26 abril, 2024

El futuro sin Putin

La capacidad económica rusa le impide a Putin reponer su arsenal bélico a mayor velocidad con la que Ucrania repotencia sus suministros de Occidente. Las severas sanciones económicas y los parciales bloqueos logísticos han logrado debilitar sensiblemente una campaña militar plagada de afectaciones en la toma de decisiones desde el Kremlin. Mientras Putin se aferra a cierto control energético sobre Europa como arma coercitiva, la multiplicidad de reveses en los teatros de guerra y el multidimensional aprieto estratégico contribuyen hacia un previamente impensable uso de su poderío nuclear.

Ningún escenario, racional o tradicional, es favorable para Putin en lo personal. El futuro mediato de Rusia, excluyendo un improbable cese de hostilidades, está concatenado al de su dictador y la única forma de revertirlo es una posteridad sin él.

La devastación económica rusa es tan profunda que una recuperación a largo plazo, más aún con una eventual multimillardaria reparación de guerra a cuestas, solo podría gestarse bajo un nuevo entorno geopolítico calcado del alineamiento de Alemania y Japón con Estados Unidos luego de la II Guerra Mundial. Proseguiría un despegue económico sin precedentes a nivel global y un virtual desplome político de las dictaduras latinoamericanas1 y otros antagónicos regímenes2. En 105 años el comunismo ruso3 habría sentenciado su partida de defunción mientras un nuevo orden mundial daría pie a una políticamente fortalecida Comunidad Europea junto a la consolidación del poderío militar de la OTAN.


1 Cuba, Venezuela y Nicaragua.
2 Bielorrusia, Yemen, Siria, Irán, Hamás.
3 El propiamente comunismo soviético dejó de existir con la desintegración de la Unión Soviética en 1991. Rusia, la más poderosa de las repúblicas socialistas asumió el relevo y el fracaso también.

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