9 diciembre, 2024

La libertad de expresión

El «derecho» a la libertad de expresión, de donde se deriva la libertad de prensa, está continuamente siendo mal utilizado.

En realidad, más que un derecho, es un privilegio que tenemos ciertos países y muchas veces solo ciertas personas en estos países.

No debemos abusar de este privilegio porque podemos perderlo. No sería la primera vez, y recuperarlo no es fácil.

Y es que hay deberes que tenemos que están por sobre la libertad de expresión. El derecho a la dignidad humana, por ejemplo. No puede una persona a través de la libertad de expresión dañar la dignidad, ni el buen nombre de otra persona. ¡Una persona no puede juzgar a otra! Podemos juzgar las ideas, las acciones, las palabras de una persona, pero jamás a la persona.

La libertad de expresión no me da licencia para gritar ¡fuego! en un teatro. La libertad de expresión no me da licencia para gritar ¡bomba! en un avión, tren o bus.

Declarar culpable a alguien de algo sin ser la autoridad competente no es parte de la libertad de expresión y peor de prensa.

En este siglo los abusos a esta libertad de expresión están más a la vista de todos a través de las redes sociales, donde cualquier persona dice lo que le da la gana sin darse cuenta de que el uso de la libertad de expresión está limitado por ciertas responsabilidades para poderla aplicar.

Mientras sigamos abusando de esta herramienta tan útil y con tanto potencial, y la convirtamos en enemiga de los ecuatorianos, nuestro querido país continuará en el estancamiento asfixiante y esclavizante para la mayoría de sus ciudadanos.

La libertad de expresión es negativa en el país cuando un político la utiliza para mentir, cuando la gente con comentarios sin reflexión previa desestabiliza al gobierno y desinstitucionaliza al Estado, cuando se la utiliza para mostrar lo peor del ser humano: orgullo vicioso, envidia, irrespeto a la dignidad humana, etc.

Bien utilizada, la libertad de expresión es una herramienta fundamental para el ser humano, ya que permite que las sociedades avancen y la calidad de vida mejore al permitir que las ideas fluyan con tranquilidad. Sin ella se forman tiranías, negaciones a la objeción de conciencia, etc.

Pero debemos preguntarnos: ¿es necesario que todos tengamos opinión sobre todos los temas? ¿Es saludable para la sociedad? No. No hay necesidad de que todos tengamos una opinión sobre todos los temas, porque de ser así se da un abuso inconsciente de la libertad de expresión. Cuando una persona tiene una enfermedad grave, escucha la opinión de un médico experto en el tema. La opinión de cualquier otra persona que no tenga esa preparación es ruido y genera confusión. Las redes sociales han permitido que ese ruido se haga tan alto que se confunda la opinión que sirve, que instruye, con las miles que hacen daño sin quererlo y sin darse cuenta siquiera.

Al utilizar la libertad de expresión tenemos una responsabilidad con la verdad y el conocimiento. Eres libre de decir lo que debes decir: lo correcto.

¡Qué la libertad de expresión y el Ecuador sean mejores amigos!, de forma tal que esta sirva para que tenga estabilidad. Una estabilidad que permita sacar a la gente de la pobreza a través de una educación de buena calidad que permita que el resto de cosas en el país funcionen a través de ecuatorianos capacitados que cada día deberían y podrían ser más si se utiliza positivamente la libertad de expresión.

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El trabajo y la riqueza

Allá por el año 1931 ADRIAN ROGERS, refiriéndose a la riqueza de los ciudadanos de su país, quienes sostenían que la solvencia económica era producto del esfuerzo y del trabajo, por eso señalaba que “NO SE PUEDE MULTIPLICAR LA RIQUEZA, DIVIDIENDOLA”, lo cual parece que tiene alguna razón y fundamento, pues la riqueza, al margen de la lotería, no se encuentra tirada en la calle, sino que se la gana, se la genera, se produce con esfuerzo y capacidad creativa, por eso debe enseñarse a crearla, pues su creación genera actividad y trabajo.

Recordemos ese viejo pero muy recordado adagio, NO HAY QUE REGALAR EL PESCADO, SINO ENSEÑAR A PESCAR, eso despierta el ingenio y la capacidad creativa, especialmente en la juventud, despertando en ellos el sentido de superación y progreso, obteniendo como resultado estabilidad y desarrollo, que los conduzca hacia el buen vivir en una sociedad inspirada en la superación y el esfuerzo.

Nosotras discriminadas

El Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española dice que
discriminar, significa seleccionar excluyendo, dar trato de inferioridad a una
persona o colectividad por motivos raciales, de sexo, religiosos, políticos, etc.

El convenio 111 de la Organización Internacional del Trabajo, relativo
a la discriminación en el empleo, suscrito y ratificado por el Ecuador,
forma parte de su ordenamiento jurídico, determinando en su Art. 1 que,
el término “discriminación” comprende cualquier distinción, exclusión o
preferencia basada en motivos de raza, color, sexo, religión, opinión política,
ascendencia nacional u origen social, que tenga por efecto anular o alterar
la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación.

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