28 marzo, 2024

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“La economía sucia, el narcotráfico, la estafa, el fraude, la corrupción son plagas contemporáneas cobijadas por ese antivalor que sostiene que somos más felices si nos enriquecemos sea como sea”.  José Mujica […]

2 comentarios

  1. Tremendo, desconcertante y de paso en la costa se sintió un temblor de 5.4 en la escala de Rigter. Que pasa con la ayuda internacional ? que no se hace presente. Saludos. Recemos por ellos.

  2. Centroamérica es una zona volcánica donde la naturaleza de vez en cuando muestra su fuerza y su poderío. Nosotros, los humanos, no podemos más que ser simples espectadores. Recuerdo que a mediados del año 1968 estaba en San José, la capital de Costa Rica. Me tocó vivir, junto con su población, todos los avatares de la erupción del volcán El Arenal. Meses después, pero ya estando en la ciudad de León, y como huésped de una familia local, me tocó vivir la erupción de un volcán cercano, a unos 20 Kms. La población era todo cenizas, y la gente se preocupaba de limpiar los techos de tejas para que el peso del material que caía no los hundiera. Me invitaron a ir a ver el espectáculo, algo del que jamás después me olvidaría. Fuimos en un Land Rover, vehículo que se le medía muy bien a las sendas que debíamos transitar. Fuimos ya anochecido, para apreciar mejor el fenómeno. Entramos al sector estudiando el viento, para que las cenizas no se nos vengan encima. El cono del volcán en erupción tendría unos 100 metros. Tomé el tiempo: cada 40 segundos se producía una explosión que arrojaba piedras incandescentes, piedras que en parte caían sobre el mismo cono aumentando así de a poco su altura, y parte se desparramaba en derredor. A alguíen de los tantos visitantes que habían llegado se le ocurrió realizar una apuesta: a ver quien podía encender un cigarrillo con una de esas piedras que arrojaba el volcán. Como ya había estudiado los tiempos, me animé a participar. Sabía que disponía solamente de 20 segundos, sinó me alcanzaban las piedras de la siguiente explosión. En realidad, al cigarrillo había que solamente apoyarlo 1 segundo en la piedra al rojo y prendía solo. En todo caso, modestamente, debo decir que gané la
    apuesta. Recuerdo también que a una distancia prudencial, pero cerca al cono principal, se había abierto un tajo en el suelo que comenzaba a arrojar vapores y algunas piedras. Cuando volvimos unos diez días después ese tajo ya era un señor volcán de cono perfecto que seguía creciendo. Escuché que la gente del lugar lo bautizaba con el nombre de Cristo Rey. También está en los recuerdos de esa jornada que me puse en el frente del río de lava que bajaba del primer volcán. Avanzaba muy, pero muy lentamente, y quemaba los arbustos que iba enfrentando. Esa lava podía avanzar líquida porque se formaba una costra en el exterior, y permitía avanzar la lava líquida que quedaba adentro. Yo retrocedía de espaldas a medida que me llegaba el calor. No había ningún peligro, solamente fué parte de una nuevaexperiencia.

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