28 marzo, 2024

Artículos relacionados

Aníbal y Roma. Rafael y nosotros…

La historia es una repetición de los hechos. Desde que el hombre existe, sus ambiciones siempre han sido las mismas. Tener poder, creerse mejor que los demás, abusar, mentir, traicionar, son codicias comunes a todo ser malo desde el comienzo de la humanidad. El satisfacer los requerimientos de la apetencia humana es imperativo y consustancial a la especie.

Entre las voracidades negativas que corroen su espíritu están la obsesión por tener el poder, el dinero, el egoísmo, la vanidad, la sobre valoración, la tiranía etc.

Hace siglos existió un hombre cuya ambición desmedida de poder lo llevó a someter bárbaramente a cada pueblo que podía. Este individuo prepotente y autoritario tenía como su máxima ambición el conquistar a la ciudad de Roma y través de esa conquista, subyugar al imperio.

×