29 abril, 2024

Frontera de Cristal

El fenómeno de la globalización, como lo conocemos, ha formado un impacto en la vida económica de las naciones por ser asimétrico y desigual, y no solo para las regiones sino también para ciertos grupos sociales que se debilitan frente a otros, aumentando las desigualdades preexistentes.

Con las compañías multinacionales apreció otro fenómeno, el de la “deslocalización” de los puestos de trabajo, que es el traslado al extranjero de ciertos trabajadores para reducir costos laborales o para beneficiarse de exenciones tributarias.

En temas laborales siempre ha existido un techo de cristal, que es un límite invisible que tienen las mujeres, que les impide llegar a cargos superiores, destinados solo para los varones.

Sin embargo, hoy algunas empresas ya promocionan a sus altas ejecutivas para ocupar cargos gerenciales en otras naciones, donde tienen presencia, y es allí donde aparece la frontera de cristal.

La frontera de cristal es un tema subjetivo que se da cuando producto de la globalización, las empresas multinacionales ofertan a una mujer una gerencia o un mejor puesto en otro país y ella debe elegir entre cruzar la frontera o su familia.

Cuando a un varón se le presentan este tipo de oportunidades siempre elige la condición económicamente más beneficiosa y su familia (mujer e hijos) lo acompaña, cruzan la frontera.

Con la mujer, casi siempre ocurre lo contrario pues son pocas las parejas que aceptan dejar todo y apostarle a la superación de su compañera trasladándose a otro país. Es entonces cuando la mujer debe ponderar entre su profesión y su familia.

Si bien es cierto que no existen leyes ni códigos que impidan a las mujeres cruzar las fronteras, en la práctica rigen códigos familiares y sociales que tácitamente nos imponen esta limitación, al obligarnos a elegir entre nuestras carreras y la familia, pues todavía somos consideradas las únicas responsables de su cuidado y de la crianza de los niños, razón por la cual nosotras nos imponemos esa frontera de cristal.

¡Es hora de cambiar!

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El Resentimiento

Hace tiempo, cuando escribía en el Diario El Telégrafo, antes de sergobiernista, exprese algo sobre lo que promueve el resentimiento, a propósito de una afirmación de Abdala Bucaram que decía “votar por Bucaram es como rayar el mercedes de un rico”, hacía alusión a esta metodología política de campaña de exacerbar el resentimiento, el que en mi concepto, actúa como motor de la lucha de clases, amén de los otros elementos propios de la época en la que nació la teoría marxista, que realmente será motivo de otro artículo porque este hecho hay que situarlo en el tiempo y en el espacio de cuando ocurrió, que ahí si tiene justificación, mas no en las condiciones actuales, de ello me da la razón la reciente resolución del Partido Comunista Cubano en su congreso que termino hace pocos días eligiendo al nada carismático y muy pragmático Raúl Castro como nuevo Secretario General del partido.

Según el diccionario Resentimiento es: acción de resentirse. Resentirse es empezar a flaquear a debilitarse o a tener sentimiento o enojo por algo. Ese es el sentimiento que prima en muchos ecuatorianos cuando se acercan a las urnas, cuando participan en política, buscan una venganza, un desquite, cobrarse una deuda, porque están enojados, disgustados. El lógico sentimiento que inunda al ser humano, al determinar la diferencia de formas de vida, crea precisamente, a partir de esa diferencia un sentimiento de disgusto, que se denomina resentimiento.

1 comentario

  1. Yo creo que las mujeres, que somos madres y abuelas, debemos siempre elegir la
    familia al puesto ejecutivo, que mejor puesto de Ejecutiva que cuidar a la familia y darles a los hijos ese amor que solo una madre puede dar y formar con el esposo un hogar que refleje amor y comprension.

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