26 julio, 2024

Despilfarrando dinero sagrado

No se debe confundir la verdad con la opinión de la mayoría” dijo Jean Cocteau, intelectual francés, expresión que bien vale aplicarla a las circunstancias especiales que hoy vivimos en nuestro diario acontecer legislativo y político complementándose con lo expresado por Alexis Tocqueville, precisamente, respecto al juicio político, otorgando el poder de juzgar a los legisladores cuyo fallo lo pronuncia como cuerpo político revestido momentáneamente del derecho de juzgar…, definiéndolo como arma formidable de la mayoría, previniendo de las consecuencias más terribles de la tiranía legislativa, más bien que de la tiranía misma…”.

Los personajes referidos fueron entendidos en cuestiones políticas prediciendo los males que ocurren cuando la “mayoría” se vuelve tirana, considerando que por ser “mayoría” ni representan la verdad ni evitan graves consecuencias. Según el diccionario de la Real Academia Española en su segunda acepción la define: “Abuso o imposición en grado extraordinario de cualquier poder, fuerza o superioridad”.

Un Estado, entelequia jurídica, comprende una nación y gobierno, teniendo el Ecuador su conformación fundamentada en un marco jurídico constitucional y legal, ha previsto el juicio político no solo para el presidente de la república sino para otras autoridades (arts.105, 127 y siguientes). Para el caso de la máxima autoridad administrativa el art.129 constitucional prevé causales expresas permitiendo definir a una de ellas, etimológicamente: “delitos contra la seguridad del Estado”, cuyos patrocinadores se fundamentan en razones políticas porque si fuera en el campo penal debe tener sustentación del significado, reciprocidad entre lo que es un delito penal y aquello que es político, resumiendo el criterio de Pamela Escudero y Ana Castellanos.

¿Por qué el despilfarro de dinero sagrado? Dinero de todos los ecuatorianos, originado perjuicios económicos, sociales, convulsiones políticas sin fructificar beneficios para nosotros que les pagamos dieta a fin de que se preocupen de problemas de salud, seguridad, educación, infraestructura… ¿Cuántas semanas han ocupado sin producir provecho para el pueblo ecuatoriano? ¿Cumplen con la parte final del artículo 127 rindiendo cuentas a los mandantes concordado con el 227?  Ejemplo, ¿Qué hicieron en favor de sus representados…? Ejerciendo el derecho de ciudadana ecuatoriana protesto por la mediocridad cívica e indolencia, pagando por ver espectáculo circense que nos cuesta miles de dólares; además, recordando las enseñanzas universitarias. Me rebelo ante tanto deterioro asambleísta.



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El celibato y el hombre

Todo animal (y el ser humano es un animal), tiene dos instintos básicos inherentes a su esencia: El instinto de conservación de la vida y el instinto de conservación de la especie, o sea el instinto sexual.

El hombre además de estos instintos animales, tiene intelecto, es decir tiene además la capacidad de pensar, discernir y optar por lo que le conviene. Esto diferencia al hombre de los demás animales. El discernimiento le permite incluso obrar en contra de sus instintos básicos. Hombre no es el que hace lo que quiere, sino el que hace lo que es correcto, lo que debe hacer.

El precio del honor

Aprendí desde muy pequeño que el honor no tiene precio, por eso no se lo puede vender y se lo defiende, con la absoluta claridad de los actos de quien se siente ofendido por alguien. Por eso en defensa del honor, hasta se concertaron algunos duelos, con testigos y padrinos, para garantizar la limpieza de la acción y del acto, elevado a un duelo personal en defensa de su honor.

El Sr. Presidente de la Republica, en defensa de su honor, al que él estima se le ha causado una ofensa, le pone precio material, económico y de un nivel tan alto, a su demanda, que bien puede convertirse en un excelente negocio que permitiría coimas a algún juez corrupto, para que emita un fallo, capaz de que en el reparto alcance para todos o causar la quiebra económica del demandado, por no poder cubrir el monto de la sanción impuesta por el Juez, a lo mejor a pedido del demandante.

Es indudable que este nuevo sistema de valorizar el honor, para lograr demandar la reparación del daño causado por una supuesta agresión que se estime que cause ofensa al honor, ya se está comercializando y podría ser el motivo para crear nuevas empresas profesionales en defensa del honor.

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