humilde pecador, ante Dios nuestro Señor.
Quiero agradecerle por la familia que me ha dado, por mis padres que siempre se esforzaron y dieron más de lo normal por darnos una vida sin lujos, pero muy rica en valores y enseñanzas que me han permitido ser una persona libre y de buenas costumbres, por mis hermanos, quienes siguen siendo mis modelos a seguir y también, por qué no, modelos a superar en ciertos aspectos de bien colectivo, a mi esposa por su santa paciencia y abnegado trabajo, para que nuestros hijos se mantengan por el buen camino y practiquen lo que un buen cristiano debe al menos cumplir.
¿Qué quieres ser cuando seas grande?
Ahora que soy grande, ¡quiero ser niño! La niñez, es la mejor época de la vida, y es absurdo renunciar a ella solo porque crecemos en edad y a veces en estatura. La niñez es una época que podemos llevar siempre dentro de nosotros, en la mente y en el corazón. Así enrumbaremos la vida por el camino correcto. Los niños, suelen no complicarse, siguen a la voz que habla desde el fondo de su corazón. Esa es la voz de la conciencia, la voz del alma, la voz de Dios. La misma Voz que dijo que debíamos ser como niños para entrar al Reino de los Cielos. Reino que no está tan lejos, pues está dentro de cada uno, de cada ser que quiere ser como un niño para encontrar a su Padre y sentirse seguro y a gusto en Su presencia.
Ser niño tampoco es ser perfecto, pero es lo más cercano a aquello. Ser niño es ser auténtico. No siempre simpático ni gracioso, pero de seguro casi siempre veraz. Los niños, en su mayoría, no tienen el filtro del “qué dirán” o el “qué pensarán de mi”. Son como son, dicen lo que sienten y hacen lo que piensan. Por eso son felices, aún en situaciones lamentables en cuanto a las condiciones de vida. Y ser feliz es el objetivo de todo ser humano. Aún el masoquista busca la felicidad en su masoquismo, el vengador en su venganza y el criminal en su crimen.
Anclajes
Es de noche, la luna lo deja muy claro. Las luces de la ciudad indican el camino de vuelta a casa. Tú escuchas música en la radio mientras manejas. Suena una vieja canción, de repente te trasladas al momento donde esa canción cobró vida por primera vez y tu corazón te recuerda de un dolor que sentiste ayer.
Es de día, los primeros rayos de sol brillan sobre las calles desiertas mientras te diriges al trabajo. Estás pensando en las tareas que tienes previstas para aquel día, cuando un penetrante olor interrumpe tus pensamientos y no sabes por qué, pero te acuerdas de tus días de verano cuando ibas con tu padre a comprar el pan recién salido del horno.
Estas aparentes casualidades se explican gracias a lo que los programadores neurolingüísticos denominan “anclas”. Un ancla es un estímulo de cualquier tipo: visual, auditivo, olfativo, de tacto o de gusto, que genera un estado interno. En otras palabras, es la asociación automática entre un estímulo y una respuesta emocional.
El Diálogo
Siempre me han gustado los libros de formación y considero que el ser humano que no busca mejorar cada día, es un individuo que bien podría ser un vegetal, porque no está interesado en ser algo más en la vida.
Tuve la suerte de que Armando Baquerizo me informara que había llegado a su librería “Vida Nueva”, el libro “Sobre el cielo y la tierra”, un libro escrito en forma de diálogo entre nuestro actual Papa Francisco, cuando era Cardenal de Buenos Aires y Abraham Skorka, un Rabino judío argentino, de extraordinaria capacidad intelectual también. Me interesó al momento este libro, pues considero que el respeto a las creencias del otro es la base de un diálogo enriquecedor y maravilloso.
Ya en las primeras páginas, me impactó la descripción de lo que es un diálogo, en las palabras de nuestro Papa Francisco. Me voy a permitir poner entre comillas y en negrilla lo que Jorge Mario Bergoglio, Sacerdote Jesuita brillante, pone sobre el diálogo.
El Cielo en la Tierra
Recuerdo que era muy joven e inmaduro.
Estaba asustado y no comprendía la inesperada responsabilidad de ser padre.
Mi hija había nacido y no estuve presente cuando lo hiso. Al llegar a la clínica me dieron la noticia de que había nacido y me llevaron al cunero para que la vea.
No sabía que hacer o cómo actuar.
Lo que si estaba seguro es que actuaba de cualquier manera, menos de la correcta manera.
El falso machismo que culturalmente traía imbuido en mí conducta, me hacía sentir desencantado por la noticia de que había sido una mujer el hijo que había esperado.
A Miguel Orellana Arenas De su tía Lily
¿Qué se puede decir de una persona a la que quisimos tanto! Como pariente, amigo, hombre de bien y ciudadano?
Ese era, justamente, Miguel Orellana Arenas-el sobrino directo del hombre de mi vida.
¡Miguel Orellana Arenas! el amigo que yo admiré y respeté, como individuo, porque supo superarse con su esfuerzo haciendo honor a todos con quienes creció junto al amor incondicional de su madre y una de sus tías.
Luego hecho un hombre de bien, buen esposo, buen padre…
Hombre trabajador y emprendedor incansable. Un ecuatoriano más, que aportó con su esfuerzo a su Ciudad y al País.
Las nerviosas ardillas…
Consciente de que alejarme mucho tiempo de mis escritos no me es saludable, y porque la inquietud de la improductividad me llevó a casi destrozarme los dedos, me senté frente a la compu a ver que salía. Con varios proyectos de artículos e inclusive de libros inconclusos comencé la búsqueda del tema. Nada se me ocurría y lo que tengo semi preparado no arranca como para darle el fin. Me puse a revisar mails, a leer, contestar y borrar lo que ya estaba medio añejo, hice bien porque encontré lo que buscaba.
Un escrito entre pasado y actualizado de un sacerdote, el título: “Se está gestando algo nuevo”, habla ahí sobre un retiro espiritual de un grupo de jesuitas que se reunieron con su General en Nairobi, África, en el 2012.
Lo extraño del asunto es que yo no haya leído el mail y menos el artículo en mención, pero tal vez, él esperaba silencioso, ahí en algún lugar de mi computadora para decirme hoy lo que quiero compartir con ustedes.
Bienvenido Dolor
A dónde irán los momentos que nunca fueron, que pudieron haber sido… Hoy mi alma reclama las horas que no le fueron concedidas. Aquellas que se esfumaron sin previo aviso, como una ola, porque así lo quiso. Hay dolores tan violentos que atraviesan el alma y te desgarran por dentro. Hay otros más sutiles que caen lentamente, como una hoja movida por el viento, hasta acomodarse en un amplio desaliento.
Sólo Dios conoce la congoja del corazón doliente, del corazón que ve, que oye, y no siente… Aquellos encuentros íntimos en que la mente duda y se pregunta ¿Por qué? ¿Para qué? La vida parece un abanico de preguntas sin respuesta. El tiempo se detiene para aquel que carga con el corazón a cuestas. De repente se apagan los gritos desolados, se desvanecen las preguntas irresolutas. Se marchan todos los sonidos y se escucha todo lo demás. Sigilosamente va tejiendo notas en el camino hasta formar una música tenue, que invade el ambiente con su melodía flotante: es el silencio de Dios. Es silencio porque está tan oculto en la profundidad del ser que a veces aparenta una realidad aparte, un mutismo aislante. Pero al fin y al cabo es Dios, y es Padre.