5 octubre, 2024

Arriba corazón

Don Gregorio Marañón y Posadillo nació en Madrid en 1887, extraordinario Médico endocrinólogo, científico, humanista, historiador, escritor y pensador español, cuyas obras en los ámbitos científico, médico, histórico y literario tuvieron gran relevancia internacional. Profesor de Endocrinología, Académico de número de la Real Academia de la lengua, de la Historia, de las Bellas artes, de ciencias físicas y de ciencias naturales. Liberal, intervino en política. Su obra médica “Manual de diagnóstico etiológico” fue una guía indispensable hasta muchos años después de su muerte y aún hoy sigue siendo una fuente importante de consulta. El mayor Hospital de Madrid, con razón, lleva su nombre.

Analizó las grandes pasiones humanas con estudios psíquicos y fisiopatológicas, a través de personajes históricos en obras como Amiel, Tiberio, el Conde Duque de Olivares, Don Juan, etc.

Al hablar de su poesía, quiero destacar dos joyas: su breve descripción de lo que es vivir y “Arriba corazón” poema de gran fuerza motivacional.

Disfrutemos estos dos bellos poemas:

VIVIR …..
Gregorio Marañón

Vivir, no es sólo existir,
sino existir y crear,
saber gozar y sufrir
Y no dormir sin soñar.

Descansar …….
es empezar a morir.

ARRIBA CORAZÓN
Gregorio Marañón

Arriba corazón. La vida es corta
y hay que aprender a erguirse ante el destino;
sólo avanzar importa
arrojando el dolor por el camino.

Otras horas felices
matarán estas horas doloridas;
las que hoy son heridas,
se tornarán mañana cicatrices.

Espera siempre corazón, espera,
que ninguna inquietud es infinita
y hay una misteriosa primavera
donde el dolor humano se marchita.

Con tu espuela de plata,
no des paz al corcel de la ilusión;
si la pena no muere, se la mata
¡ARRIBA CORAZÓN!

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Cuando es nuestra amiga y nuestro amor, ya sea por timidez o por esos azares de la vida en que el amor no puede realizarse, Buesa lo expresa diciendo:

Era mi amiga

José Ángel Buesa

Era mi amiga, pero yo la amaba,
yo la amaba en silencio, puramente
y mientras sus amores me contaba
yo escuchaba sus frases, tristemente.

Era mi amiga, pero me gustaba
y mi afán era verla a cada instante;
nunca supo el amor que yo albergaba
porque siempre me hablaba de su amante.

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