El robo de carretillas

Me viene a la memoria el cuento de la construcción en la que el robo era a diario. El capataz, por más esfuerzo que hacía, no lograba descubrir como un empleado podía robar tan impunemente. Puso un empleado especial solo para revisar las carretillas que salían con material y todo el tiempo las cifras eran exactas. No había forma de probar como este tipo robaba a la constructora.

Cuando estaban por terminar la obra, ya derrotado, tomó al trabajador y firmando un acta en que lo libraba de toda culpa, le preguntó cómo robaba. Ya estando firmada su impunidad, el ladrón confesó: fácil, yo me robaba las carretillas.

Algo parecido parece ocurrir con la elección del fiscal. Mientras más se revisa los papeles, se aumenta más puntaje al que apoya el Gobierno. Al final, pondrán al que decida el Presidente.

A mi modo de ver, la solución es fácil, si se quiere que triunfe la justicia. De entre los idóneos, es decir los que cumplen con todos los requisitos, quitando todos los papeles que pudieran tener alguna duda, como el haber sido profesor menos de 6 meses, debe verse si hay una diferencia grande entre los idóneos y si el examen de oposición fue bien tomado, se debería dar el puesto a la persona que obtuvo el mejor puntaje en la prueba de oposición. Los méritos son cosa del pasado.

Si es que las personas a competir son idóneas; el examen de oposición es el que habla de los conocimientos actuales y si hay una persona que los supera a todos en esa prueba, a mi modo de ver, esa es la persona más capacitada para ejercer el cargo.