27 julio, 2024

El imbécil caprichoso

Ecuador ha tenido presidentes malos, buenos, prudentes, imprudentes, honestos, deshonestos, bien intencionados, mal intencionados, brillantes, mediocres, en fin, de todo ha habido en la viña del Señor.

Pero entre todos, destaca uno, por voluntarioso, caprichoso, terco, prepotente, con una visión muy “sui generis”, y que metió al Ecuador en una serie de embrollos políticos, con juicios y demandas millonarias, (¡juicios que fueron TODOS PERDIDOS!) por caprichos innecesarios, rotura de convenios y contratos, “porque yo soy yo”, ¡con un capricho rayano en la imbecilidad!

De mucha facilidad de palabra, con una facilidad para desdecirse única, gobernó por medio del pánico. Con él, no había más que dos opciones: “o aceptas y crees todo lo que digo, o eres mi enemigo”. Fue acusado de muertes, secuestros, persecuciones de enemigos políticos. ¡Sembró odio en el pueblo!

¡Fue, sin lugar a dudas, el presidente más caro en la Historia del Ecuador! USPR (útil sólo para robar!)

Ojalá ese pueblo, al que tanto ofreció, y que lo único positivo que le dio, fue la promesa de la atención médica gratuita, tan mal implementada, que la atención casi no pasa de ser promesas, ya que los turnos son tan tardíos, y escasos que cuando te atienden, o te curaste ya, o estás en estuche, recuerde siempre el costo de una pésima elección y no vuelva a elegir promesas que brillan como oro, y no pasan de ser pirita.

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El rey Enrique IV de Francia, conocido con el sobrenombre del Galán de Verde Gabán, y famoso por su célebre frase “bien vale París una misa”, era un hombre de extraordinaria inteligencia y notable sensibilidad psicológica, lo que le permitió comprender la necesidad de reconocer la libertad de conciencia y que ninguna autoridad podía impedirla.

Esta idea que existían derechos propios del ser humano, si bien es cierto apareció entre muchos filósofos como Santo Tomás y otros toma un nuevo y extraordinario velo con los pensadores del iluminismo.

Para estos hombres era necesario anteponer frente a la omnipotencia del Estado Absoluto que se resumía en la frase de Luis XIV “El Estado soy yo”, una doctrina en la que se dejará perfectamente aclarado que en la esfera de los derechos del hombre existía una parte de ellos nacidos precisamente porque son hombres, derechos que ningún Monarca por absoluto que fuera estaba en capacidad de ignorar…

3 comentarios

  1. Yo fui amigo, siempre me pareció una buena persona hasta que llegó a la presidencia. Cambió radicalmente, todos sus complejos y frustraciones, guardados en lo profuno de su yo salieron a la luz convirtiéndole en el sujeto despreciable que destruyó al Ecuador en todos los ordenes, económico, etico, moral, social, etc etc.

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