24 abril, 2024

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¿Venezuela en caída libre?

Con la herencia de casi 15 años de desgobierno chavista, burdo griterío populista, igual de los tantos y tantos ya vividos en esta Latinoamérica, nada hay que salve a Venezuela de una caída libre incontenible… El tiempo corre, y muy aprisa, en contra de Nicolás Maduro. Vestido siempre con efectivismo circense, arropado con la bandera nacional, al estilo de vestimenta charro, como capa mágica de protección no atina, el pobre, a nada. Hasta ahora solo ha conseguido impulsar, y con mucho fervor, su suicidio político y, en su megalomanía, el desastre de Venezuela

A la escasez de alimentos, de fármacos, de ropa, de papel higiénico y jabón insiste, únicamente, con la inculpación al imperialismo. Otra vez en la fiesta del deportismo extremo, el viejo eslogan reciclado de los manuales de los ismos socialistas, cosificados hace más de un siglo… Pero también la falta de dólares, la inflación descabellada de más de 70%, el precio del petróleo por los suelos, la canasta básica que no alcanza para una alimentación diaria normal, la falta de capacidad industrial del país que tiene perdido el norte de la producción, la ausencia de seguridad legal y social, todo esto y más, es culpa temeraria del imperialismo. ¿Entonces para que sirve el presidente Nicolás Maduro, un parlamento subyugado a su favor, una Corte de justicia que comete injusticias para sostenerlo en el poder, si, como dice el sucesor chavista, todo hace, impulsa y promueve el imperialismo?

Guayaquil y el momento supremo

Guayaquil abre sus fiestas julianas y yo la siento amarrada con una soga que termina en un nudo gordiano. Desde hace 44 años que vivo con curiosa intensidad este periodo que se extiende desde julio hasta octubre, meses durante los cuales la ciudad se percibe o percibía diferente al resto de sus otras ciudades hermanas. Esto se reflejaba en el rostro de sus gentes que exhibía con pletórico orgullo esa expresión de sentirse libre e independiente sin ayuda de nadie sino de su propia idiosincrasia.

¡Cuantas veces exalté en mis columnas el inicio de julio, y saludé gozoso durante esos meses de vacaciones libertarias! Está bien que seamos una sola república, me decía, pero no por ser parte de ella dejemos de ser nosotros y dejemos de exaltar las diferencias con las que enriquecemos a esa misma república.

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