18 septiembre, 2024

¿Menos cárceles y más escuelas?

LEÍ DE UNO DE LOS COLUMNISTAS de uno de los diarios del país, la recomendación de este encabezado, al Presidente Noboa Azín. Quizás si viviéramos en tiempos normales, podría ser una buena recomendación para el Presidente en funciones. Pero la situación no es tal, la situación delincuencial está desbordada: las masacres, los femicidios, las “vacunas” y otros delitos horrendos son el día a día, en determinadas ciudades de algunas provincias del Ecuador.

Las gentes tienen terror de no regresar a sus casas, después de las jornadas de trabajo, o dentro de sus propias casas, de parte de os malandros que cumplen órdenes de los Carteles mexicanos o colombianos, disputándose “territorios” para distribuir los alcaloides (drogas), utilizando incluso menores de edad y enseñándoles el consumo, que tiene enfermos por su adicción a buena parte de menores de barrios populares.

Entonces, la situación delincuencial que atraviesa el país es muy grave y se requiere de cárceles muy seguras donde se aloje a “los más buscados” y a aquellos que se dan el lujo de dar órdenes desde sus celdas. Entonces el buen consejo de “menos cárceles y más escuelas” en los actuales momentos, no es válido, quizás después si, cuando se llegue a controlar la delincuencia organizada y se reduzca la criminalidad.

El tema es universal. Se conoce por los medios de comunicación, de un jóven europeo que después de asesinar a su padre, metralla en mano, a la entrada de un supermercado, descargó su metralleta contra el público y luego se suicidó.

Si creo que es la época de los “Cursos de Capacitación”. Conozco a más de un miembro de su Gabinete, que en la etapa de su ejercicio profesional, fueron excelentes capacitadores, para explicarnos las nuevas técnicas delictivas, apoyados sobre todo por la tecnología de esa época y en la actualidad hasta por la inteligencia artificial.

Recuerdo los cursos del B.C.E., en Guayaquil, de las técnicas para detectar billetes norteamericanos falsos, de cuya falsificación los delincuentes colombianos eran los mejores del mundo, la intención de éstos en esas épocas era la de esparcirlos en llas ciudades norteamericanas, gracias a Dios, descubrió la policía norteamérica los centros de falsificación y agarró a los falsificadores colombianos Se hablaba de una cifra de un millón de billetes falsos de 100 dólares.

También en el sector de los GAD, hay excelentes conocedores de cómo prevenir las acciones destructivas del “Fenómeno del Niño”, para que la población urbana y rural sepa cómo actuar. Aún cuando hay información no contrastada aún, de que el “fenómeno” se desinfló, o al menos no será tan grave como se esperaba. Las fuertes heladas en Estados centrales de los EE.UU. (USA), nos dicen lo contrario, así como los deshielos en los Polos y los cambios climáticos bruscos en Alemania y en España, asi como los incendios forestales en Turquía y las inundaciones en la India y en la China continental, no dejan de ser actuaciones preocupantes del accionar de la naturaleza y del “Cambio Climático”.

Creo que en materia de seguridad, el Presidente Noboa Azín, está actuando en el camino correcto. También lo está intentando en el aspecto económico, con sus proyectos urgentes de caracter económico, que serán un respiro fiscal para el Gobierno y pata los deudores bancarios y de tarjetas de crédito.

No es bueno desbordarse en comentarios tan negativos, aún cuando los positivos requieren de un tiempo para lograr los resultados deseados…

Dialoguemos, encontremos soluciones válidas entre las partes en conflicto, por ahora esa es la mejor solución.

 

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(c) por elmanabita - Flickr

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de las colonias africanas británicas que habían iniciado siembras masivas del grano. La
entrada de estas últimas al mercado mundial empezó a afectar el precio del cacao. La
competencia representaba menos ingresos de divisas para Ecuador. En 1899, frente a
este panorama sombrío, Vicente González Bazo, prestigioso empresario y propietario
de la Revista Comercial que se publicaba en Guayaquil, presentó a Eloy Alfaro un
proyecto relacionado con la creación de la Compañía Nacional de Cacao del Ecuador,
cuyos propietarios serían todos los productores y exportadores de cacao. Alfaro acogió
el proyecto y lo envió al Congreso. En su mensaje a los legisladores expuso:

“Los autores del proyecto indicado se proponen, mediante combinaciones mercantiles
que llevaría a cabo la Compañía, obtener mejores precios para el cacao en los
mercados extranjeros; lo que indudablemente produciría alza de precio del artículo
en el país y aumento de rentas para el Erario[…] No sería, pues, un monopolio, en
el sentido económico de la palabra, la concentración del cacao en manos de una
Sociedad; sino mas bien una liga comercial entre productores y exportadores del
referido grano para darle mayor valor y aumentar, por consiguiente, el desarrollo de
su producción, las utilidades privadas y entradas al Fisco[…] El carácter popular que
entraña la Compañía Nacional de Cacao del Ecuador, la pone al alcance de todas
las clases sociales; de suerte que sólo quien no quisiera tomar parte de esta nueva
empresa comercial quedaría sin acciones de ella. Dada la inteligente laboriosidad y
honradez tradicional de los comerciantes del Guayas que serían los directores de este
negocio el país pudiera prometerse magníficos resultados para la riqueza pública y la
riqueza privada”

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