27 julio, 2024

Amnistía delincuencial

La esencia y el carácter del individuo, más aún si es político y aunque no se considere como tal pero ostente un cargo afín, se demuestran en momentos cruciales cuando se debe escoger entre un bien supremo, como el de la Patria, y cualquier otra preferencia personal, coyuntural o partidista. El tema amnistía ha dejado sentado un precedente más, entre tantos preexistentes, del anarquismo a sueldo y con cuello legislativo a través del cual se evidencia el vigente estado de putrefacción democrática.

La tragedia de octubre 2019 respondió a muchos factores sociopolíticos convergentes en la monumental carencia de institucionalidad provocada desde el mismísimo poder constituido. Poco o nada ha sucedido desde entonces para reconducir al Estado por su natural vertiente republicana y sus consecuencias se hicieron evidentes a través de 99 ignominiosos asambleístas cuyo cuarto de hora de protagonismo debe terminar. No hay excusa válida, remordimiento sustentable, perdón que se pueda esgrimir, ni olvido que se deba extender.

La vergüenza no cabe más cuando el cinismo es la sindéresis de los ácratas intereses de aquellos que individualmente no representan nada y colectivamente escudan su poco talante entre ineptos. La representatividad de urnas manipuladas de nada sirve ante la insostenibilidad de lo pactado y el desprecio de la sociedad. Los padres de la Patria arremetieron contra todo un pueblo sin medir sus consecuencias. La Asamblea es una vergüenza nacional y su destino está en manos de los hombres libres de este país.

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1 comentario

  1. Antes del correismo nos organizamos en un grupo de nivel nacional llamado ADN (Alianza Democratica Nacional). La idea fue realizar ciertas modificaciones a la Constitución vigente entre las que se sugería una calificación básica para el que aspirase a ser candidato a «diputado» pero cuando el correismo llegó al Poder eliminó los requisitos mínimos que nosotros proponiamos para tal propósito. Evidentemente los delincuentes veintiuñeros tenían otros planes y hoy vemos la calidad de estiercol que deambula los pasillos legislativos.

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