28 marzo, 2024

Nuestra Iglesia

“Creo en la Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica…”

Parece que cada uno se cree dueño de la verdad. Hay ciertos grupos que buscan escandalizar y destacan la mala actuación de unos pocos sacerdotes (hay mucho menos escándalos entre los Sacerdotes Católicos que entre los pastores de otras religiones por la obligación del celibato que les enseña a dominarse), otros que cuestionan la forma de obrar de otras congregaciones católicas y hasta se llega a discutir ciertos nombramientos de autoridades eclesiales. Esto lleva a que incluso nuestro Presidente crea que debe dilucidar quién va a dirigir tal o cual parroquia o región.

El Concilio Vaticano II, produjo un cambio grande en la vida de los católicos. La forma de dar la misa con el Sacerdote mirando a los feligreses, dar la comunión en la mano, de pie, la misa en el idioma que se habla, etc., nos chocó a los que estábamos acostumbrados a la misa tridentina, pero debemos recordar que católico quiere decir universal, es decir, que nuestra Religión es para todo el mundo y que hay muy diferentes maneras de mostrar nuestro amor a Dios. Me pongo como ejemplo: Yo prefiero orar en silencio, el canto me distrae, pero a muchos los inspira, y debo aceptar que el canto es también una forma de alabar a Dios. Hay tribus en África para las que los bailes son la forma de alabar a Dios, por tradición de sus Religiones antiguas y debo admitir que es su forma de llegar a Dios. Cada uno busca el camino que mejor lo lleve a acercarse a nuestro Padre.

La diversidad es la característica de la Religión Católica por ser universal. Cuando San Francisco Javier llegó a la India y luego al resto de Asia, tuvo que adaptarse a las costumbres de esas regiones para poder llevar nuestra Religión a esos confines. Si hubiera querido imponer los ritos tradicionales, Asia no tuviera católicos y hay muchos Santos que han salido de ese Continente.

Jesús previno contra las personas que se preocupaban más de la forma que del fondo. “Sepulcros blanqueados”, llegó a decirles.

El otro día fui a una Iglesia a la conferencia de un Hermano y me dio pena oír criticar a ciertas órdenes católicas. No creo que el camino acertado de ayudar a la Iglesia sea provocar la separación entre católicos o que unos crean que son más católicos que otros porque cumplen con tal o cual acto. Jesús nos enseñó humildad. La soberbia es el primero de los pecados capitales y hay que cuidarse mucho de no caer en él, pues el demonio nos tienta a todos, y a cada uno por su lado más débil.

Debemos recordar que nuestra Iglesia es UNA. Los cismas han ocurrido por soberbia. Lutero tenía razón en mucho de lo que planteaba y su reclamo sirvió para que la Iglesia reflexione y vuelva al sendero de la verdad. Fatalmente su soberbia lo alejó de la Iglesia y apartó por su fanatismo a muchos hermanos creyentes en Cristo. Ojalá reflexionemos y en vez de preocuparnos por lo que hacen otras Congregaciones o lo que decidan las autoridades eclesiales, pensemos en nosotros y en cumplir nuestro deber de cristianos, siguiendo la Doctrina Social de la Iglesia: Bien común, Destino universal de los bienes, Subsidiaridad, Participación y Solidaridad, y sus valores: Verdad, Libertad, Justicia y Caridad.

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