El auge delincuencial que se observa en el país y muy especialmente en Guayaquil, tiene a los ecuatorianos aterrorizados e INDEFENSOS. Daría la impresión que el crecimiento de los asaltos, asesinatos y el sicariato se incrementan en forma progresiva ganándole terreno a la policía que no logra contener el desborde existente pese a encontrarse con declaratoria de emergencia.
El robo, el secuestro y el sicariato se muestran ante los ojos de los ecuatorianos a través de los diferentes medios y por versiones de aquellas personas que han sido afectadas.