Pongamos en contexto el tema, muy teórico y dogmático, que en Ecuador nunca se ejecutó un socialismo puro:
En principio, el socialismo tradicional sostiene la estatización de todos los medios de producción, y el socialismo del siglo XXI cree que solo algunos medios de producción deben estar en manos del sector público, por ejemplo, los recursos naturales y el petróleo, buscando la democratización de esos medios de producción con nuevas formas alternativas de propiedad, como el cooperativismo, la asociatividad y con la decantada cantaleta del principio constitucional de la igualdad de clases, etc.
En mi opinión, el socialismo del siglo XXI no es un gran ideal que se pervirtió en el camino. No, el socialismo del siglo XXI es una perversión que se vendió como un gran ideal, que los caudillos mantienen vigente manipulando las mentes de sus electores para tenerlos cautivos en la pobreza y utilizarlos en las elecciones, mientras sus dirigentes vacacionan en el imperio yanqui.
En definitiva, el socialismo del siglo XXI, liderado en Ecuador por el correísmo, trabaja para las arcas de las derechas.
De acuerdo. Conocí a socialistas como Isaac Lovato, hombre idealista, amigo de mi padre Carlos Luis Plaza Dañín, liberal. En el Congreso los liberales podían aliarse para determinados proyectos a los socialistas, hoy no podrían aliarse con delincuentes que solo buscan el poder y enriquecimiento para los de arriba a costa de todos, como lo han probado los gobiernos de Hugo Chávez y Maduro, el de Daniel Ortega en Nicaragua y el de Rafael Correa Delgado en el Ecuador. Como en Cuba, cuando no hay petróleo, el sustento del poder es la extorsión, secuestros y narcotráfico. Hay quienes dicen «con Correa estábamos mejor», sí, porque el precio del petróleo estuvo tan alto que ingresaron millones a las arcas fiscales que los del Socialismo Siglo XXI se encargaron en hacer desaparecer. Rezo por mi país y porque no regresen nunca más. ¿Cuál es nuestra falta? No habernos preocupados de que la educación llegue a todos. Los analfabetos votan. ¿Pueden saber qué es lo que les conviene?