12 octubre, 2024

Juan Pablo II y la democracia

Por las circunstancias que está atravesando nuestra Patria, y, por ende, todos los ecuatorianos que la constituimos, sin distinción alguna, es oportuno recordar algunas orientaciones de la profunda y verdadera cultura humana de Juan Pablo II. Por esto, vale la pena hacer dos citas textuales de sus palabras, entre las muchas en que se refirió a la democracia:

“Existe actualmente la tentación de fundar la democracia en un relativismo moral que pretende rechazar toda certeza sobre el sentido de la vida del hombre, su dignidad, sus derechos y deberes fundamentales. Cuando semejante mentalidad toma cuerpo, tarde o temprano se produce una crisis moral de las democracias. El relativismo impide poner en práctica el discernimiento necesario entre las diferentes exigencias que se manifiestan en el entramado de la sociedad, entre el bien y el mal. La vida de la sociedad se basa en decisiones que suponen una firme convicción moral. Cuando ya no se tiene confianza en el valor mismo de la persona humana, se pierde de vista lo que constituye la nobleza de la democracia: ésta cede ante las diversas formas de corrupción y de manipulación de sus instituciones”.

(Discurso a líderes de partidos demócratas cristianos, 23-11-1991)

“La democracia no implica que todo se pueda votar, que el sistema jurídico dependa sólo de la mayoría y que no se pueda pretender la verdad en la política. Por el contrario, es preciso rechazar con firmeza la tesis, según la cual el relativismo y el agnosticismo serían la mejor base filosófica para la democracia, ya que ésta, para funcionar, exigiría que los ciudadanos admitieran que son incapaces de comprender la verdad y que todos sus conocimientos son relativos o dictados por intereses y acuerdos ocasionales. Este tipo de democracia correría el riesgo de convertirse en la peor tiranía, pues la libertad, elemento fundamental de una democracia, “es valorada plenamente sólo por la aceptación de la verdad”.

(Discurso a Obispos portugueses, 27-11-1992)

Estos pensamientos de Juan Pablo II, bien podrían incluirse en las palabras de su despedida cuando nos visitó en 1985: “Haced vida el mensaje que les he dejado”.

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No hay comentarios

  1. Estimado Don Pepe

    Me ha dado mucho gusto leer su artículo, pues las citas vienen totalmente al caso en nuestra situación actual. Siempre ud. elevando nuestro pensamiento y dirigiéndo nuestra mirada a los fundamentos…

    Si pudieramos además todos discutir y disentir con altura, sin recurrir a la violencia verbal o física, creo que se lograría mucho más…

    Un muy cordial saludo de una alumna un tanto ingrata, pero que siempre lo tiene presente.

  2. Sr. José Icaza, que complacencia leer su reflexión sobre el pensamiento del finado Juan Pablo II. Cuando un personaje de la investidura de Juan Pablo II enfoca la trascendencia del devenir del hombre en cuanto sociedad y su relación con el estado, es siempre constructivo e iluminador. Recuerdo que El también alertaba sobre EL MATERIALISMO práctico que el CAPITALISMO de nuestros días significa, como amenaza a la FE y a la sociedad; el dinero fácil, la promiscuidad, la vida dispendiosa, el consumismo y el egoísmo que ciegan y no permiten reparar sobre las necesidades de las mayorías vulnerables de nuestros países.
    El sistema que vivimos, evidentemente que tiene que ser cambiado y superado. En medio de cualquier coyuntura, el identificar la vía para alcanzar paz, justicia y bienestar y el luchar por su consecución, son actividades igualmente válidas y sobretodo, necesarias; son tareas que debieron ser hechas, o iniciadas al menos, por quienes tuvieron formación para hacerlas en el pasado desde los puestos dados por la propia democracia que construyeron, pero que se postergaron irresponsablemente.

    La lucha política sobre los derechos a gobernar, con nuevas formas democráticas o las mismas, es deseable que esté en manos de quienes con sacrificio y hombría de bien resulten aptos. Pero no podemos caer en la tentación de levantar valores de FE como bandera para decir que el otro está equivocado en medio de cualquier lucha política; radicalizar discursos religiosos no nos conduce a nada. Lo único radical es, como dice el Evangelio:

    «Pensad que existe Dios, y obrad como si todo dependiera de nosotros»

    Le felicito y ojalá sus escritos en este ámbito abunden.

    Wilson Suárez

  3. Tío un abrazo, lo quiero mucho María Santísima y Nuestro Señor Jesucristo lo bendigan abundantísimamente! y amigo Wilson Dios es con mayúscula, QUE DIOS Y MARÍA SANTÍSIMA BENDIGA A NUESTRA PATRIA EL ECUADOR.

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