28 abril, 2024

¿Es que existió San Pablo?

Para unos sí y para otros, no…Para ambos bandos, por cierto, es difícil encontrar testimonios fidedignos que certifiquen su posición. Ni  cartas ni comentarios de la época, que recuerden algún momento crucial, pueden ser aceptadas como válidas. Lo que hay son sucesos arreglados ideológicamente para respaldo de la iglesia de Roma, con necesidad de un acuerdo institucional. 

Antes que una historia, una biografía, solo aparecen, para información de los catecúmenos de entonces, anécdotas un tanto milagrosas de un Pablo que nadie conoció y que, al parecer, ni siquiera existió. En los textos paulinos su autor se declara humilde y solo al servicio de Dios para el bien de sus hermanos religiosos. 

Pero su soberbia, expresión de su clase social alta, le hace incluso sentir la presencia de Jesucristo en él, que “me amó y se entregó por mi”. Días aquellos de verdades a medias, de  creencias en que los cojos recuperaban su andar, los ciegos lograban ver y hasta los leprosos curaban  su enfermedad… 

Por cierto de las 13 o 14 cartas que se decían eran de Pablo, dirigidas a las comunidades, con el tiempo los exegetas, aunque con serias dudas,  solo reconocían 7 como auténticas. Hoy también hay serias dudas sobre estas.  El asunto es, casi de Ripley, pues de las cartas paulinas  las comunidades destinatarias no poseen ni una copia…Lo admirable es, tal cual señala Poujol,  que las cartas, escritas tal vez por los monjes de  Serapis, después de casi 2.000 años, siguen en Alejandría. 

Aunque, en verdad, con tanto enredijo, nadie  sabe quien las escribió. Tampoco porqué no se enviaron. Sin embargo los teóricos del Vaticano las analizan y comentan, como si sus textos  fueron recibidos por las comunidades, y con ellos construido lo más firme de su fe. ¿Días actuales como los de ayer, en que los cojos recuperaban su andar, los ciegos lograban ver y hasta los leprosos curaban  su enfermedad…? 



Artículos relacionados

La Gran Calamidad

Este año se cumple el centenario del inicio de la I Guerra Mundial, acontecimiento que con toda seguridad los distintos medios informativos se encargarán de recordarnos. Y a cien años vista qué pensará la gente sobre esta contienda que comenzó en el verano del ya lejano 1914 para terminar a finales de 1918. Pues seguramente que fue una guerra más de otras tantas que alberga nuestra historia, donde ganaron unos y perdieron otros. Pero si escudriñamos un poco en esos cuatro años largos, seguro que descubrimos cosas que invitarán a nuestra mente a que nuestra opinión sea algo más abierta.

Parece ser que los peritos en asuntos de batallitas coinciden en que el motor de la guerra fue la Alemania militarista del káiser alemán Guillermo II, quien debía albergar delirios de grandeza y conquista. Situémonos en los inicios. Nos encontramos en la ciudad de Sarajevo, una ciudad que por entonces pertenecía al imperio austro-húngaro; una fecha: 28 de junio de 1914, dos personajes: el archiduque Francisco Fernando, heredero del trono austrohúngaro y su esposa, amigos del káiser alemán, y un incidente: el asesinato de ambos por parte del serbobosnio y miembro de una organización llamada Mano Negra. Pues éste fue el pretexto ideal que encontró Guillermo II para satisfacer sus ansias de conquista.

2 comentarios

  1. Si no existió Pablo, el que escribió las cartas y epístolas atribuidas a Pablo, era un docto de la doctrina cristiana y conocedor de la palabra, esa cartas son inspiración para los creyentes.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

×